TRIBUNA de Phil Milburn y Claire McGuckin, cogestores de las carteras de bonos de alto rendimiento de Kames Capital.
En términos de liquidez, parte de la ‘sequía’ que sufre actualmente el mercado responde al periodo vacacional vivido en Europa y Estados Unidos. No cabe duda de que el mercado se comporta de forma algo estacional, ya que los traders suelen decirle a los que se quedan que no tomen ningún riesgo en su ausencia lo que, lógicamente, se traduce en menos liquidez. Sin embargo, conviene recordar que la deuda de alto rendimiento es, de por sí, una clase de activo ilíquida. Aunque nosotros deseamos generar la mejor rentabilidad posible para nuestros clientes, somos conscientes de que los intermediarios quieren obtener el máximo posible para sus accionistas, por lo que trabajamos con ellos para conseguir la mejor ejecución a lo largo del ciclo en vez de presionar por una ventaja a corto plazo. Básicamente, la liquidez es muy cobarde y huye a la primera señal de peligro. Sin embargo, a la hora de gestionar un fondo, conviene mantener la vista puesta en el peor escenario posible y no tanto en los niveles de liquidez.
Las declaraciones de los banqueros centrales han provocado un repunte en la volatilidad de los diferenciales que nos preocupa un poco pero que también hemos recibido con cierta alegría. Después de seis años, estamos superando el periodo de mayor estímulo monetario extraordinario de la Historia, durante el que se ha mantenido una férrea política de tipos de interés cero. Cerrar esa etapa sin registrar turbulencias exigiría un esfuerzo hercúleo. Aunque la Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra tendrán que hablar más sobre el fin de las medidas de estímulo y las condiciones de los mercados financieros, a los bancos centrales también les corresponde la supervisión de estos mercados, algo que nos gustaría ver más a menudo.
Nuestro sueño es que, a largo plazo, todos los bonos cotizarán, lo que resultará positivo tanto para la visibilidad del precio y de la liquidez como para los estándares del mercado. Siendo realistas, los reguladores se enfrentan a una fuerte resistencia pero, si la retórica regulatoria consigue que parte del ‘dinero caliente’ abandone el mercado, bienvenida sea. Nos encontramos en un periodo que no es ni extremadamente bajista ni extremadamente alcista. Así que estamos algo preocupados, sí, pero de forma positiva más que negativa.
Nuestras perspectivas para el mercado high yield para el resto del año son relativamente optimistas, siempre que aceptemos como ‘optimista’ una rentabilidad anualizada cercana al 5%. Septiembre debería traer algunas emisiones interesantes y esperamos que el precio sea razonable. Usando una analogía futbolística, el resto del año se parecerá más a los pases cortos que a un cañonazo desde fuera del área, pero nos gusta ese tipo de entorno. Aunque el mercado ha sufrido un shock de liquidez, parece que lo ha gestionado relativamente bien.
Esperamos que los inversores aprendieran en julio la lección sobre la compra indiscriminada de crédito a precios que no compensaban los riesgos asociados y que ha provocado un deterioro generalizado de las cláusulas de protección. Sería bueno que el mercado ejerciese una mayor disciplina de inversión y, si a la gente le ha ido mal esta vez, puede que eso resulte positivo para el mercado a largo plazo.