Aunque a primera vista parezca contraditorio, la relación entre el precio del crudo, la financiación de los fondos soberanos y la deuda estadounidense podría acabar traduciéndose en nuevas subidas de tipos.
Duro comienzo de año para el petróleo. Pese al breve respiro de la semana pasada y el impulso puntual para la demanda de la tormenta Jonás, que dejó gran parte de la costa este de Estados Unidos literalmente enterrada bajo la nieve, el precio del crudo continúa marcando mínimos de varios años en torno a los 30 dólares por barril.
Como recuerda Thina Margrethe Saltvedt, analista jefe de macro y petróleo de Nordea, la situación se ve agravada por varios factores que han llevado a la casa escandinava a recortar sus previsiones para el precio del crudo en 2016: la decisión de la OPEP de no recortar sus volúmenes de producción, pese al exceso de oferta que experimenta el mercado y que podría verse agravado por el fin de las sanciones a Irán, el acuerdo de paz firmado en Libia y el levantamiento de la prohibición de exportar petróleo vigente en Estados Unidos desde 1975; el inicio del proceso de normalización monetaria en Estados Unidos, con un dólar al alza que perjudica a los países importadores de petróleo; el compromiso alcanzado en la Cumbre del Clima de París, que endurece los objetivos medioambientales y prevé la reducción de los combustibles fósiles y, por último, el hecho de que este invierno esté resultando tan suave, lo que implica una menor demanda de gasóleo para calefacción.
Aunque la previsión es que los precios del petróleo se recuperen moderadamente a medio plazo, la situación actual amenaza no solo la estabilidad de los países productores –algunos de los cuales están empezando a echar mano de sus reservas para mantener sus compromisos presupuestarios– sino que, de prolongarse, los efectos sobre la inversión mundial podrían hacerse claramente patentes.
Impacto sobre los activos mundiales
Según un análisis realizado por los economistas del Fondo Monetario Internacional Rabah Arezki, Adnan Mazarei y Ananthakrishnan Prasad, “si bien el impacto de los bajos precios del petróleo en los fondos soberanos de los países exportadores tiene importantes implicaciones a nivel nacional, las repercusiones sobre los precios de los activos mundiales dependerán de hasta qué punto la reducción del patrimonio de estos fondos soberanos se ve compensada por ajustes experimentados en las carteras de otras partes del mundo”.
Noruega, Oriente Próximo y Asia concentran los principales fondos soberanos del mundo. “Con datos de marzo de 2015, el patrimonio de los fondos soberanos ascendía a 7,3 billones de dólares, de los que 4,2 billones procedían de la generación de gas y petróleo”, explican los autores del informe, para quienes el hecho de que las recientes caídas del precio del crudo responda principalmente a factores relacionados con la oferta podría provocar una clara divergencia en las tendencias de acumulación de activos de los fondos soberanos de países exportadores e importadores de la materia prima.
“El impacto de las caídas de los precios del petróleo en los precios de los activos dependerá, entre otras cosas, de si la propensión marginal al ahorro de los países importadores es inferior a la de los países exportadores de petróleo. Las caídas de precios tienden a transferir riqueza desde los países exportadores a las economías del Asia emergente –con altas tasas de ahorro– pero también a otros países, incluidas grandes economías avanzadas con escasa propensión al ahorro. Desde una perspectiva mundial, esto implica menores tasas de ahorro y subidas de los tipos de interés”, añaden.
Esta idea de las subidas de tipos se ve respaldada por otros dos datos: el hecho de que, tradicionalmente, los fondos soberanos de países exportadores de petróleo mantienen fuertes posiciones inversoras en deuda del Tesoro estadounidense, y un estudio elaborado por la Reserva Federal de ese país, que plantea que si los flujos de entrada extranjeros en treasuries se redujesen en 100.000 millones de dólares en un mes, los tipos de interés de los bonos estadounidenses a cinco años ganarían entre 40 y 60 puntos básicos a corto plazo, y unos 20 puntos básicos a largo plazo.
Teniendo en cuenta que, según las estimaciones de los economistas del FMI, los países del Consejo de Cooperación del Golfo podrían pasar de contar con un superávit de 100.000 millones de dólares en 2015 a un déficit de 145.000 (que podría ascender hasta los 750.000 en el periodo 2015-2020), la variación en los activos disponibles para la inversión podría tener importantes consecuencias a nivel mundial.
Diferencias regionales y por tipo de fondo soberano
No obstante, como recuerda Invesco AM en el informe Invesco Global Sovereign Asset Management Study 2015, en el que la casa británica analiza los factores que determinan las decisiones y las estrategias de inversión de 59 fondos soberanos, fondos de pensiones gubernamentales y bancos centrales de todo el mundo, los fondos soberanos más afectados por la situación que vive actualmente el petróleo serán aquellos cuyo objetivo principal es la inversión (frente a los de perfil desarrollo, liquidez y pasivo) puesto que su financiación suele estar más vinculada a las materias primas.
En este sentido, aunque los fondos soberanos que se financian con las rentas del petróleo suelen asociarse a los mercados emergentes, sobre todo a Oriente Próximo, el estudio revela que la región más afectada desde el punto de vista de la financiación ha sido Norteamérica, donde los estados se enfrentan al doble reto del menor precio del petróleo y el incremento del gasto social asociado a la jubilación de los baby boomers (leer más).