TRIBUNA de Julien-Pierre Nouen, economista y estratega de Lazard Frères Gestion.
El FMI acaba de revisar al alza sus previsiones de crecimiento para la economía española para 2014, de 0,2% a 0,6%. Confirma de este modo la inversión de la tendencia iniciada en el verano de 2013. En ese momento, España reanudó el crecimiento tras nueve trimestres consecutivos de contracción. La evolución de los índices PMI, que a nuestro juicio son los mejores indicadores económicos, apuntan que la mejora continúa. Este índice manufacturero ha vuelto a sus niveles de 2010/2011. En cuanto al de los servicios, se sitúa en estos momentos en su nivel más alto desde 2007. También cabe recalcar que la tasa de desempleo, aunque todavía se sitúa en niveles muy elevados, se ha estabilizado en el segundo trimestre después de cinco años de subidas consecutivas.
Los datos mensuales de actividad describen bastante bien lo ocurrido en los últimos meses. Por un lado, la demanda doméstica se ha estabilizado. Las matriculaciones de automóviles han rebotado (+18% en doce meses al mes de diciembre pasado); las ventas minoristas (sin coches ni gasolina) progresan (+3,2%). La inversión de las empresas también se estabiliza, al menos en maquinaria y material de transporte. Por el contrario, el sector de la construcción sigue contrayéndose. El cambio más notable de estos últimos años, es la fuerte contribución del comercio exterior al crecimiento.
Esto se explica parcialmente por la disminución de la demanda doméstica y su impacto en el nivel de importaciones pero sobre todo por el fuerte incremento de las exportaciones permitiendo de este modo al país mejorar de manera excepcional su balance comercial: las importaciones han pasado a representar el 32% del PIB, dos puntos menos que en 2007. Sin embargo, las exportaciones españolas representan, en el mismo periodo, un 34% del PIB, siete puntos por encima del nivel de 2007. En volumen, las exportaciones han progresado más de un 20% desde el comienzo de la crisis, en 2007. En el mismo periodo, progresan un 12% en Alemania y tan solo un 3% en Francia. La casi integralidad de este crecimiento corresponde a exportaciones realizadas hacia fuera de la Eurozona.
Este buen crecimiento de las exportaciones españolas es el reflejo de la mejora de la competitividad de sus empresas. En los últimos cinco años, el coste laboral unitario ha disminuido un 8% mientras progresa un 3% en el conjunto de la Eurozona y un 7% en Alemania. España ha conseguido colmatar la brecha entre sus costes salariales y los del conjunto de la Eurozona, en los diez primeros años de la existencia de la Eurozona. ¿Cómo ha podido ser posible?
Principalmente por un ajuste brutal de sus efectivos. Estos disminuyen casi un 18% mientras que el PIB se contrae un 7%. Esto ha permitido que las empresas españolas puedan reconstituir sus márgenes de explotación hasta mejorar 7 puntos alcanzando así a las empresas alemanas. Gracias a esta mejora de los márgenes y al bajo nivel de sus inversiones, las empresas presentan hoy un desendeudamiento neto. Este factor es positivo de cara al futuro, ya que significa que podrán aumentar sus inversiones sin tener que recurrir a la financiación externa en un primer momento.
La segunda consecuencia de este retorno al excedente comercial es que permite a la balanza corriente situarse de nuevo en terreno positivo, es decir, que la economía española ya no necesita la financiación del resto del mundo, y que el nuevo endeudamiento de unos (principalmente el gobierno español) está financiado por los demás agentes domésticos. En consecuencia, el país parece menos expuesto a una nueva fase de desconfianza por parte de los mercados financieros.
De hecho, el movimiento de contracción de la prima de riesgo iniciado en agosto de 2012 tras el anuncio de Mario Draghi de hacer todo lo necesario para preservar la integridad de la Eurozona, ha continuado hasta situar el rendimiento del bono a 10 años por debajo del 4% a principios de este año, niveles desconocidos desde 2010. Este movimiento se produce aún con un déficit presupuestario del Estado español elevado (-6,8% en 2013 y -5,9% en 2014 según las previsiones de la Comisión Europea). La reducción del déficit público sigue siendo el primer objetivo del gobierno actual. La mejora coyuntural debería facilitar esta tarea ya que del 6,8% de déficit público en 2013, un 2,5% se explica por la degradación coyuntural.
En conclusión, los problemas de España no se reducían a un problema de finanzas públicas únicamente: se explicaban en gran parte por una pérdida progresiva de competitividad, hoy en día contenida y revertida. El país debería continuar su recuperación, lo que permitirá al Gobierno proseguir de manera comedida la reducción de sus déficits.