La flexibilidad de esta estrategia global multiactivos con objetivo de rentabilidad absoluta permite a los gestores adaptar el posicionamiento de forma dinámica a las condiciones del mercado, algo que resulta especialmente valioso en el entorno actual.
Uno de los aspectos que sin duda han marcado el último año ha sido la irrupción de la volatilidad, empezando por el brusco repunte experimentado en la primavera de 2015 por la renta fija gubernamental europea, el desplome de la bolsa china vivido en agosto del año pasado y de nuevo a principios de 2016, o los vaivenes asociados a diversos factores como el desplome de los precios de las materias primas, el temor a una nueva recesión mundial, la incertidumbre sobre las próximas subidas de tipos de la Reserva Federal estadounidense o, más recientemente, el voto a favor de que el Reino Unido abandone la Unión Europea.
“La volatilidad está aquí para quedarse. No esperamos regresar a un entorno como el vivido entre la década de los ochenta y el 2000, caracterizado por rentabilidades elevadas y baja volatilidad, sino que anticipamos un entorno más volátil y de rentabilidades más bajas”, asegura Aron Pataki, cogestor del BNY Mellon Global Real Return, fondo gestionado por Newton (filial de BNY Mellon Investment Management) que cuenta con la calificación Blockbuster Funds People, lo que le señala como un producto superventas (conozca los diez fondos de BNY Mellon IM que cuentan con el sello Funds People en España).
Ante esta situación, no es de extrañar que los inversores se decanten por estrategias activas y flexibles centradas en la preservación de capital y en la generación de rentas y, en este sentido, el Global Real Return muestra un track record excelente: la gestión del fondo se basa en una estrategia subyacente aplicada desde 2004 que ha logrado generar rentabilidades positivas en términos absolutos todos los años desde su creación.
Una estrategia global y flexible
Pataki, que comparte la gestión del fondo con Suzanne Hutchins, atribuye este buen comportamiento a la flexibilidad de la estrategia global multiactivos, que permite a los gestores adaptar el posicionamiento de forma dinámica a las condiciones del mercado sin verse limitados en términos geográficos ni por tipo de activo y sin referencia a índices de mercado, ya que las posiciones se basan en las convicciones del equipo.
La cartera del Global Real Return se estructura en torno a un núcleo (core) de activos orientados a la generación de rentabilidad que invierte principalmente en renta variable pero también en convertibles, deuda corporativa y otros activos como infraestructuras o energías renovables. Este núcleo representa algo más de un cuarto de la cartera (a 30 de abril) y “ahora mismo concentra su exposición en sectores conservadores de baja beta, como el sanitario, el de suministros públicos (utilities) o el tecnológico”, explicaba Pataki durante su reciente visita a Madrid.
El resto de la cartera se reparte entre “activos de estabilización y cobertura” –deuda gubernamental, efectivo, metales preciosos…– con los que se persigue amortiguar la volatilidad y preservar el capital y que ahora mismo suponen algo más de la mitad de la cartera, y posiciones en derivados con las que se cubren las posiciones en renta variable.
“La cartera mantiene ahora mismo un posicionamiento muy conservador, dada la escasez de oportunidades atractivas”. El gestor matiza, sin embargo, que “la cartera registra una rentabilidad cercana al 3%, por lo que solo necesitaríamos una apreciación del capital de aproximadamente el 1% para alcanzar nuestro objetivo de euríbor +4% anual. Aunque seguimos muy pendientes de la volatilidad, somos optimistas”.
En este sentido, reconoce que una de las principales amenazas para la cartera sería que la economía estadounidense entrase en una fase de normalización acompañada de un nuevo rally bursátil. Ante una situación de este tipo, “nuestra cartera se quedaría rezagada con respecto al mercado de acciones, pero mantenemos exposición a activos de riesgo, por lo que confiamos en que podríamos anotarnos una ganancia de capital de al menos un 1%”.
Cambios recientes en la cartera
Los principales cambios que ha experimentado el posicionamiento del fondo con respecto a 2015 han ido orientados a preservar el capital en el entorno de volatilidad reinante. Así, Pataki explica que han tomado varias decisiones para “reducir el riesgo y garantizar la preservación de capital”, entre las que destacan la venta de exposición bruta a renta variable y la compra de protección adicional mediante derivados –lo que se ha traducido en una reducción efectiva del tamaño del núcleo de la cartera–, el aumento de la duración en la exposición a deuda gubernamental –donde ven oportunidades tácticas en bonos estadounidenses y de Australasia– o el fuerte incremento de la posición de efectivo (incluye equivalentes de efectivo y treasuries estadounidenses), que supone casi un 30% de la cartera.
Aunque el gestor admite que ahora mismo el efectivo no contribuye a la generación de rentabilidad, defiende esta posición porque “nos da opciones y flexibilidad y, por lo tanto, resulta valiosa en un momento en el que los inversores se están viendo obligados a aceptar más riesgo en un entorno dominado por la volatilidad y la falta de liquidez”.