Polen Capital: 35 años de historia, 127 inversiones

Dan Davidowitz
Foto: Cedida por Polen Capital.

Un ex abogado de capital riesgo, un ex piloto Top Gun y un ex marine co-gestionan una estrategia growth de 70.000 millones de euros que también se define como value. Pocos equipos de gestión más heterogéneos como el que capitanea actualmente el Polen Focus US Growth. El propio Dan Davidowitz, con el que nos reunimos para esta entrevista, cuenta con una formación universitaria en salud pública. Pero es que cinco miembros dan clases en la mítica Columbia Value School.

Qué esperar del Polen Focus US Growth

“No es que no nos consideremos growth sino que tenemos un umbral muy, muy alto en cuanto a la calidad. Y eso para nosotros es la nueva inversión en valor: la búsqueda de esos compounders. Es mejor pagar un precio aceptable por una buena compañía”, defiende Davidowitz, gestor de la boutique estadounidense Polen Capital (partner de iM Global Partner).

La filosofía de Polen desde su fundación, en 1989, siempre ha bebido de unos estrictos criterios de calidad. Es el mantra que se aplica a la boutique en general y al Polen Focus US Growth (con Sello FundsPeople por Consistente) en particular. “Nuestros guarda raíles, como los llamamos”, cuenta el gestor. Son cinco líneas rojas y todas se tienen que cumplir en una compañía antes de poder invertir en ella:

  • Un balance rico en caja con poca o ninguna deuda
  • Un flujo de caja libre todos los años. No de manera esporádica
  • Un retorno sobre capital sostenible igual o superior al 20% al año
  • Márgenes estables o en crecimiento
  • Un crecimiento de beneficios orgánico y real. Es decir, no solo por coyuntura económica o por el momento del ciclo

Un meticuloso análisis fundamental

Del universo de la renta variable, Davidowitz calcula que solo 350 compañías en el mundo pasarían su corte. A partir de aquí, y solo tras este filtro, empieza el proceso de análisis fundamental. Y este es un proceso que puede llevar meses e incluso años. Los 11 gestores de la boutique también se reparten las tareas de análisis.

El primer paso es una aproximación a un nuevo negocio. Se le asigna a alguien del equipo elaborar un proyecto de análisis inicial, que tardaunas semanas. “El objetivo es que esta primera toma de contacto responda a las preguntas clave. Qué hace la empresa, cómo está la industria, contra quién compite”, resume. Conscientemente no van más allá en el análisis de la compañía. “No queremos que un analista profundice tanto en el estudio de un valor, que le dedique tantas horas, sin que el equipo entero no tenga las líneas básicas”, explica Davidowitz.

Con este primer informe en la mano el equipo de inversión se reúne para debatir entre ellos. “Lanzamos más preguntas de las que el analista probablemente pueda contestar. Pero porque queremos establecer qué es lo prioritario que necesitamos saber antes de invertir en una compañía”, desgrana. A partir de aquí, el analista comienza a monitorizar el valor, intentando contestar a esas preguntas y actualizando al equipo de vez en cuando. Es un proceso que puede llevar trimestres o incluso años y en la que se unen varios analistas según su especialidad. “Hasta que hayamos contestado a todas las dudas o al menos sintamos que tenemos información suficiente para tomar una decisión”, afirma. Aunque es un estilo de gestión muy colaborativo, la decisión final lo toman por separado los dos co gestores de cada estrategia.

El valor de no ser los primeros

Un proceso tan meticuloso inevitablemente se traduce en apuestas concentradas. La cartera de los fondos tiende a rondar los 20-25 nombres. Y desde la fundación de Polen Capital, solo han invertido en 127 compañías distintas en toda su historia. “Todo lo que buscamos con este trabajo es encontrar el potencial de crecimiento sostenible. En nuestros 30 años de historia el crecimiento medio anual ha sido del 15-20%”, insiste.

Crecimiento sostenible que puedan entender. El gestor resume en una sencilla frase la base de su filosofía. “Pero es que no intentamos hacer nada complejo”, insiste. “No hemos descubierto nada que nadie sepa, solo que tenemos un horizonte mucho más largo que muchos inversores”, sentencia.

De hecho, a pesar del análisis tan profundo y propio, la cartera tiene un sesgo natural hacia grandes nombres. En ocasiones bastante reconocidas por el mercado, como las grandes tecnológicas estadounidenses. ¿Por qué? Todo vuelve al final a los cinco guarda raíles de Polen Capital. Es difícil que una empresa llegue a tener esa posición dominante que buscan hasta que no adquiere cierto tamaño.

“La clave es que aunque las compremos siendo larga caps crecerán aún más”, afirma el gestor. Por ejemplo, invirtieron en Apple en 2009. En ese momento tenía una capitalización de mercado de 90.000 millones de dólares. No era pequeña. Pero es que ahora vale 1 billón. “No vamos a ser los primeros en descubrir una compañía, pero sí de los pocos que seremos capaces de aguantarla en cartera para capitalizar su potencial de compounding”, defiende Davidowitz.