Los expertos dictaminan que, con independencia del gobierno interino que se forme, la prioridad debe ser proteger a la banca italiana.
El referéndum constitucional celebrado en Italia el pasado domingo da la puntilla a un año rico en acontecimientos políticos. Si bien los inversores se han empeñado en establecer comparaciones con el Brexit por tratarse ambos de consultas públicas a la ciudadanía, se puede hablar de algunos factores diferenciales. El primero y más importante es que, en este caso, las encuestas no se equivocaron al predecir el voto negativo a la reforma de Renzi.
Sin embargo, la reacción de los mercados deja una lección que los inversores no deben ignorar: “Los mercados, siempre realistas, ahora están poniendo en precio una probabilidad más elevada de contagio. Quiero decir que se ven colas más largas en sus modelos de distribución normal”, avisa Mark Tinker, responsable de renta variable asiática en AXA IM. Para Tinker, existen pruebas de que la atención de los inversores se está volviendo hacia Europa, con el euro a la baja y la rentabilidad de los bonos italianos aún al alza.
Tinker alerta de que en las últimas semanas “la liquidez ha estado saliendo de Italia y entrando en Alemania”. Para hacerse una idea de cómo han cambiado las prioridades de los inversores, el experto recuerda que este mismo hecho “fue un problema en el retroceso visto en 2011/2012 y la crisis financiera europea, antes de que Draghi dijera que haría lo que fuera necesario para preservar el euro”. Sin embargo, Tinker aclara que en la situación actual “la preocupación es que esta vez los italianos no le den la opción”. Se refiere al auge del Movimiento Cinco Estrellas (M5E), “un partido que ha prometido un referéndum, no sobre la membresía a la UE, sino sobre la membresía al euro”. Tinker indica que “el gobierno interino, probablemente tecnócrata, casi seguramente tratará de resistir las demandas de elecciones generales, pero incluso aunque tengan éxito, 2018 no está tan lejos”.
Atención a la banca
La segunda gran diferencia reside en la propia naturaleza de la política italiana: si bien Reino Unido ha dispuesto tradicionalmente de un sistema político muy estable, en el caso italiano la inestabilidad ha sido la nota dominante desde el final de la IIGM. Por ello, Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, recuerda que “en circunstancias normales la caída de un gobierno italiano apenas pasa por los radares de los inversores”. La situación actual es una excepción porque “las instituciones financieras de Italia son frágiles, su deuda pública elevada y hay creciente desencanto con la eurozona”.
Aunque consciente del auge del M5E, el estratega declara que “el temor a la llegada al poder de partidos antisistema es exagerado”, puesto que las siguientes elecciones ya se realizarán en el marco de la nueva ley electoral, que proporcionará un plus de parlamentarios a la coalición ganadora, más que al partido ganador, “y hará mucho más difícil que partidos como el M5E gane mayoría absoluta y convoque un referéndum de permanencia en la UE”.
Paolini cree que la prioridad inmediata son los bancos italianos, que presentan “una desesperada necesidad de recapitalización” al sumar 360.000 millones de euros en impagos, una quinta parte del PIB: “Según nuestros cálculos, los bancos italianos precisan 30.000 millones en capital fresco y la caída de Renzi complica las cosas”. Si Italia es capaz de formar un gobierno provisional lo más rápido posible, Paolini cree que “con intervención del BCE y flexibilidad de la UE, puede evitar un rescate estatal de Monte Paschi”, un hecho que “reduciría considerablemente los riesgos sistémicos, aunque no descartamos su nacionalización”.
BCE al rescate
El Banco de Inglaterra actuó en la reunión de agosto con medidas extraordinarias para contener el impacto del Brexit. Después de varias reuniones no reseñables, en la celebrada ayer por el BCE se anunciaron nuevas medidas encaminadas a conseguir una mayor inclinación de la curva, lo que en último extremo sería de ayuda para los bancos, incluidos los italianos. “Los últimos mensajes de Mario Draghi y otros representantes importantes del BCE, como Vitor Constancio, confirmaron que el BCE seguirá plenamente comprometido con alcanzar su objetivo de inflación y preservar la estabilidad financiera”, observan Didier Borowski y Sergio Bertoncini, respectivamente responsable de Macroeconomía y estratega y analista de Amundi.
La cuestión es qué margen de maniobra puede tener el BCE para poder estimular a la economía italiana. Ambos expertos recuerdan que ésta “permanece particularmente débil a pesar de los tipos de interés ultra bajos” y que “la desfragmentación financiera apenas ha beneficiado a la economía”. De hecho, el PIB italiano aún no ha regresado a niveles de 2011.
“La economía ha caído en una trampa de bajo crecimiento y alto desempleo, de la que puede llevar años escapar. Mantener los tipos de interés a un nivel bajo (por debajo del crecimiento del PIB nominal) es una condición necesaria para una recuperación duradera y la sostenibilidad de la deuda pública”, añaden. Sin embargo, el país debe luchar contra un perfil demográfico envejecido y la caída de la productividad. En conclusión, esperan que el BCE siga haciendo lo que sea necesario “para poder mantener la rentabilidad de la deuda soberana baja dentro de la eurozona”.
Dudas sobre el proyecto europeo
El tercer elemento, en este caso una coincidencia con el Brexit, es la capacidad del referéndum para amenazar el futuro del proyecto europeo. David Lafferty, estratega jefe de estrategias de inversión de Natixis Global AM, afirma que “las estructuras que soportan la UE y el sistema de la zona euro no se están colapsando, aunque el voto es otra grieta perceptible en la fundación”.
Lafferty no se pronuncia sobre la rapidez con la que se forme nuevo gobierno ni qué forma adoptará, y de hecho afirma que, si se pone en contexto, tampoco es tan importante: “El crecimiento de Italia ha estado decepcionando, sus déficits están creciendo y la solvencia de sus bancos está en duda. El sistema bancario italiano está trabajando bajo una gran morosidad, que rara vez es la receta para revivir el crecimiento basado en la concesión de crédito”. En este contexto, cualquier gobierno “inefectivo, díscolo y dividido tiene pocas esperanzas de arreglar estos problemas en el futuro próximo”. “La derrota de Renzi es otro obstáculo para mantener el “experimento europeo” unido”, concluye.