Etienne Deniau, director de desarrollo de Negocio en el área de gestión de activos de Société Générale Security Services, repasa las modificaciones que introduce la normativa, los retos que supone y las probabilidades de que se retrase su implementación.
La palabra transparencia domina todas las discusiones sobre MiFID II, una importante ola de regulación impuesta a la industria financiera internacional desde el comienzo de la crisis financiera global. Si los objetivos de la nueva directiva se consiguen, los resultados supondrán una gran transformación. Sin embargo, se han expresado dudas sobre la viabilidad para implementar la directiva en la fecha fijada, el 3 de enero de 2017, dudas que se están empezando a traducir en una amplia aceptación de que se va a necesitar más tiempo de preparación.
En el momento de escribir este artículo (principios de diciembre 2015) la probabilidad de que se produzca un retraso de por lo menos un año parece aplastante. Muchos puntos vitales de calado siguen sin resolverse y la industria no puede construir soluciones eficaces basándose en casos hipotéticos. La industria necesita hechos claros si quiere desarrollar con éxito y con un coste eficaz la nueva infraestructura que MiFID II va a requerir.
Es prácticamente imposible sobrestimar la amplitud y profundidad de MiFID II. Es un intento de abarcarlo todo y de cubrir muchos aspectos sobre muchos temas en una sola regulación, con algo para todos. MiFID II afecta a los vendedores de fondos. Afecta a los gestores. Afecta a los asesores de inversión. Afecta a la banca privada. Y también afecta a los inversores.
Una encuesta realizada recientemente por Société Générale Securities Services a clientes sobre la preparación para la regulación, identificó la nueva directiva como el principal cambio a afrontar en la mente de los clientes. Por un lado, las plataformas de negociación tendrán que implementar nuevos sistemas de control invasivos para cumplir con los requisitos de transparencia. Por otra parte, los miembros de estas plataformas de negociación tendrán que considerar el impacto que tendrá el nuevo régimen de transparencia en sus propias actividades de trading. Será con certeza el principal impulsor del gasto en tecnología en 2016.
Para el observador profano, incluso se podría argumentar que para los participantes de mercado activos, MiFID II resulta de difícil comprensión debido a su naturaleza tan diversa. La longitud de la norma es otra complicación ya que cuenta con miles y miles de páginas muy densas.
Mientras que la primera directiva MiFID cubría solo la renta variable, la versión mejorada también incluye bonos, derivados, materias primas y productos estructurados como consecuencia del interés de los reguladores por impulsar la negociación de más clases de activos en plataformas o sistemas de negociación reconocidos. Los elementos clave relativos a la transparencia incluyen disposiciones para la presentación de informes extendidos y controles más estrictos sobre trading. Para el marketing y la distribución un cambio importante relativo a la compensación de asesores financieros y gestores dictará los cambios futuros en los modelos de distribución.
Para la regulación de los productos habrá un mayor énfasis en la idoneidad de productos individuales para inversores individuales, casando no solo sus necesidades actuales, sino también como éstas evolucionan a futuro. Más requisitos sobre el mantenimiento de registros amenaza con convertirse en una pesadilla logística que requiera una extensa inversión en tecnología.
MiFID II refuerza los requisitos de mejor ejecución de la primera directiva y aumenta su alcance mucho más allá de la renta variable y los bonos. En MiFID I el lema era “el mejor resultado para el cliente”. MiFID II extiende este concepto para incluir el precio, coste total de la transacción, velocidad de la transacción (como el tiempo que pasa desde que las plataformas reciben la orden hasta su ejecución real) y la probabilidad de que la transacción ocurra dentro de los parámetros de la orden.
Las nuevas normas sobre la mejor ejecución incluyen un informe sobre la calidad de la ejecución en el que las órdenes se deben agrupar por instrumento financiero, plataforma de negociación y tipo de orden. Cualquier motivo que haya llevado a una institución financiera a ejecutar una orden en una plataforma específica también deberá listarse. Esto incluye incentivos, accionistas comunes, relación entre la matriz y la filial, descuentos, etc. Aquí como en la mayoría de las medidas de MiFID II, todo debe ser transparente, justificado y divulgado.
Uno de los cambios más significativos probablemente tendrá lugar en marketing y distribución debido a las nuevas normas propuestas relativas a la remuneración. Los miembros de las redes de distribución que tradicionalmente han recibido incentivos financieros de gestores de fondos y de otros proveedores de instrumentos financieros tendrán que ser remunerados de otra forma. Deberán decidir si serán independientes o si se vincularán a promotores de fondos. Esto cambiará por completo el modelo de distribución, afectando tanto a la estructura como a las comisiones.
En este nuevo entorno, el precio y el coste del análisis también podrían complicarse tanto en el lado de venta como en el de compra. De confirmarse, muchos contratos tendrán que revisarse. El análisis se tendrá que pagar de alguna forma y esto va a aumentar el coste total de la inversión. Si la cantidad de análisis disponible para los inversores se reduce, si la calidad del análisis disponible se reduce, si la competencia para producir análisis se reduce, esto podría provocar un aumento del riesgo de inversión.
Semejantes restricciones potenciales favorecen el desarrollo de nuevos modelos de distribución para el análisis. Un modelo emergente es la plataforma RSRCHX. Este mercado online, lanzado en septiembre de 2015, alberga análisis de firmas especializadas en diversos temas como las materias primas, la distribución online, el transporte global, fusiones y adquisiciones, video-juegos, macroeconomía china, tecnología sin cables para el hogar, flujos de liquidez global y el sector fintech. Asegura tener una oferta de miles de notas de análisis que son transparentes, tasadas con precios y disponibles para compra individual o suscripciones.
Aunque el tema de los tiempos es incierto, MiFID II está por llegar. La industria necesita utilizar cualquier margen que den los reguladores y trabajar unida para poder ofrecer una estructura de mercado, transparencia y la protección al inversor que se buscan como objetivos. Los reguladores y los inversores necesitan reconocer que cada mejora en la transparencia implica mayor complejidad y mayores costes, incluyendo la reducción de la liquidez.
En España la clave estará en ver cómo se transpone la directiva a nivel local. La CNMV se enfreta al reto de adaptar la norma para que refleje de la manera más eficiente las peculiaridades de la industria local. Las entidades se encuentran ante un gran reto a la hora de diseñar su modelo de negocio futuro, ya que la directiva va a afectar a su actividad.
Se ha lanzado el guante de la regulación. La industria debe recogerlo y afrontar el reto.