TRIBUNA de Fernando Cano, gestor de carteras de renta variable en CNP Insurance Services, perteneciente a la serie Visión de Fondo del Profesional CFA.
No hay otro país en el mundo tan complejo y diverso y con tanto potencial de desarrollo para las próximas décadas como China, que, según estimaciones de la OCDE o del FMI, ya la sitúan en el futuro como la primera economía del mundo por delante de la todopoderosa América.
Es un país opaco y cerrado, pero desde el nombramiento del primer ministro chino, Li Keqiang, con su revolución “autoimpuesta” para que el Estado tenga menos poder y haya más liberalizaciones, es el cambio de marcha que necesita su economía para abrirse al mundo.
Qué puedes encontrar en China:
1) Muchos sectores están cerrados a la competencia privada o extranjera. Las empresas estatales pueden suponer entre un 40% o 50% del PIB y es una de las razones de la ralentización económica de los últimos dos años.
2) La Asamblea Popular Nacional (APN) es la cámara legislativa del mayor Estado comunista del mundo y, paradojas de la vida, también es una de la reuniones de millonarios más exuberantes del planeta. Puedes encontrar a un diputado cuyo patrimonio asciende a 12.600 millones de dólares.
3) Unos datos macroeconómicos básicos:
a) Crecimiento del sector industrial: +10,1%.
b) Tasa de desempleo: +4,1% (si España tuviera esta tasa, nos habrían dado las Olimpiadas del 2020).
c) Consumo doméstico: 38% del PIB (62% del PIB son exportaciones).
d) Inversión en activos fijos (infraestructuras y proyectos inmobiliarios): 42% del PIB (se alcanzó un pico del 67% del PIB en 2009).
e) Inflación 2012: +2,6%.
f) PIB 2012: +7,8% (en el 2007, el PIB fue superior al 14%).
g) Reservas extranjeras: más de 3 trillones de dólares.
h) Clase media: 25% de la población.
i) Salario medio/hora: 2,5 dólares.
4) Tampoco es tema baladí que las estadísticas chinas no son famosas por su fiabilidad, precisamente, y hay que cogerlas con alfileres. Tanto es así, que el mismísimo primer ministro, antes de serlo, cuando era jefe del partido de una provincia, prefería estudiar su evolución económica a través de indicadores como volumen de carga en los ferrocarriles, consumo de electricidad y créditos concedidos por la banca.
Las desigualdades económicas siguen siendo muy grandes (ya menos de la mitad vive en poblaciones rurales) y se prevé que el PIB per cápita se duplique para 2020. Curioso que, en el masivo éxodo rural, muchas familias hayan quedado atrapadas en infraviviendas/ratoneras de metrópolis como Hong Kong (puedes llegar a ver familias de tres miembros viviendo en un espacio de menos de cuatro metros cuadrados, donde la única solución es apilar todos sus enseres en vertical; sólo un chino es capaz de vivir así).
También muchos hablan de la “banca en la sombra” o créditos no regulados de China. Esos créditos aumentaron desde los 800.000 millones de yuanes en 2008 a los 7,6 billones de yuanes en 2012, pero el problema real de China no es el volumen de crédito en la sombra, sino su calidad y la capacidad del sistema para absorber potenciales pérdidas. Veamos comparativamente la banca en la sombra de otras regiones: se estima que el total mundial de activos de la banca en la sombra en 2011 ascendía a 67 billones de dólares, de los cuales USA aportaba 23 billones; la zona euro, 22 billones y, el Reino Unido, 9 billones. La banca en la sombra china tan sólo representa cerca de 2,2 billones de dólares y está dominada por créditos a prestatarios de mayor riesgo como los gobiernos locales, los promotores inmobiliarios y las pymes. La introducción de medidas para enfriar el mercado inmobiliario y de nuevos controles regulatorios directos sobre los créditos de la banca en la sombra es un paso en la dirección correcta.
Razones de los débiles datos macro de China
Demanda externa floja, consumo interno débil, costes laborales en aumento, productividad baja y excesiva dependencia de la inversión para impulsar su crecimiento. Por la ley de rendimientos decrecientes, China necesita invertir mucho más para generar una unidad adicional de producción. Por eso, la ralentización totalmente normal de su economía.
Para llegar a la siguiente etapa de desarrollo económico, China necesita un nuevo modelo de crecimiento basado más en el consumo doméstico y menos en la inversión. Para equilibrar la balanza, tiene que reducir el ritmo de crecimiento de la inversión y, por tanto, la tasa de crecimiento del endeudamiento (200% del PIB sumando deuda privada y pública) y aumentar la tasa de crecimiento del consumo.
Esta transición haría que las tasas de crecimiento futuras del país se encuentren alrededor del 5% o 6%, y ya hay previsiones de que llegará a crecer en torno al 3,5% cuando haya una convergencia total con los países desarrollados y sea la primera potencia mundial económica. El objetivo del gobierno para este año 2013 es del 7,5%, pero dentro de unos años hablaremos de un 5% sin que eso suponga un descalabro económico, porque sería un modelo mucho más saludable y duradero. Un crecimiento económico muy fuerte y descompensado siempre favorece la formación de burbujas.
Otra de las prioridades del nuevo gobierno es la internacionalización del yuan, clave para los inversores. El mayor peso que tendría la divisa china en el ámbito internacional vendría de la mano de la emergencia de los emisores de deuda corporativa del gigante asiático (destacable el desarrollo de los “bonos Dim Sum”, emisiones en renminbi de compañías extranjeras que tienen intereses económicos en China).
Más del 90% de la población lee las mismas noticias (la penetración de Internet en China es de un sólo 30% frente al 80% de USA), por tanto, los principales anuncios de políticas y programas de reformas pueden impulsar importantes reacciones emocionales en los mercados. China es un país que está en plena transición económica y que seguirá creciendo como potencia económica y como país. Serán los líderes indiscutibles del futuro.