Las correlaciones entre los activos están en máximos y eso complica la idea de tener una cartera diversificada.
Solo ha bastado una semana para ver un cambio radical en el ánimo de los inversores y eso se debe solo a dos noticias: la victoria de Biden en EE.UU o, quizá mejor dicho, la salida de Trump y el anuncio primero de Pfizer y luego de Moderna de que cuentan con una vacuna que muestra una eficiencia superior al 90% y que implica empezar a ver la luz al final de ese túnel que ha supuesto el coronavirus.
“Sin un control de la pandemia, el crecimiento económico seguirá con este patrón actual de avanzar a trompicones. Por eso, las noticias sobre las vacunas representan la luz al final de túnel, justo en un momento en el que los confinamientos y medidas de toques de queda se estaban extendiendo en Europa y EE.UU. Las vacunas son un punto de inflexión para los mercados, una vacuna cambia la percepción de la distribución de riesgos que se tenía hasta ahora”, afirma Axel Botte, estratega de Ostrum AM (una gestora de Natixis IM).
Una prueba de que esas vacunas eran el gran catalizador que el mercado esperaba se ve en el comportamiento que han tenido los activos en los últimos siete días, independientemente de si esos activos son considerados de riesgo o seguros. Por ejemplo, índices como el Dow Jones o el Dax se han anotado alzas del 5% en la última semana pero es que la deuda pública española a 10 años también ha subido y, al contrario de otras ocasiones los activos considerados de refugio como el dólar, el bono de EEUU a 10 años o el oro, si bien han retrocedido no lo han hecho en una magnitud tan amplia como en anteriores ocasiones. Y esto puede acabar suponiendo un auténtico problema a la hora de tener una cartera diversificada ya que esta falta de desocrrelación no es algo puntual sino que se extiende desde marzo o, lo que es lo mismo, desde que comenzó el rally alentado por la política monetaria y fiscal.
“Los rendimientos de los bonos han descendido, mientras que las bolsas han avanzado con fuerza desde marzo, lo que ha disparado las correlaciones entre las clases de activos. Esto podría ser perjudicial para las carteras multiactivos, ya que reduce las oportunidades de diversificación y por tanto aumenta el riesgo, especialmente en el caso de que se desate otra oleada de ventas generalizadas”, afirma George Efstathopoulos, gestor de fondos de Fidelity International. Este gestor ha compartido, además, un gráfico, en el que se ve cómo las correlaciones de hoy están en máximos históricos. “Lo que resulta más inquietante es si estas clases de activos pueden seguir ofreciendo diversificación durante periodos de caídas en las bolsas, que están mostrando una volatilidad persistentemente más alta que en la mayoría de años anteriores”, afirma el gestor.

Y las causas que explican la unificación que se está viendo en el mercado responde al soporte que están dando este año los bancos centrales y lo gobiernos a todo tipo de activos con el único objetivo de salvar a la economía de una recesión larga y pronunciada. Eso es lo que ha provocado que por ejemplo las rentabilidades negativas en los bonos de los gobiernos hayan pasado de ser meras anécdotas a convertirse en lo normal. De hecho, la deuda pública ofreciendo más de un 1% de rentabilidad empieza a estar en peligro de extinción.