Una cartera concentrada aumenta el riego asumido y puede deteriorar los rendimientos en el largo plazo

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Iñigo Bilbao Goyoaga. Fuente: Cedida

TRIBUNA de Íñigo Bilbao Goyoaga, partner de Estudios Bursátiles SL y experto en IIC e inversión colectiva.

El performance attribution de una cartera es el estudio que detalla dónde hemos acertado o nos hemos equivocado al construirla. En muchos casos, nos encontramos con que unos pocos valores han aportado la mayor parte de la rentabilidad del portfolio. Este dato objetivo nos puede llevar a pensar de forma miope que, si hay claras las inversiones que quiero realizar, ¿por qué debo incorporar otros títulos de los cuales no estoy tan seguro o no tengo la misma convicción?

En la industria de la gestión de patrimonios he conocido diferentes perfiles de inversores durante las tres últimas décadas. Un inversor muy concreto es aquel que le gustan las carteras concentradas, bien sea como gestor o inversor de las mismas. En ambos casos hay una característica común: tienen una tolerancia alta al riesgo.

La diversificación nos aporta dos vectores. El de la disminución del riesgo asumido, algo que nadie pone en duda, pero también nos proporciona un mayor rendimiento de la inversión. Esta segunda contribución es menos intuitiva.

Volatility Drag

Hay inversores que desconocen que, cuanto mayor volatilidad asumimos, también podemos perjudicar los rendimientos que vamos a obtener en el largo plazo. En la industria este efecto se denomina volatility drag o el efecto arrastre de la volatilidad.

Dicho efecto anómalo está muy relacionado con la magia del interés compuesto. Cuando una cartera diversificada y de menos riesgo cae, lo hace en una proporción controlada. Sin embargo, cuando una cartera concentrada cae, lo hace en mayor proporción. A veces dicha retrocesión incluso puede ser muy acentuada. A la hora de recuperarse, habremos mermado la magia que nos aporta la reinversión del interés compuesto.

Aquellos inversores con mayor tolerancia al riesgo pueden estar más inclinados a concentrar sus inversiones en pocos títulos o sectores, pero de mucha convicción. Está en la naturaleza humana pensar que, si algo salió bien, quizá una buena opción hubiese sido invertir más dinero en esa idea y haber reducido o incluso eliminado otras menos interesantes.

Sin embargo, esto es un espejismo y una forma miope de ver la cuestión. Puede ser que un año o incluso varios, esa teoría de la convicción funcione, pero lo más probable y empíricamente demostrable es que, a 10 años vista, una cartera más diversificada acabe superando a la concentrada en más del 80% de los casos.

Ventajas de diversificar

La diversificación ayudará a disminuir el impacto en el retorno del fondo o ETF cuando se produzca una caída brusca en una sola de las inversiones de la cartera. Cuanto menos correlacionados estén los títulos que componen la cartera, reduciremos el impacto que la caída de uno sólo de los valores tenga en la misma. Es por este motivo por el que los fondos sectoriales o temáticos aportan mayor volatilidad total a las inversiones y el motivo por el que recomiendo fondos multi-temáticos. Este tipo de fondos permiten al gestor diversificar entre varios sectores y así mitigar dicho efecto.

Como conclusión, podemos indicar que la diversificación es un vector esencial para la obtención de resultados positivos en nuestros ahorros. Nos permite disminuir la exposición que tengamos al efecto arrastre de la volatilidad, conocido con el término volatility drag en la industria, que se produce en las carteras concentradas.

La diversificación, por consiguiente, nos aportará valor añadido para conseguir rendimientos positivos y obtener un montante satisfactorio en el largo plazo, algo necesario para cumplir nuestros objetivos en la planificación de la jubilación.