La visión que mantiene la firma americana sobre estos mercados es negativa. Y, por el momento, seguirá siendo así hasta que empiecen a ver tres cosas.
Incluso a pesar de la catarsis que han vivido las bolsas de Estados Unidos y de Europa en este arranque de año, con pérdidas anuales que rondan ya el 10%, la visión de J.P.Morgan AM sobre ambos mercados de renta variable sigue siendo positiva. No ocurre lo mismo en los mercados emergentes, donde la entidad mantiene una visión negativa. De hecho, uno de los principales temores que ven en la firma es que la ralentización del crecimiento económico de los países en vías de desarrollo termine afectando al mundo desarrollado. La cuestión principal es cuál será el impacto del aterrizaje de la economía china sobre el PIB mundial. Es curioso ya que hace unos años era justo al revés. Entonces, el crecimiento económico global lo lideraban los emergentes y el riesgo era que la desaceleración del crecimiento en el mundo desarrollado terminase por afectar a los emergentes.
Es ese uno de los motivos por los que la visión de J.P.Morgan AM sobre la evolución de los mercados emergentes sigue siendo negativa. Pero… ¿qué tiene que ocurrir para que las perspectivas de la gestora americana sobre la renta variable emergente se den la vuelta y se tornen positivas? Según explica Lucía Gutiérrez-Mellado, subdirectora de Estrategia de J.P.Morgan AM para Iberia, deben confluir tres circunstancias.
1) La primera es una mejora de las expectativas de crecimiento económico. La experta considera necesario ver una estabilización de la situación en este sentido. “¿Esperamos asistir a un entorno en el que veamos un repunte muy importante del crecimiento de las economías emergentes en 2016? La respuesta es no. Quizás en la segunda parte del año empecemos a encontrarnos con las primeras noticias positivas, si bien en 2016 lo que necesitamos ver es una estabilización y quizás en 2017 asistamos a un escenario de tasas de crecimiento más fuertes”, afirma.
2) La segunda es una estabilización de las divisas, las cuales han experimentado ya una fuerte depreciación que se ha prolongado a lo largo de los últimos años. Según Gutiérrez-Mellado, las grandes caídas ya se han producido.
3) Recuperación de los resultados empresariales, los cuales hasta ahora no han alcanzado las expectativas. “Han decepcionado en los últimos años. Necesitaríamos ver una mejora y que los analistas empiezan a revisar al alza sus expectativas de beneficios”.