En el mercado español, los ETF presentan varios problemas que dificultan su adopción. En particular, y pensando exclusivamente en su adopción por el público retail y su distribución por parte de las instituciones financieras, existen dos que son muy claros. El primero es el diferente tratamiento fiscal para las personas físicas entre fondos y ETF. El segundo es que los ETF, debido a sus bajos costes de gestión, no tienen ningún margen de maniobra para ofrecer incentivos a la comercialización como sí suelen hacer los fondos. Así, la distribución de ETF siguiendo el modelo de fondos tradicionales no proporciona ningún atractivo comercial al distribuidor.
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