¿Qué política monetaria esperar por parte del BCE y la Fed a partir de ahora? Hablan los expertos

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Foto: @Doug88888, Flickr, Creative Commons

El precio del Brent en euros ha alcanzado su nivel más alto en casi 35 años, en medio de las crecientes expectativas de una menor oferta y un debilitamiento del euro. Estados Unidos y Reino Unido acaban de prohibir la importación de crudo ruso. Nuevo aumento en la escalada de sanciones al gigante euroasiático por parte de Occidente que supone otro mazazo para la economía de Rusia y que también añade más incertidumbre al ya de por sí enmarañado panorama geopolítico. ¿Cuáles son ahora las implicaciones?

“Las circunstancias indican que los precios de la energía seguirán dependiendo en gran medida de las tensiones geopolíticas. Ello pesará sobre la confianza de los consumidores, el crecimiento de los ingresos de las empresas y los márgenes operativos”, señala Mabrouk Chetouane, responsable de Estrategia de Mercados de Natixis Investment Managers Solutions. El problema ahora radica en que el fulgurante encarecimiento de las materias primas está echando por tierra la hoja de ruta de los bancos centrales, donde -según Chris Iggo, director de Inversiones Core en AXA Investment Managers, “las perspectivas ya no son tan claras como antes”.

Sacudida al crecimiento económico

En primer lugar, hay que ver cuál será el impacto de la crisis bélica, la escalada de los precios de la energía y la inflación sobre el crecimiento. Por ahora, son pocos los que hablan de recesión a la vista. “No esperamos ver una recesión, pero el riesgo de que se produzca en Europa está aumentando en medio de la creciente presión inflacionaria en un momento en que el BCE planea reducir su expansión cuantitativa”, afirma Vincent Mortier, director de Inversiones en Amundi. Eso sí: “si los precios de la energía se mantienen tan altos, podrían provocar un freno significativo en el crecimiento, especialmente en Europa”, comentan desde J.P.Morgan AM.

En este sentido, la guerra entre Rusia y Ucrania no ayuda. Stéphane Déo, jefe de Estrategias de Mercado de Ostrum AM, filial de Natixis Investment Managers, considera que “la crisis ucraniana es una gran sacudida para el crecimiento”. En su opinión, ante el creciente riesgo que el conflicto ucraniano supone para el crecimiento, es urgente esperar.

La visibilidad es muy escasa. Pone ejemplos concretos de empresas que ya están sufriendo problemas. “BMW ha reducido la producción de algunos modelos porque ya no llegan las piezas de recambio de su proveedor ucraniano. EADS tiene problemas de stock de titanio. Y Michelin no dispone de todas las materias primas necesarias…”. En conclusión, Déo recalca que "la crisis acarreará una probable ralentización del endurecimiento de la política monetaria, sobre todo en Europa, con lo que se producirá un mayor desacoplamiento entre la Fed y el BCE”.

Divergencias entre la Fed y el BCE

Aunque la mayoría de las gestoras no ponen en duda la tendencia al endurecimiento de la política monetaria, cada vez son más las voces que apuntan a que ésta se va a aplazar. “La Fed adoptará un enfoque más gradual en su política monetaria. La situación del BCE es diferente, porque Europa se verá más afectada por el conflicto. Lo ocurrido estos días ha reforzado nuestra convicción de que no subirá tipos este año y mantendrá el QE”, augura Keith Wade, economista jefe de Schroders.

Thomas Hempell, jefe de Análisis Macro y de Mercado de Generali Investments, considera que el BCE quiere evitar un error de política monetaria subiendo los tipos prematuramente. “La elevada incertidumbre geopolítica impedirá probablemente que se comprometa a fijar un calendario para la finalización de su programa y una subida de tipos. La Fed sigue en camino de llevar a cabo su primera alza de las tasas desde 2018 la próxima semana, alentada por un sólido informe sobre el mercado laboral de y una inflación de febrero probablemente confirmada en casi el 8%”.

Lo que hará el BCE esta semana

El BCE se enfrenta a una texitura muy difícil. Los precios de las materias primas están en subida libre, la inflación no afloja y es más que previsible que el crecimiento económico se vea resentido. Esto coloca a la autoridad monetaria europea es una posición muy incómoda. “Podría decirse que esta es una de las reuniones del BCE más complejas que se han celebrado desde hace tiempo. El conjunto de consideraciones macro hará que la decisión sea muy difícil”, reconoce Peter Goves, analista de renta fija de MFS IM.

El dilema al que se enfrenta el BCE es el siguiente. “Por un lado, los actuales niveles de inflación exigen una salida más rápida del programa de compra de bonos. Por otro, los riesgos económicos derivados de la guerra en Ucrania aún no pueden evaluarse por completo. Esto significa que, en la reunión de esta semana, el banco central señalará el alto grado de dependencia de los datos. Ello, sin comprometerse con demasiada antelación”, explica Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS.

Según Konstantin Veit, gestor de carteras en PIMCO, la elevada incertidumbre en torno a las perspectivas macro llevará al BCE a centrarse en la opcionalidad en la política monetaria. “No esperamos que la autoridad monetaria anuncie formalmente una fecha firme de finalización o una recalibración importante de su Programa de Compra de Activos en la reunión de este mes, ya que el empeoramiento del telón de fondo geopolítico nubla la visibilidad y conduce a una reevaluación de las perspectivas de crecimiento”, reconoce.

Coincide con Gergely Majoros, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, quien lo resume en una frase: “en este escenario, es probable que el BCE mantenga la máxima flexibilidad”.

Por ahora el escenario base es estanflación

Por ahora, las entidades se muestran reacias a hablar de una recesión a nivel global. El término más repetido, por ahora, es el de estanflación. Es algo que se ve alimentado por las sanciones que Occidente está imponiendo a Rusia.

Para Norman Villamin, director de Inversiones de Wealth Management de UBP, éstas tienen el potencial de crear un shock de oferta de productos básicos mayor que en 1973. “Si se implementan estas sanciones, los políticos occidentales se enfrentarán a una dura elección: seguir políticas monetarias similares a las de la década de 1970 que provocaron profundas recesiones a lo largo de la década o adaptarse a la inflación para preservar el crecimiento”, concluye el experto.