TRIBUNA de John Pattulo y Nick Maroutsos, gestores en Janus Henderson Investors. Comentario patrocinado por Janus Henderson Investors.
TRIBUNA de John Pattulo y Nick Maroutsos, gestores en Janus Henderson Investors. Comentario patrocinado por Janus Henderson Investors.
Parece que los próximos meses de 2018 seguirán siendo interesantes para los mercados de activos, en particular para la renta fija. La política monetaria ha sido un impulsor técnico clave para los precios de los activos en los últimos años, por lo que los cambios que se están produciendo podrían alterar los mercados. El debate en torno a la solidez de la economía global también plantea preguntas sobre el rumbo que tomarán en el futuro la inflación, los tipos de interés y la situación de las empresas.
Tener o no expansión cuantitativa
En su última reunión de política monetaria de 2017, la Reserva Federal sugirió que podría elevar los tipos de interés en unos 75 puntos básicos a lo largo de 2018, reduciendo al mismo tiempo su balance mediante la limitación de su expansión cuantitativa (QE). Aunque se prevé que el Banco de Japón y el Banco Central Europeo sigan llevando a cabo compras netas de activos, existe la posibilidad de que se produzca un punto de inflexión en 2018 a partir del cual el volumen total de las compras de los principales bancos centrales comience a descender (véase el Gráfico 1). Los inversores, que suelen mostrar una mayor sensibilidad a los precios que los bancos centrales, tendrán que compensar las carencias, lo cual podría traducirse en rentabilidades mayores y precios menores de los bonos.
Para Nick Maroutsos, gestor del fondo Janus Henderson Absolute Return Income, esta cuestión no pasa desapercibida y afirma que: “Un tema que estamos vigilando de cerca es el potencial de mayor volatilidad. Por consiguiente, esperamos que el posicionamiento en duración sea un factor importante en la gestión de carteras de renta fija este 2018. Creemos que un sesgo encaminado a minimizar el riesgo de duración (la sensibilidad a los tipos de interés) es probablemente la vía más prudente”.
Su compañero Bill Gross, que gestiona el fondo Janus Henderson Global Unconstrained Bond, cree que es probable que los tipos más a largo plazo suban en 2018, aunque será a un ritmo moderado. Considera que la larga evolución alcista del mercado de bonos ha llegado a su fin. Además de la disminución de las medidas de expansión cuantitativa de los bancos centrales, cree que la solidez de la economía estadounidense ejercerá presiones al alza sobre las rentabilidades: “Las rebajas de impuestos y el incremento de los déficits presupuestarios suponen un estímulo fiscal temporal que podría elevar la inflación hasta el objetivo clave del 2% que tanto tiempo lleva persiguiendo la Reserva Federal”.
¿Reflación?
Las decisiones que tomen los bancos centrales se basarán en las perspectivas de inflación dada la importancia de este parámetro en los mandatos de los reguladores. La inflación se ha mostrado sorprendentemente contenida teniendo en cuenta los fuertes descensos del desempleo registrados en numerosos países occidentales. Sin embargo, el repunte sincronizado a finales de 2017 y comienzos de 2018 del crecimiento económico en el conjunto de las economías desarrolladas ha dado pie a teorías de que se restablecerá la inflación.
Fuente: Thomson Reuters Datastream, de enero de 2007 a diciembre de 2017. Pronosticos en áreas sombreadas. No se garantiza que las previsiones terminen materializándose.
Jenna Barnard, una de los gestoras del fondo Janus Henderson Horizon Strategic Bond, reconoce este punto y sostiene: “Sin duda, el mayor riesgo para todas las clases de activos de renta fija es la inflación de los salarios. Si percibimos señales de que este bajo desempleo de Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Japón se traduce en inflación salarial, los bancos centrales volverán a entrar en juego y asistiremos a subidas de los tipos de interés significativamente más rápidas. Hasta ahora, no las hemos percibido. La teoría de la curva de Phillips [que postula que el descenso del desempleo se traduce en la inflación de los salarios] parece no cumplirse”.
John Pattullo, cogestor del fondo con Jenna, se muestra de acuerdo en este punto: “Puede que asistamos a subidas cíclicas a corto plazo (y de escasa magnitud) en la rentabilidad de los bonos, si bien los favorables factores estructurales a largo plazo para los bonos permanecen intactos”. Los factores estructurales a los que se refiere son, entre otros, los parámetros demográficos del envejecimiento de la población, los efectos deflacionarios de la sustitución de la mano de obra por tecnología y los cambios en las conductas desde la crisis financiera, que han llevado al sector privado a una mayor cautela a la hora de asumir deuda incluso aunque los tipos de interés se encuentren en mínimos históricos (véase el Gráfico 2).
Además, apunta que algunos de estos factores disruptivos, concretamente la evolución tecnológica, implican que los inversores deben ser selectivos a la hora de escoger emisores corporativos. “La clave será seguir siendo selectivos y disciplinados ante lo evidente de que nos encontramos en la última fase del ciclo dado el grado de dispersión existente entre sectores. Esta circunstancia se magnifica por los notables cambios tecnológicos e industriales que afectan a determinados sectores y se reflejan en nuestro enfoque de evitar ciertos ámbitos en general”.
Diversidad global
Todos los fondos que se mencionan en este artículo invierten en todo el mundo. Phil Apel, cogestor del fondo Janus Henderson Horizon Total Return Bond, piensa que las diferentes dinámicas que entran en juego en los diversos sectores y regiones pueden ayudar a los gestores a detectar posibles oportunidades, en especial cuando las valoraciones se encuentran ajustadas en algunas áreas: “En un entorno de crecimiento positivo y con el persistente respaldo del Banco Central Europeo, creemos que siguen existiendo núcleos de valor en países del sur de Europa como España y Portugal. Los mercados de tipos europeos con vencimiento a largo plazo parecen ofrecer un valor relativo adecuado dado el significativo pronunciamiento de la curva de rentabilidades en relación con otros mercados desarrollados”.
En Australia, percibimos oportunidades dado el riesgo a la baja para su economía, con motivo de la dependencia de las materias primas y las valoraciones extremas en el mercado de la vivienda. Entretanto, los mercados emergentes ofrecen niveles de rentabilidad no disponibles en mercados más desarrollados. Esto brinda oportunidades a los inversores activos, si bien existen numerosos riesgos en esta área, por lo que es fundamental un equilibro de convicción basada en análisis y de precaución.
Fuente: St Louis Fed, diciembre 2017.
El presente artículo refleja la opinión del autor en el momento de su redacción. Las referencias a títulos, sectores o clases de activos no constituyen ni forman parte de una oferta o invitación para su emisión, venta, suscripción o compra.
Las rentabilidades pasadas no son indicativas de rentabilidades futuras. El valor de las inversiones y las rentas derivadas de las mismas pueden disminuir o aumentar y es posible que los inversores no recuperen la cantidad invertida en un principio.