El otro día una agente de policía confundió a Bob Dylan con un mendigo, y lo que es peor aún, una vez que se identificó, la joven policía no sabía quién era ese pequeño hombrecillo que atendía al nombre de Bob Dylan (“The times they are a-changin” que diría el propio Dylan). Hay algo evidente: las cosas cambian y cada vez más deprisa.
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