Vincent Reinhart, economista jefe de Standish (parte de BNY Mellon IM), analiza las pistas que está dando la Reserva Federal sobre su ciclo de subida de tipos en 2017.
Dicen que el paso del tiempo ayuda a poner distancia respecto a sucesos traumáticos del pasado, y lo cierto es que, 13 meses más tarde, muchos han querido olvidar lo difícil que fue el comienzo de 2016. Sin embargo, una manera de conocer el futuro es estudiar los precedentes históricos, y eso es lo que hace Vincent Reinhart, economista jefe de Standish (parte de BNY Mellon IM): “Por esta época en 2016, la autoridad monetaria estadounidense estaba temblando por la reacción que había provocado en el mercado financiero su subida de 25 puntos básicos de los tipos en su reunión de diciembre de 2015. Este no era el plan”, afirma el experto.
Se refiere a que la entidad había señalizado en meses anteriores la probabilidad de una subida de tipos, por lo que en realidad “no había un elemento de sorpresa” en la actuación de la Fed. Sin embargo, como se pudo ver después, el dólar se apreció con fuerza, la renta variable se desplomó y se ensancharon los diferenciales de crédito. “Sólo una caída significativa de la rentabilidad de los treasuries evitó que las condiciones financieras asfixiaran la expansión económica. El efecto neto fue un asalto frontal a muchas carteras de renta fija”, recuerda Reinhart.
El experto explica tres factores que en su opinión justifican que el mercado se esté comportando de una forma más relajada, a pesar de que la Fed volviera a subir tipos en su última reunión de 2016. Empieza por afirmar que, a pesar de la insistencia del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) en que todas las decisiones que toman son en función de los datos, “el grupo se había centrado más en el calendario que en la información entrante”. “La Fed había declarado que iban a subir los tipos antes de final de año. De hecho, los datos económicos estadounidenses habían decepcionado en momentos anteriores a su reunión”, añade el economista jefe. Así, el primer factor diferencial a sus ojos es que, en 2016, “tanto el momento de la producción mundial como el entusiasmo del mercado por el cambio de gobierno han impulsado los datos entrantes por encima de los pronósticos de los economistas”. De hecho, añade Reinhart, “parece que la percepción de los riesgos al alza se ha distorsionado” por este entusiasmo.
En segundo lugar, el experto recuerda que hace un año China era el epicentro de la preocupación de los inversores, que estaban preocupados por la forma en que se estaba ejecutando el cambio de modelo económico. “Al comienzo de 2017, el presidente chino Xi Jinping ha sido elogiado por la comunidad internacional por el apoyo de su nación a la globalización y su contribución al progreso económico”, comenta el experto.
Éste explica en último lugar que la subida de tipos que hizo la Fed en diciembre de 2015 tuvo un significado más amplio para los mercados: “Los inversores interpretaron la subida como un signo de preocupación, porque la autoridad monetaria pretendía seguir con su proyección de cuatro subidas de tipos al año siguiente. Este ritmo no se había puesto en precio ni de lejos en los activos y parecía desproporcionado en relación con las circunstancias”.
Doce meses después, parece que los miembros del Fed han moderado sus expectativas hasta una previsión más realista, “hasta el punto de que hay poco margen entre sus expectativas los futuros del euro/dólar”. “La perspectiva de que la Fed camine sobre esa pendiente poco pronunciada no plantea ningún desafío en especial para los participantes del mercado”, añade.
El punto al que quiere llegar el economista jefe es a las circunstancias actuales de mercado: “Si el momento económico es estable, los riesgos de la demanda agregada están alza, se han empleado casi todos los recursos que estaban inactivos y el mercado se siente cómodo con dos o tres subidas de tipos este año, entonces, ¿por qué el FOMC no ha subido tipos en su reunión del 31 de enero?”. La respuesta está clara en su opinión: la Fed no lo ha dicho. “En la era moderna de la comunicación de la Fed, sus oficiales han estado dispuestos a decepcionar (al no actuar cuando se ha puesto en precio que lo harán) y menos dispuestos a sorprender (al actuar cuando no se ha puesto en precio). Dicho esto, actualmente estamos viviendo la segunda situación”, resume Reinhart.
Si a esto se añade la incertidumbre en torno al rumbo que tomen las políticas de Donald Trump como presidente de EE.UU., el experto opina que el margen para una subida de tipos próxima es estrecho. “Janet Yellen, ya nos lo había dicho, por supuesto”, añade el experto. Se refiere al lenguaje empleado por la presidenta de la Fed en uno de sus discursos recientes, cuando su resumen sobre la visibilidad de los tipos en diciembre fue que los participantes del FOMC esperaban “subir los tipos de interés algunas veces en el año hasta que, para finales de 2019, estén cerca de nuestra estimación sobre la tasa de tipos neutral a largo plazo del 3%”. Lo que interpreta el economista de Standish es que de aquí hasta finales de 2019 hay programadas 24 reuniones del FOMC, y si pretenden llegar al 3% “la Fed necesitará votar subidas de 25 puntos básicos en nueve de cada diez”. Si sólo pretende acercarse a ese nivel, entonces “implicará algo menos, dos o tres subidas al año”. La conclusión a la que llega Reinhart es que, si la Fed opta por continuar con su tono cauto, “optará primero por un ritmo más lento de subidas”.