Por qué no sube la inflación: cinco razones que lo explican

Interrogación
Noeslistar, Flickr, Creative Commons

Las bajas tasas de inflación que se hay en los llamados mercados desarrollados es lo que está permitiendo que los bancos centrales de Occidente hayan optado por retomar esa política acomodaticia que iniciaron hace una década para frenar los efectos que la crisis financiera podían tenían en la economía. En los últimos meses, tanto la Fed como el BCE han optado por recortar los tipos de interés y/o por poner en marcha nuevos programas de estímulo con el objetivo de evitar una recesión en la economía y, ya de paso, dar alas a unos mercados que se se están quedando sin munición para justificar nuevas subidas

La gran pregunta ahora es saber si esa baja inflación se mantendrá en el tiempo o si se revertirá la tendencia, obligando a los bancos centrales a modificar sus hijas de ruta. Jared Franz, economista de Capital Group da cinco las cinco razones por las que esa baja inflación puede mantenerse a largo plazo en mercados como el estadounidense pero que bien pueden extrapolarse a otros mercados occidentales.

1. La tecnología provoca la desinflación a través de todos los sectores.

A medida que las empresas se modernizan y se vuelven más eficientes, bajan los costes de producción y esto repercute en precios más bajos para los consumidores. Veamos por ejemplo la adquisición de Amazon de Whole Foods. Lo primero que hizo Amazon fue bajar los precios en huevos, mantequilla, queso, leche y otros productos.

Pero la tecnología también tiene un impacto en el precio de los bienes y servicios más complejos. La industria del automóvil es un claro ejemplo. Los antiguos coches con motor de combustión interna estaban hechos de acero, aluminio y otras materias primas. A medida que los coches se convierten en ordenadores que permiten la conducción autónoma, esas materias primas van a ser muy diferentes.

Históricamente, la potencia computacional es un factor de desinflación, si no directamente de deflación, porque es más rápida, los componentes son mejores y los algoritmos más inteligentes. Eso es un factor de desinflacióny este cambio tecnológico afecta a muchas industrias.

2. Los consumidores de EEUU ahorran más y gastan menos.

Los consumidores de EEUU se están comportando de forma distinta a como lo han hecho en las últimas expansiones económicas. Están ahorrando más y gastando menos, un comportamiento que los economistas llaman desapalancamiento. Los datos lo apoyan: El coeficiente de la deuda doméstica y el PIB ha bajado hasta 76, cuando al comenzar la última recesión era casi de 100.

Para entender una de las formas en las que esto afecta a la inflación, nos podemos fijar en el gasto de vivienda, uno de los gastos principales de vivienda. Este es el mayor componente de la inflación. Si los estadounidenses no aumentan las solicitudes de préstamo para comprar viviendas (lo que además incrementa los precios), la inflación lo tendrá más difícil para crecer.

De hecho, la inflación subyacente (que es la medida que no tiene en cuenta los alimentos perecederos y los componentes energéticos) solo ha superado el objetivo de la Reserva Federal, de un 2%, durante un periodo de tiempo sostenido en los últimos 25 años. Este periodo coincide con el punto álgido de la burbuja inmobiliaria.

INFLACION1También entra en juego la dinámica de una recuperación lenta, como hemos visto en Estados Unidos. Si esta expansión se hubiese caracterizado por un crecimiento sostenido más fuerte, la demanda también lo hubiera sido. Como los consumidores no han gastado tanto, los precios no han subido como cabría esperar durante un ciclo de crecimiento de la economía.

 

 

3. El aumento de precio de los activos no se ha traducido a un aumento de gastos.

Los esfuerzos de la Reserva Federal para estimular la economía con sus programas de compra de activos han tenido un impacto claro en algunos precios: Los valores y los precios de otros activos financieros se han disparado. Esto ha beneficiado de forma desproporcionada a los consumidores ricos, cuyas carteras de inversión han mejorado, pero no ha supuesto un aumento del gasto porque los consumidores de alto nivel adquisitivo ahorran una gran parte de sus ingresos.

El impacto de las medidas de estímulo cuantitativas en la clase media y de menor riqueza fue mucho menor. Estos grupos tienden más a gastar cuando sienten que se encuentran en una situación económicamente segura. Quizá hubiesen gastado más si sus cuentas hubiesen notado más el impulso del estímulo, pero las medidas de estímulo cuantitativas han sido lentas y graduales. Si la Fed vuelve a lanzar el programa en un futuro, quizá debería intentar conseguir un efecto más explosivo.

4. La ralentización de la economía china ha moderado la demanda de metales y materias primas

Cuando China se unió a la Organización Mundial del Comercio en 2001, provocó una fuerte expansión económica. Esto convirtió al país en el principal motor mundial de precios industriales y de materias primas.

Sin embargo, a lo largo de los últimos años, el crecimiento de China se ha ralentizado, descendiendo de las cifras interanuales de doble dígito una cifra cercana al 6%. En este momento, varios mercados tanto desarrollados como emergentes están unidos al éxito económico de China a través del comercio. A medida que la demanda desciende, los precios industriales y de materias primas dejarán de subir con la misma rapidez. Esto debería tener un impacto en sus socios comerciales, manteniendo las exportaciones baratas y ofreciendo un menor impulso a la inflación.

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5. El poder negociador de los trabajadores no es suficiente para lograr un aumento importante de salarios.

La influencia de China y de otros mercados emergentes ha tenido otra consecuencia. Estas economías en rápido desarrollo han exportado trabajadores al mercado mundial, reduciendo el crecimiento de los salarios y sofocando la inflación en general.

El exceso de trabajadores no es el único desafío. En general, el desempleo desciende a niveles muy bajos en la última parte de un ciclo económico, lo que da a los trabajadores mayor poder de negociación y resulta en salarios más altos. Sin embargo, a pesar de que la tasa de desempleo de los Estados Unidos ha sido extraordinariamente baja en los últimos años, el aumento de los salarios sigue siendo bajo.

Hay varios motivos que lo explican: el aumento de la movilidad de los trabajadores ya no obliga a los empleadores a pagar más cuando hay escasez de trabajadores. Además, los trabajadores estadounidenses tienen menos poder de negociación del que tenían cuando los sindicatos tenían un papel más importante.

La tecnología también tiene un impacto negativo en el crecimiento de los salarios. Las novedades, como robots o el aprendizaje de las máquinas, relegan a los trabajadores y aumentan la productividad. Esta tendencia se volverá más fuerte incluso en los próximos 10 o 20 años, y esto dejará a los trabajadores con todavía menos poder de negociación. Los empleadores no se verán presionados para subir los salarios y la inflación lo notará.