Con un 98% de probabilidades de subidas de tipos puestas en precio para esta reunión de diciembre, las gestoras internacionales alertan de que, si la autoridad monetaria americana cumple con el gráfico de los puntos, los mercados estarían subestimándola.
Última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del año y, previsiblemente, última subida de tipos de 2017. Así lo descuentan los mercados, porque así lo han señalizado en las últimas semanas tanto su actual presidenta, Janet Yellen, como su futuro presidente, Jerome Powell, otros miembros del FOMC y el propio gráfico de los puntos en su actualización de septiembre.
De cumplirse con el pronóstico, al banco central estadounidense le habría dado tiempo después de todo a incrementar tres veces el precio del dinero en 2017 (cinco desde que iniciara el ciclo de subidas en 2015), y a arrancar la normalización de su balance, en marcha desde octubre.
François Rimeu, responsable de Cross Asset y Retorno Total de La Française AM, señala que los mercados han puesto en precio una probabilidad del 98% de subidas de tipos en diciembre, por lo que "no debería ser una sorpresa", y no debería producirse "ninguna reacción significativa del mercado".
Rimeu prevé nuevas revisiones al alza de las previsiones de crecimiento para 2018 "después de un sólido último trimestre", así como "una pequeña revisión alcista" de la inflación que refleje el efecto de base de la subida de los precios del petróleo desde septiembre.
Desconexión
Cabe recordar que la última revisión del gráfico de los puntos dejó perplejo al mercado, pues en septiembre el mercado tenía unas expectativas mucho más relajadas. En realidad, esta desconexión ha sido estructural, tal y como recuerda el gestor de Fidelity Nick Peters: en 2016, “los mercados descontaban únicamente una probabilidad del 17% de que hubiera tres subidas este año y la mayoría creía que la Fed solo subiría los tipos una o dos veces”. Ahora, “la probabilidad de que haya tres subidas de tipos al final del próximo año es inferior al 20%, pero la probabilidad de que haya una o dos es del 60%”, detalla el gestor, que se sorprende de estas expectativas al confrontarlas con los buenos datos estadounidenses. De hecho, la propia previsión de la Fed es que EE.UU. registrará un crecimiento del 3,5% en el último trimestre de 2017.
Según Peters, “la debilidad de la inflación subyacente podría ser una de las razones de este escepticismo”, aunque también han sembrado dudas unos comentarios recientes de Jerome Powell, al señalar que la baja tasa de participación en el mercado laboral todavía deja margen de mejora, antes de que el crecimiento salarial se acelere y tire al alza de la inflación. “Si los mercados se ven sorprendidos por la inflación estadounidense -tal vez si los trabajadores comienzan a demandar salarios más altos- entonces podríamos ver una volatilidad mucho más elevada en los mercados y un ascenso de los rendimientos de la renta fija”, advierte el experto.
“Durante años, ha habido una desconexión entre las indicaciones del mercado y las intenciones de la Reserva Federal, por lo que es bueno ver que esta brecha finalmente se está reduciendo, aunque no ha desaparecido del todo. También es notable que este cambio reciente no haya tenido impacto en los mercados financieros, lo cual es una noticia positiva en términos de estabilidad financiera”, comenta por su parte Franck Dixmier, director de renta fija de Allianz Global Investors. El experto comenta que los datos macro de EE.UU. “muestran una perspectiva muy positiva y un entorno de crecimiento positivo”, por lo que la fortaleza económica continuada debería facilitar a la Fed el camino hacia la normalización de su política monetaria.
Dixmier se fija asimismo en un cambio en el discurso de la Fed sobre la inflación: “En el pasado, la Fed se enfrentó al enigma de un entorno muy positivo y una inflación decreciente. Ahora, el tono del debate está evolucionando ante la creciente confianza de que la inflación se recuperará lentamente”. Por tanto, Dixmier espera que, tras la última reunión del FOMC, se produzcan “comentarios positivos sobre la evolución del mercado laboral, lo que a su vez debería impulsar la inflación salarial gradual en el futuro”. En definitiva, que “la inflación subyacente aumente gradualmente en 2018, justificando de hecho el proceso de normalización de la política monetaria en curso”.
Predicciones para 2018
Desde Aberdeen Standard Investments, el responsable de estrategia de inversión Luke Bartholomew cree que existen al menos cuatro factores que condicionarán la hoja de ruta de la Fed en 2018. Empieza por el hecho de que EE.UU. ya está muy cerca del pleno empleo, si es que no lo ha alcanzado ya. “Sin embargo, el crecimiento de los salarios sigue siendo lento. Esto podría reflejar de forma parcial una débil productividad, pero teniendo en cuenta los otros datos sobre la salud de la economía, resulta difícil imaginar que no veremos un aumento de los salarios. Por tanto, la Fed se vería forzada a subir tipos para evitar un sobrecalentamiento de la economía”, explica.
En segundo lugar, el experto afirma que la Fed tendrá que revisar en 2018 sus modelos de inflación: “O bien se demostrará que esta inflación moderada es temporal o tendrán que adaptarse al hecho de que no lo es y que, por tanto, nuestra idea de lo que genera inflación no es acertada”. En el segundo caso, la Fed podría verse obligada a revisar a la baja sus previsiones, y esto reduciría la presión sobre subir los tipos.
En tercer lugar, están las rebajas fiscales propuestas por Donald Trump. Aunque esta clase de medidas suelen estimular la economía, el responsable comenta que “estamos en un momento muy raro en el ciclo para estar estimulando la economía, dado que se está comportando bien y, en consecuencia, la Fed podría acabar subiendo los tipos en respuesta”.
Finalmente, está el hecho de que las condiciones financieras no se han endurecido en la medida en que la Fed ha endurecido las condiciones monetarias. “La Fed podría terminar teniendo que subir los tipos a corto plazo para generar el endurecimiento en las condiciones financieras que deberían estar presenciando ahora”, concluye Bartholomew.
Guido Barthels, gestor de ETHENEA, comenta sobre la trayectoria futura de los tipos que “es posible que el aumento de la primera mitad del año se corrija a la baja durante la segunda mitad del ejercicio debido a las preocupaciones económicas”. Asimismo, advierte que, si esta trayectoria provoca que se invierta la curva de rendimientos a lo largo del año, “sería un claro indicador de una inminente desaceleración económica”, una perspectiva que, a su vez, “podría poner presión sobre las primas de riesgo de los bonos corporativos”.