Puede reducir el riesgo vendiendo deuda pública y comprando acciones: ¿Verdadero o falso?

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Almad Nawawi, Flickr, Creative Commons

Dadas las necesidades de liquidez y de control del riesgo de las instituciones para hacer frente a posibles contingencias a corto plazo, una parte sustancial de la cartera debe ser asignada a activos muy líquidos y de bajo riesgo, en general bonos del gobierno. Sin embargo, la inversión en deuda con vencimientos cortos por encima de un determinado nivel debe ser diversificada de manera más agresiva en otras clases de activos para captar rentabilidades adicionales y beneficiarse de las propiedades positivas que puede ofrecer la diversificación. Usted puede reducir el riesgo de la inversión mediante la venta de bonos del gobierno y la compra de acciones. ¿Verdadero o falso?

La mayoría de los inversores dicen que esto es imposible. Sin embargo, según explican en un informe los expertos de UBS Global Asset Management, recientes investigaciones apuntan a que este modelo podría ser cierto. “La inclusión tanto de deuda emergente como de acciones dará una mayor diferencia del ratio de Sharpe, pero en general dotará a la cartera un enfoque más diversificado”. Entre los activos que se podrían incluir están los bonos corporativos, las titulizaciones de crédito u otras clases de activos, en función de cual sea el apetito por el riesgo del inversor y de la política de inversión del fondo.

En este sentido, del mismo modo que los inversores institucionales de todo el mundo se están preguntando si los bonos del gobierno son realmente un activo libre de riesgo, también están revisando si las acciones pueden servir como una herramienta de gestión de riesgos. “En términos generales, los inversores institucionales no tienen tradicionalmente a la renta variable como un activo para gestionar la liquidez y controlar el riesgo de la cartera. Sin embargo, parece que esto está cambiando gradualmente y cada vez más inversores están valorando la posibilidad de invertir en acciones con un propósito de control del riesgo”.

Tal y como revela UBS Global AM, existirían ejemplos de inversores institucionales que ya lo estarían haciendo. “El Banco Nacional de Suiza, el Banco de Israel y el Banco Central de Corea invierten una parte de su cartera –entre el 5% y el 12%- en renta variable”. Según explican, lo que los inversores institucionales y los bancos centrales tienen en común es la necesidad de gestionar la liquidez y controlar el riesgo. “La exposición a acciones de elevada rentabilidad por dividendo, generalmente más estables, puede proporcionar una rentabilidad adicional”. También hay que tener en cuenta –señalan- que no sólo las acciones tienen una baja correlación con la deuda soberana.

Por último, UBS Global AM asegura que el bajo rendimiento ofrecido por la renta variable en la última década obedece a varios factores. El dominante parece indicar que los precios de las acciones entraron en la primera década del siglo después de las fuertes subidas cosechadas en los 80 y los 90, llegando a situarse a niveles muy elevados en comparación a sus estándares históricos. “De cara al futuro, se espera que las acciones registren una evolución más favorable que la registrada en la primera década del siglo XXI, no sólo por la mejora de la economía sino por los niveles de los que parten los precios”. En este punto, UBS Global AM calcula que la rentabilidad anualizada de la bolsa en los próximos siete años será del 7%, con una volatilidad media del 14%.