¿Oportunidad para las pequeñas y medianas compañías?

Scott Woods_CTI_Columbia Threadneedle_noticia_2
Firma: cedida (CTI).

TRIBUNA de Scott Woods, gestor de Global Small & Mid Caps, CTI. Comentario patrocinado por Columbia Threadneedle Investments.

El entorno actual que estamos viviendo de tipos de interés estables y con tendencia a la baja, y un entorno macroeconómico relativamente estable en la mayoría de las regiones, hace que el entorno vuelva a ser interesante para las pequeñas y medianas compañías debido a la valoración. El mercado de pequeña capitalización ofrece una exposición a compañías de calidad de todo el mundo con unos motores de beneficios diversos y potencial de resiliencia. Dada la enorme concentración del mercado de gran capitalización y que las pequeñas compañías se negocian a unos precios históricamente bajos, esta clase de activos puede ofrecer una excelente oportunidad para diversificar la cartera a unos precios atractivos.

Una clase de activos excelente

Los valores de pequeña capitalización constituyen la gran mayoría de las compañías cotizadas en bolsa, cuyo valor de mercado total suele oscilar entre 250 y 10.000 millones de dólares estadounidense cada una. El ingente tamaño de este universo significa que hay menos cobertura de analistas y que la información sobre las acciones puede ser escasa, por lo que es un mercado menos eficiente. Sin embargo, como inversores activos y dotados de recursos, creemos que es una clase de activos excelente en la que pueden encontrarse negocios brillantes que ofrecen una oportunidad de alfa diferenciada.

Las acciones de pequeña capitalización presentan intrínsecamente más riesgos que los grandes valores. Su menor tamaño significa que la liquidez es limitada. A menudo son más sensibles a la economía y es posible que necesiten endeudarse para financiar su crecimiento. También pueden ser percibidas como negocios poco maduros, que no han pasado por la prueba de varios ciclos económicos. Todo ello implica que resultan más susceptibles de experimentar volatilidad de precios. Como clase de activos de mayor beta, las acciones de pequeña capitalización suelen caer más durante los periodos de incertidumbre, aunque repuntan con fuerza tras las contracciones y suelen superar el ritmo de recuperación de los grandes valores.

Un ejemplo es la pandemia del COVID-19 de 2020. Cuando se impusieron los confinamientos, las pequeñas compañías salieron más afectadas que las grandes, y registraron caídas de en torno al 40% en el punto álgido de las pérdidas, comparado con un 33% de las compañías de gran capitalización. Sin embargo, al relajarse las restricciones y volver a aumentar el gasto de empresas y consumidores, hubo un interés renovado por esta clase de activos y su rebote fue más pronunciado. Ambas clases de activos cerraron 2020 con un rendimiento de en torno al 16,5%.

Adoptar un perfil internacional

Existe la suposición de que las pequeñas compañías suelen orientarse a su mercado nacional. Cualquier fluctuación de las perspectivas económicas o políticas regionales afectará más a los pequeños valores. Aunque el domicilio de una compañía no dicta la calidad de su negocio, ni indica dónde genera sus ingresos, su cotización puede verse arrastrada por el sentimiento de mercado regional. Invertir a escala mundial reduce la exposición a un único mercado de renta variable o un grupo reducido de ellos, permitiendo a los inversores captar el excedente de rentabilidad potencial de un conjunto más amplio de oportunidades de pequeña capitalización, muchas de las cuales son empresas internacionales. Efectivamente, en los últimos 25 años, la rentabilidad ajustada al riesgo de las pequeñas compañías mundiales ha sido superior a la de las regiones individuales.

Calidad frente a valor

Una valoración barata no debería ser el único motivo para invertir en algo. Las pequeñas compañías a menudo recurren a financiación a corto plazo para respaldar su crecimiento, suponiendo que tengan acceso a crédito. Tras la crisis de los bancos regionales estadounidenses del año pasado, el crédito a las pequeñas empresas se ha ido contrayendo. Y, por supuesto, todo deterioro en la confianza económica tendrá inevitablemente una incidencia. Para muchas empresas, es bastante posible que este descuento esté justificado.

Por este motivo, creemos que ahora es el momento de invertir en valores de pequeña capitalización de calidad. Las compañías de calidad suelen tener un apalancamiento relativamente reducido y unos balances sólidos, por lo que no deberían verse tan afectadas por la necesidad de refinanciar deuda a unos tipos más altos. Suelen ser generadoras de efectivo y deberían estar mejor preparadas para capear una contracción. Esto las respaldó en los primeros tiempos de la pandemia y debería significar que están más bien posicionadas en caso de desaceleración económica.

Además, muchas tienen poder de fijación de precios, que les permite resistir bien en épocas de inflación. Muchas también deberían beneficiarse de las mismas oportunidades estructurales que existen para las grandes capitalizaciones. Podría ser la expansión de la IA, la innovación en la atención sanitaria o soluciones ante la crisis climática, tanto sus causas como su impacto. Las pequeñas compañías a menudo son las facilitadoras, que proporcionan los productos o servicios esenciales integrados en los procesos de sus clientes.

En este grupo de calidad pueden encontrarse algunas de las oportunidades más atractivas. Cuando hubo el reajuste de las valoraciones de 2022, los inversores cambiaron de acciones de crecimiento más caras a valores más baratos, compañías expuestas a la energía o aquellas consideradas defensivas. Se prestó poca atención a la calidad fundamental de las compañías. Las que cotizaban con una prima con respecto al mercado (como suele ser el caso de las empresas de alta calidad) fueron las más afectadas durante el reajuste de las valoraciones.

A primera vista, puede que algunas de estas compañías no parezcan baratas en comparación con el mercado en general, por ejemplo, sobre la base de un simple ratio precio/beneficios. Sin embargo, el carácter constante y acumulativo de sus beneficios significa que siguen siendo baratas en relación con su valor intrínseco. Son compañías de trayectoria demostrada con unos buenos flujos de efectivo, y deberían poder resistir en un entorno de altos tipos de interés. La oportunidad de inversión en muchas de esas compañías de calidad que sufrieron una ola de ventas sigue siendo válida. Ahora ofrecen un punto de entrada atractivo para los inversores activos a unos precios más baratos que anteriormente.

En Columbia Threadneedle somos inversores de crecimiento de calidad. Para nosotros, no se trata de encontrar las acciones de más rápido crecimiento, sino más bien de la calidad, la solidez de los márgenes, la rentabilidad, el balance de una empresa y ahí a menudo vemos la posibilidad de que podamos, por ejemplo, incluir valores que interesantes que observábamos y que ahora consideramos buen momento para incluirlos en nuestra cartera.

Un ejemplo interesante de compañía es WD-40. Amarillo sobre fondo azul, tapa roja: mucha gente tiene un spray de WD-40 en casa, en el sótano o en el garaje. Los distintos aceites y lubricantes del Nasdaq americano llevan años en el mercado y apenas han cambiado desde entonces. El producto tiene una aplicación muy amplia, fue desarrollado originalmente para profesionales y presentado en el mercado como un producto premium, por lo que también tiene el poder de fijación de precios correspondiente. Por todo ello es una de las compañías favoritas del fondo CT (Lux) Global Smaller Companies.