Poniendo en contexto la evolución de la tasa de empleo en EE.UU. y las decisiones futuras de la Fed

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Cedida por UBS

Si una persona está en el paro, pero no está buscando trabajo, ¿está realmente desempleada? Este es el punto de partida del informe semanal de los economistas de UBS Global AM Joshua McCallum y Gianluca Moretti, que en esta ocasión centran su análisis en el mercado laboral estadounidense. Es importante delimitar qué parte de la población activa está realmente buscando empleo y cuántos de ellos no lo están consiguiendo, pues como hacen notar estos dos expertos, “en Estados Unidos saber la respuesta a esta cuestión es probable que afecte a las tasas hipotecarias, la inflación y el valor de las carteras de todo el mundo”.

McCallum y Moretti tienen en cuenta todos los factores: hay gente que está en edad de trabajar pero no busca un empleo porque prefiere estudiar, dedicar más tiempo a su familia, retirarse anticipadamente… Esto influye a la hora de contabilizar el momento en el que se pueda hablar en el país del pleno empleo, puesto que “no es el trabajo de la Fed hacer que esta gente trabaje, por lo que la definición [de pleno empleo] es importante para determinar si la autoridad monetaria necesita endurecer o suavizar la política monetaria para alcanzar su objetivo de creación de empleo” (fijado en el 6,5%).

El objetivo del 2% de inflación también puede verse afectado por las estadísticas del mercado laboral, puesto que los expertos de UBS Global AM mantienen que “sólo habrá inflación sostenible cuando los salarios estén subiendo, pero los sueldos están determinados por el número de gente buscando trabajo en relación con el número de puestos de trabajo vacantes”. Así, se deben tener en cuenta por ejemplo que un empleador puede ser reacio a subir el sueldo a un empleado si hay más personas interesadas en ese puesto de trabajo.

Los economistas explican que es especialmente importante analizar los componentes del mercado laboral dado que la tasa de participación ha caído abruptamente en Estados Unidos desde 2008. “La manera en la que se calcula la tasa de empleo significa que la tasa puede caer porque más gente tiene trabajo o porque la tasa de participación ha caído al haber dejado más gente de buscar trabajo. Casi toda la mejora de la tasa de empleo en Estados Unidos desde su mínimo de 2009 es porque cayó la tasa de participación”.

McCallum y Moretti estiman que esta caída de la participación puede tener un componente cíclico: los trabajadores decepcionados pueden empezar a buscar trabajo otra vez si ven que la economía empieza a mejorar. Pero también puede haber un componente estructural, lo que significa que no se producirá esa oleada de trabajadores con ánimos renovados. “Si es cíclico, la Fed debería tener precaución al endurecer sus políticas porque la tasa de desempleo no parará de caer tan rápido. Si es estructural, la Fed necesitará endurecer sus políticas rápidamente”, aseveran los economistas.

De los factores estructurales, el más importante es la demografía. Mientras que la tasa de participación es baja entre los menores de 25 años debido a la prolongación de los años de estudios (59,2% antes de la crisis), se incrementa hasta el 83,5% entre los adultos con edades comprendidas entre los 25 y 44 años, para a continuación descender (38,9%) entre los mayores de 55 años. Se debe tener en cuenta que la población estadounidense presenta un perfil envejecido que se irá incrementando a lo largo del tiempo, a medida que se vayan jubilando los pertenecientes a la generación del desarrollismo o “baby-boomers”. En añadidura, muchos mayores de 50 años que han perdido su trabajo durante la crisis se han visto forzados a adelantar la edad de jubilación ante las escasas oportunidades de encontrar otro empleo.

Otros factores estructurales no relacionados con la demografía que subrayan McCallum y Moretti son los avances médicos, que han permitido alargar la esperanza de vida –y retrasar el momento de jubilación- y también el endeudamiento de las familias, pues aquellos con compromisos financieros seguirán esforzándose por encontrar trabajo. En añadidura, los expertos recuerdan que cuanto más generoso sea el sistema de ayudas sociales, alentará a menos gente para buscar un empleo.

De los componentes cíclicos de la tasa de participación – asumiendo que la distribución de edades no cambia-, los expertos de UBS Global AM creen que tienen un impacto “bastante pequeño y que ya casi se ha revertido”. Por ello, calculan que “si el empleo cree a un relativamente optimista, pero no sin precedentes, del 2% al año durante los próximos tres años, entonces la tasa de participación entre las capas de edad se habrían recuperado hasta niveles previos a la crisis”.

En base al cálculo de todos estos factores, McCallum y Moretti estiman que la tasa de participación ha caído a entorno el 64%. “Con vistas al futuro, el envejecimiento podría compensar por completo los beneficios de un crecimiento del empleo más rápido sobre la participación”, afirman. Asimismo, explican que delimitar la naturaleza de los componentes que condicionan la tasa de paro (estructurales o cíclicos) “es crucial para la Fed”. “Si el cambio es cíclico y empieza a revertirse, entonces incluso un crecimiento del empleo del 2% podría ser compensado casi completamente por una participación más elevada y el desempleo podría moverse lateralmente. Si no es cíclico, entonces ese tipo de crecimiento del empleo llevaría a la tasa de desempleo a caer rápidamente a niveles en los que pronto generaría prsión sobre los salarios, necesitándose un endurecimiento de las políticas monetarias”, indican.

“En general, en torno a dos tercios de la caída de la tasa de participación se pueden explicar por el ciclo económico y la demografía, pero el resto sigue siendo un misterio. Hasta que la Fed decida qué explica la última parte porcentual, va a ser difícil ajustar la política monetaria al nivel adecuado”, concluyen McCallum y Moretti.