Plata en las estanterías para darse un capricho

de an sun 46kSHMAbCeM unsplash

Darse un capricho de vez en cuando está muy bien. Todo el que puede lo hace, moviéndose, claro está, en la horquilla de lo que se puede gastar. Hay quien se compra un bolso. O un reloj. O algo de vestir. O un 'gadget'. A mí me encanta darme caprichos gastronómicos: ir a un restaurante o a una tienda 'delicatessen' donde las cosas de comer y de beber estén hechas con mimo y con cariño. Y que, al degustarlas, uno tenga la oportunidad de apreciar por qué marcan la diferencia y no se parecen en nada a lo que comemos todos los días.

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