¿Puede la inflación y la ASG ser un presagio de que ha llegado el momento de la bolsa europea?

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cemre, Flickr, Creative Commons

Ser inversor de renta variable europea en la última década ha sido duro. La rentabilidad obtenida en los últimos 10 años habrá sido positiva, pero palidece cuando se compara con la bolsa estadounidense. Por poner un ejemplo. Desde 2009 a 2020 el FTSE Europe Ex UK se ha revalorizado un 198%. Pero en el mismo periodo el S&P 500 ha subido un 421%. La renta variable se ha quedado rezagada, especialmente a partir de 2015, como se aprecia en el gráfico siguiente.

En cuanto a motivos, encontramos varios. Richard Brown, gestor de renta variable europea en Janus Henderson, cita tres. Primero, errores en las políticas e inacción tras la crisis financiera, así como el predominio de la austeridad como lema. Segundo, una construcción política cuestionable. Unión monetaria sin unión política. O dos velocidades de crecimiento dentro de una única moneda. Y tercero, una exposición limitada al sector tecnológico.

La inflación cambia las reglas del juego

¿Esta vez es diferente? Quizás es una de las expresiones más peligrosas al invertir. Pero lo cierto es que Brown ve argumentos para pensar que el próximo ciclo puede ser el de la bolsa europea. Destaca un punto crítico, que ya estamos viendo estos días. ¿Qué pasaría si este ciclo económico es más inflacionario que el anterior?

Podemos estar ante un cambio en las reglas del juego. Analicemos las características para haber ganado en la última década. El principal motor en las bolsas ha sido unos tipos de interés a la baja, hasta niveles incluso negativos. Es lo que derivó el growth batiendo al value y Estados Unidos batiendo a Europa. ¿Qué pasará cuando la inflación de la vuelta a la tendencia en los tipos de interés? Es una posibilidad que ve Brown. Que los enormes paquetes fiscales que están implementando las principales economías al fin despierten a los precios.

Y la bolsa europea no solo depende de la inflación. A nivel macroeconómico la respuesta a esta crisis también ha sido muy diferente. Para empezar, porque Europa se ha mostrado unida a nivel político. Frente al casi Grexit de 2021, ahora se ha aprobado un plan de recuperación común. Incluso emisiones de deuda a nivel europeo. Además, se ha llegado a la contracción económica con los balances de los bancos saneados y liquidez en el mercado. El Banco Central Europeo también ha sido más ágil. La última vez el QE en Europa tardó siete años en llegar. Brown nos recuerda que en 2011 el BCE estaba subiendo tipos cuando probablemente los tendría que haber estado bajando.

Europa se posiciona para el próximo boom: la ASG

Como se resaltaba en el siguiente gráfico, sin la exposición a las megatecnológicas el S&P 500 en realidad se ha movido en línea con la bolsa europea. “Me sorprendería mucho si las FAANG tuvieran otra década de crecimiento espectacular”, afirma el gestor. “Es un posicionamiento muy abarrotado y con el sentimiento antimonopolístico no es irracional pensar que habrá presión para que sean negocios más regulados”, explica.

¿Y qué pueden ser las nuevas tech? En opinión de Brown, la inversión sostenible. “Si tuviera que invertir en un acrónimo no serían las FAANG sino la ASG”, sentencia. Y si así se cumple, Europa está perfectamente posicionada para liderar el crecimiento. “Puede que llegasen tarde a la fiesta tecnológica, pero Europa tiene muy claro que quiere ser el líder de la economía verde”, afirma el experto. Como bien señala, Europa es el hogar de varios de los líderes en energía renovable. Iberdrola, Acciona, Enel… Y a diferencia del anterior ciclo, donde el boom se concentró en un sector, la sostenibilidad toca a prácticamente todas las industrias.

Y no solo está Europa posicionada para liderar el boom de la ASG. Lo hace desde unas valoraciones históricamente muy atractivas. El diferencial Shiller PE entre Europa y Estados Unidos está a un nivel extremo. Brown reconoce cierto escepticismo entre los inversores internacionales. “Ven a la bolsa europea como un conjunto de empresas pequeñas, de baja calidad, muy cíclicas y value”, cuenta. Y es cierto que las compañías europeas son las que más sufren en periodos de contracción. Pero también son las que rebotan con más fuerza en la recuperación.