Ejemplos concretos que demuestran la imprevisibilidad de los mercados y la encrucijada en la que se han visto atrapados los gestores.
Decía David Simner, gestor de Fidelity, que el entorno actual es tan complejo que, aunque el inversor sepa lo que va a pasar a nivel político o económicos, corre serio riesgo de equivocarse en el posicionamiento. Esto se hizo obvio con el Brexit. Un gestor que hubiese sabido con antelación el resultado del referéndum habría posicionado su cartera de forma defensiva, primando la deuda pública frente a los activos de riesgo, como es lógico. Esto le habría convertido en un héroe en los dos días posteriores a la celebración del referéndum, pero a mediados de la siguiente semana estaría registrando un peor comportamiento que el mercado. “Esto es algo increíble, que demuestra hasta qué punto los mercados se han vuelto impredecibles”, afirma en una entrevista con Funds People (puede leerla en la edición impresa del próximo mes de diciembre).
Esto está haciendo que el 2016 esté siendo un año muy difícil para la gestión alternativa. De media, muchas de las categorías encuadradas dentro del universo UCITS que más éxito comercial han tenido en los últimos tiempos están arrojando rentabilidades negativas. Las únicas que han funcionado son las estrategias de volatilidad y las de mercados emergentes (ver gráfico 1). Según explica Amadeo Alentorn, gestor del Old Mutual Global Equity Absolute Return, en una reciente presentación celebrada en Madrid, esto se debe al importante número de eventos que se están produciendo este año, los cuales han tenido un importante impacto en los precios de los activos, sobre todo en lo que respecta a la reacción (a menudo imprevisible) mostrada por los mercados una vez conocido dicho evento. El experto de Old Mutual Global Investors pone varios ejemplos que corroboran su afirmación.
El primero se puede observar si se compara el comportamiento registrado por los mercados a los estímulos anunciados por el BCE en enero de 2015 con la reacción mostrada al mismo evento en marzo de 2016. El año pasado, durante los 30 días posteriores al anuncio realizado el 22 de enero por Mario Draghi, el EuroStoxx 50 subió un 5%. El 10 de marzo el presidente de la autoridad monetaria anunció más estímulos monetarios y, sin embargo, durante los 30 días siguientes el índice paneuropeo cayó un 2%.
Otro ejemplo muy claro está en el comportamiento registrado por el mercado tras la fuerte depreciación del renminbi. En agosto de 2015 la divisa china se depreció un 3%, lo cual fue recibido durante el siguiente mes por el MSCI World con una caída del 7%. En mayo la caída del yuan fue del 2% y, sin embargo, el índice global de renta variable no registró variación.
El Brexit fue otro momento que quedará grabado en la mente de muchos gestores. Antes del referéndum, muchos de sus clientes se mostraban preocupados por la exposición de los fondos al mercado de renta variable británico y, paradójicamente, fue el mercado que mejor se comportó. Y no solo eso. Durante los siete días posteriores al 15 de junio, el FTSE 100 subió un 5% ante la expectativa de que, tal y como arrojaban las encuestas, se impusiese la opción de la permanencia. A partir del 23 de junio, una vez conocido el resultado del referéndum, el FTSE 100, lejos de corregir, subió otro 3% durante la siguiente semana.
Lo mismo ocurrió en Estados Unidos con la victoria de Donald Trump. Algunas entidades llegaron a pronosticar caídas superiores al 10% en caso de que el candidato republicano ganase las elecciones, una posibilidad a la que las encuestas daban una baja probabilidad. Y, sin embargo, desde el 8 de noviembre, el S&P 500 ha subido un 3,5%.
Las imprevisibles reacciones del mercado también afectan a las divisas. Lo vimos recientemente en Japón, donde la introducción de estímulos fue recibido de manera muy diferente por el yen. Durante el mes posterior al anuncio realizado el 29 de enero, la divisa nipona se apreció un 7%. En cambio, en agosto sucedió todo lo contrario. Los estímulos comunicados el 2 de agosto tuvieron como consecuencia una caída del yen del 3% durante el mes siguiente.