TRIBUNA de María Guinda Pérez, CFA, miembro del Comité de Inversiones Alternativas de CFA Society Spain, y socia y directora de inversiones en Whale Capital.
Este año ha sido testigo de un momento crucial para la tecnología blockchain: el lanzamiento de los primeros ETFs cripto, que ofrecen exposición directa a Bitcoin y Ethereum. Este hecho ha generado tanto entusiasmo como escepticismo, especialmente entre los inversores más tradicionales. Pero ¿qué implica realmente invertir en estos ETFs? ¿A qué te da exposición y cuál es la apuesta que estás haciendo?
El lanzamiento de estos productos recuerda al momento en 2004 cuando se creó el primer ETF de materias primas. Aquella innovación democratizó el acceso a activos como el oro, permitiendo a cualquier inversor tener exposición a ellos sin tener que lidiar con el almacenaje físico, ni los complejos mecanismos de los futuros. Sin embargo, a diferencia de las materias primas, cuyas dinámicas pueden resultar más fáciles de entender, los ETFs cripto presentan una capa adicional de complejidad. No basta con saber que estás comprando un activo digital; es crucial entender qué lo impulsa y cómo interactúa con la tecnología subyacente. Este análisis será determinante para comprender realmente lo que tienes en tus manos.
Bitcoin: el oro digital
Al hablar de activos digitales (o tokens), es fundamental saber que hay más de dos millones de tokens distintos en circulación, y no todos tienen el mismo propósito o funcionamiento. Así como no es lo mismo invertir en oro que en petróleo, tampoco es lo mismo hablar de Bitcoin (BTC) que de Ethereum (ETH). Esta distinción es clave para entender qué tipo de exposición estás adquiriendo cuando inviertes en un ETF de criptoactivos.
Los ETFs de Bitcoin te permiten invertir en la criptomoneda que muchos consideran “oro digital”, sin necesidad de gestionar su custodia. Bitcoin, aunque fue diseñado como una moneda digital, ha sido adoptado principalmente como una reserva de valor, similar al oro, y se caracteriza por su escasez (solo existirán 21 millones de bitcoins), su alta seguridad y su independencia de gobiernos o entidades centrales. En un mundo de inflación y tensiones geopolíticas, estas características lo hacen muy atractivo como refugio de valor.
Sin embargo, a pesar de que Bitcoin utiliza la tecnología blockchain para funcionar, su valor no depende directamente de la adopción de esta tecnología en otras industrias. Es más bien una apuesta por su aceptación como una forma digital de almacenar riqueza. En resumen, al invertir en Bitcoin (BTC), no necesariamente estás apostando por el futuro de la tecnología blockchain, sino por su capacidad de actuar como un refugio digital seguro.
Ethereum: la gasolina blockchain
El token de Ethereum (ETH), por otro lado, es una apuesta muy distinta. Para entenderlo mejor, imaginemos la plataforma de Ethereum como un App Store especializado en aplicaciones blockchain. Esta nueva App Store te permite tener una cartera digital (“wallet”) con la que almacenar y transferir cualquier archivo digital valioso para ti: desde un billete de tren, hasta los títulos de propiedad de una casa o incluso las acciones de una empresa. Gracias a esta tecnología se pueden transferir archivos digitales entre wallets de forma segura, directa, inmediata, sin intermediarios y garantizando siempre la propiedad. Lo que quizá para un billete de tren no tienen mucho impacto, pero para otras transacciones como las liquidaciones de acciones, dividendos, bonos, fondos o traspaso de propiedades supondría un ahorro muy importante en tiempo y costes administrativos. Las distintas aplicaciones (Apps) que permiten estos traspasos se construyen y funcionan sobre la plataforma de Ethereum.
Y es aquí donde entra el token de Ethereum, el ETH. Para poder usar estas aplicaciones y realizar transacciones, las personas, o empresas, que lo utilicen deben pagan una comisión en tokens de ETH. ¿Y por qué pagar con ETH teniendo monedas globales como el USD? La respuesta es sencilla; eficiencia. Los tokens de ETH actúan de manera similar a las fichas de una feria o un parque de atracciones; permiten moverse dentro de un mismo entorno con una única moneda de canje (sin tarjetas o bancos), simplificando las transacciones y haciendo que todo sea más eficiente. De esta manera, el valor de ETH si está directamente relacionado con el uso de la plataforma: cuanto más se utilicen estas aplicaciones, mayor será el consumo y la demanda de los tokens de Ethereum y, por lo tanto, su valor.
La gran diferencia respecto a Bitcoin es que, al invertir en un ETF de Ethereum, estás apostando por la adopción de la tecnología blockchain en su conjunto. A medida que más sectores e industrias adopten aplicaciones basadas en blockchain sobre la plataforma de Ethereum, la demanda de ETH podría aumentar significativamente. Sin embargo, también existe el riesgo (y está ocurriendo) de que otras plataformas blockchain compitan y superen a Ethereum en el futuro, lo que afectaría a su valor a largo plazo.
Conclusión
Invertir en criptoactivos a través de ETFs, ETNs o ETPs ofrece una nueva oportunidad, pero no todos los activos digitales son iguales. Con más de dos millones de criptoactivos en circulación, es crucial comprender las dinámicas que impulsan a cada uno. Bitcoin ha consolidado su posición como una reserva de valor digital, mientras que Ethereum, aunque promueve la adopción de la tecnología blockchain, podría no ser la plataforma dominante en el largo plazo. La clave está en analizar el propósito y la funcionalidad de cada activo, para tomar decisiones de inversión informadas y estratégicas.