TRIBUNA de Patricia De Arriaga, subdirectora general de Pictet AM. Comentario patrocinado por Pictet Asset Management.
Las ciudades ocupan tan solo el 2% de la superficie terrestre, pero albergan a más de la mitad de la población mundial y generan el 80% de la producción económica total1. Además, su predominio va en aumento: en 2045, 2.000 millones de personas más vivirán en zonas urbanas, lo que sin duda ejercerá una presión añadida sobre infraestructuras, recursos y el medio ambiente. Afortunadamente, los responsables de la planificación y construcción de los centros urbanos del futuro han tomado nota y, junto al sector privado, están trabajando para conseguir ciudades más seguras, sostenibles y mejor conectadas.
Esto es también una buena noticia para el inversor, ya que el desarrollo de ciudades inteligentes creará importantes oportunidades de negocio para una gran variedad de empresas, que se calcula podrían ver crecer sus ingresos en más de un 15% anual2.
El fomento de las ciudades inteligentes está al orden del día. Por ejemplo, figu-ra expresamente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. En particular, el ODS 11 requerirá importantes esfuerzos para lograr, de aquí al 2030, ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles3. Según Citigroup, ello requerirá una inversión anual de 2,1 billones de USD en infraestructuras, viviendas, educación, sanidad, ocio y edificios4.
Estas tendencias han impulsado Pictet Asset Management a desarrollar la estrategia SmartCity, con el objetivo de invertir en empresas innovadoras que contribuyen a construir, gestionar y mejorar la calidad de vida en las ciudades.
Construir la ciudad
El crecimiento urbano implica más edificios: viviendas, oficinas, comercios, escuelas o centros de ocio. El reto es diseñarlos, planificarlos, construirlos y financiarlos de modo más eficiente y sostenible, todo y adaptándose a los cambios tecnológicos y demográficos tales como el auge del Internet de las cosas, que impulsará la demanda de Internet de alta potencia, o el envejecimiento de la población, que impulsará la demanda de soluciones de movilidad y accesibilidad tales como los ascensores.
Gestionar la ciudad
Las ciudades en expansión requieren importantes inversiones para construir y mejorar sus infraestructuras: transporte, recursos hídricos y energéticos, gestión de residuos, instalaciones logísticas y servicios públicos, además de soluciones de movilidad inteligentes. Por ejemplo, el auge de las compras por Internet, con plazos de entrega cada vez más cortos, está impulsando la creación de centros de distribución de última hora respaldados por almacenes situados fuera de los núcleos urbanos.
Vivir en la ciudad
Las sociedades en constante evolución están impulsando cambios en las formas de vivir y trabajar en nuestras ciudades. Así, el aumento del número de solteros requiere viviendas más pequeñas o pisos compartidos, instalaciones de almacenaje en autoservicio, o numerosas iniciativas de economía compartida. Con más padres trabajando, aumenta la necesidad de asistencia para el cuidado de niños. O bien, la falta de tiempo o predisposición para cocinar impulsa una mejor y más sana oferta de alimentos precocinados.
En conclusión, McKinsey estima que la adopción del concepto de ciudad inteligente puede mejorar entre un 10% y un 30% indicadores clave de la calidad de vida tales como la salud, la seguridad y el medioambiente. Creemos que adoptarlo –y seguir innovando– es crucial para el futuro de un mundo cada vez más urbanizado, donde eficiencia y sostenibilidad van de la mano. El inversor está ante una interesante oportunidad de inversión a largo plazo, con la que además contribuye a configurar las ciudades inteligentes del futuro.
1 World Bank, “Urban development overview”, junio 2018
2 Arthur D Little, “Smart cities – turning challenge into opportunity”, 2016
3 ONU, 2015
4 Citigroup, 2018
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