Perspectivas de las divisas emergentes

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Imagen cedida

En mayo del año pasado los países emergentes sufrieron una fuerte depreciación en sus divisas y la salida de dinero en activos, tanto de renta fija como de renta variable. Las razones son conocidas. El anuncio de retirada de estímulos por parte de de la Reserva Federal de EE. UU., la desaceleración de la economía china y en última instancia los desequilibrios internos.

En 2014, con la concreción del tapering, se vuelve a un escenario similar. Las salidas de divisas de emergentes, en mes y medio, ascienden a 4.500 millones de dólares (en todo 2013 fueros 29.200 millones). La intervención de los bancos centrales para evitar la crisis de divisas ha sido rápida: véanse las subidas de tipos de interés en Turquía, Sudáfrica o la India o la venta de parte de las reservas de divisas en varios de estos países. Veamos las dos alternativas:

Por supuesto, ni los efectos ni las implicaciones son homogéneos en todos los países, pero sí se puede decir que, a pesar de las subidas, el tipo de interés ajustado por la inflación en la mayoría de países emergentes sigue siendo muy bajo, de forma que esas rentabilidades no son suficientemente atractivas como para compensar el riesgo de invertir en aquellas zonas.

La otra opción, que es la utilización de las reservas de divisas, dista mucho de ser igual en todos los emergentes: Rusia, con 498.000 millones de dólares (a pesar de reducir sus reservas en un 6% en Enero de este año) es el emergente con más reservas, seguido de Taiwán y Brasil. Enfrente vemos a Argentina, Sudáfrica, o Turquía, sin apenas dólares en sus arcas (Ankara ha reducido sus reservas en un 27% en 2014). Estas cifras revelan lo limitadas que son estas políticas en determinados países.

Las medidas más efectivas a medio plazo son corregir los desequilibrios en la balanza comercial y reducir el déficit fiscal. Es cierto que las depreciaciones de divisas tienen una influencia negativa sobre el déficit fiscal, por la mayor factura en los intereses de la deuda. Pero también es verdad que, en aquellos países con peor balanza energética y que subsidian los precios de la energía, el deterioro de las cuentas públicas se incrementa. Un ejemplo de esta combinación de políticas es Indonesia que, tras defender su moneda gastando cerca de 20.000 millones de dólares en 2013 (con escaso éxito) ha decidido parar la venta de dólares, subir los tipos de interés y eliminar los subsidios a la gasolina. Comoconsecuencia, la rupia en 2014 se ha estabilizado.

Como conclusión a la hora de invertir en emergentes, debemos discriminar de un modo estricto dentro del universo de inversión y buscar la oportunidad en países con superávit en la balanza comercial y déficit fiscales controlados.