Las diferentes actitudes de Japón, China y Reino Unido respecto a los bonos del Tesoro estadounidense reflejan cambios en las dinámicas económicas y políticas de sus bancos centrales respecto a sus reservas internacionales.
Los bonos del Tesoro estadounidense (denominados Treasuries) han sido y siguen siendo la piedra angular de las finanzas mundiales. Estos títulos son considerados un activo financiero seguro y líquido y ofrecen históricamente rendimientos relativamente atractivos en comparación con otra deuda soberana de alta calidad.
Por ello no sorprende que los bancos centrales de todo el mundo mantengan cantidades significativas de estos instrumentos como parte de sus reservas de divisas. Sí que en cambio llama la atención algunos curiosos movimientos que se observan en el caso de los tres mayores tenedores de Treasuries.
Históricamente, Japón y China han sido los principales compradores de bonos del Tesoro estadounidense. Sin embargo, se han producido cambios que reflejan la compleja interacción de estrategias económicas, consideraciones geopolíticas y dinámicas de mercado.
La estrategia de Japón
En el caso de Japón, entre 2000 y 2024 incrementó sus tendencias de Treasuries desde 325.800 millones de dólares a cerca de 1,150 billones el pasado mes de abril, según datos del Departamento del Tesoro de EE.UU., cifra que equivale a casi el 15% del volumen total de bonos estadounidenses en manos de tenedores extranjeros.
Japón ha mantenido una posición significativa en bonos del Tesoro estadounidense por varias razones estratégicas y económicas, pero la principal es el diferencial de rendimiento entre los Treasuries y los bonos del Gobierno japonés (JGB). A pesar del aumento reciente en los rendimientos domésticos, siguen siendo considerablemente bajos en comparación con los bonos del Tesoro de EE.UU.
Sin embargo, el reciente abandono de la política de control de la curva de rendimientos (YCC) del Banco de Japón podría provocar cambios relevantes en la tenencia de Treasuries. La YCC (implementada desde 2013) mantenía los retornos de los bonos nipones en niveles extremadamente bajos, lo que incentivaba a buscar mayores rendimientos en el extranjero.
Según el informe The Enduring Appeal of US Treasuries to Japan's Investors, de Oxford Economics, el mayor apetito de Japón por los Treasuries ha estado vinculado tradicionalmente a sus políticas monetarias destinadas a salir de décadas de estancamiento y deflación. "El fin de las medidas ultraexpansivas podría impulsar la compra de bonos japoneses y la moderación de la adquisición de Treasuries".
China a la baja
Frente a las fluctuaciones de las tendencias en Japón, en China las reservas de bonos del Tesoro de EE.UU. llevan descendiendo desde hace años, alcanzando los 770.400 milllones de dólares en abril de 2024, el nivel más bajo desde marzo de 2009 (representa el 10% del total de bonos en manos de inversores extranjeros). La reducción desde principios de 2021 ha sido del 30%, lo que supone más de 35.000 millones de dólares.
El antiguo asesor del Banco Popular de China, Yu Yongding, sugirió en un foro económico en 2022 que el país debía reducir gradualmente su tenencia de bonos del Tesoro estadounidense, argumentando que era necesario un ajuste en la estructura de activos y pasivos en el extranjero para mejorar la rentabilidad. Estas declaraciones sucedieron al congelamiento de las reservas por parte del Banco Central de la Federación Rusa.
Paralelamente a la disminución de Treasuries el gigante asiático ha incrementado sus inversiones en otros activos, como el oro, lo que refleja la puesta en marcha de una estrategia de diversificación y mitigación de potenciales riesgos económicos y geopolíticos.
Gita Gopinath, primera subdirectora gerente del FMI, señaló recientemente en un evento del Instituto de Investigación de Política Económica de Stanford que "China y los países que mantienen vínculos estrechos con ella llevan aumentando las reservas de oro desde 2015, probablemente por la preocupación ante la posible imposición de sanciones".
En cualquier caso, "China tampoco puede ir contra sí misma. Los Treasuries siguen representando una buena parte de sus reservas internacionales, por lo que no puede venderlos masivamente, ya que eso reduciría el precio de los bonos y, en consecuencia, afectaría al valor de sus reservas", apunta John Taylor, responsable de Renta Fija Europea y director de Multisectorial Global en AllianceBernstein.
China desinvierte y otros países hacen lo contrario. "La retirada de algunos compradores extranjeros se ha compensado con el aumento de la inversión de otras naciones, como Japón y Canadá; también por el incremento de las adquisiciones por parte de los inversores nacionales", apunta Jack Janasiewicz, gestor y estratega principal de Natixis IM Solutions.
Reino Unido en aumento
También hay que destacar la actitud de Reino Unido, el tercer mayor tenedor de bonos del Tesoro de EE.UU. Sus reservas de Treasuries han registrado un aumento constante. En abril de 2024 ascendían a 710.000 millones de dólares (9% del total en manos de compradores extranjeros) frente a los 691.000 millones de 2022.
Según John Nugée, consultor independiente, este incremento refleja la estrategia de mantener una cartera diversificada de activos seguros en medio de las incertidumbres económicas. Además, las exportaciones de Reino Unido a EE.UU. aumentaron un 9,3% en 2023, lo que muestra la importancia y la necesidad del país de mantener unas relaciones financieras y comerciales estables con EE.UU.
En definitiva, las diferentes actitudes de los principales tenedores de bonos del Tesoro estadounidense no parece que vayan a tener un significativo impacto en el volumen de deuda de EE.UU. en manos de compradores extranjeros. "Si alguno de los mayores tenedores de Treasuries decidiera vender, siempre habría otros dispuestos a comprar", apunta Richard Woolnough, gestor en M&G Investments. La caída en el valor de estos bonos provocaría una disminución de las reservas de divisas de los países, afectando a los fondos disponibles para pagar importaciones esenciales para sus respectivas poblaciones.