Radiografía de la economía estadounidense y razones para mantener un sano escepticismo

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Foto cedida

Uno de los grandes debates que se ha desarrollado en los últimos meses en el mercado tiene que ver con el punto del ciclo económico en el que están las principales economías del mundo, particularmente EE.UU.: si bien parece que ha llegado a la fase final de su ciclo, muchos argumentan que no se ven los excesos que señalaron recesiones anteriores… ¿O sí? “Durante 2017, en los mercados de renta fija presenciamos algunas notables señales de alarma de la potencial gestación de burbujas de activos, creadas por una política monetaria muy acomodaticia” afirma Ariel Bezalel, gestor de Jupiter al cargo del Jupiter Dynamic Bond, calificado como favorito de los Analistas, Blockbuster y Consistentes Funds People.

Éste destaca tres señales en particular: que el high yield europeo cotizó en línea con los treasuries por primera vez en la historia; que Argentina emitió un bono a cien años con sobresuscripción en la subasta a pesar de su pasado reincidente en impagos, y la curva de tipos estadounidense se aplanó a pesar de la mejora del crecimiento del PIB.

El gestor muestra su particular preocupación por la interpretación que se está haciendo de dicho aplanamiento de la curva. Afirma que “muchos alcistas no se la están tomando en serio” pese al precedente histórico sentado por ciclos de subidas de tipos de la Fed anteriores. “Ya mires la curva de tipos de bonos de 2 y 10 años, o la de bonos de 5 y 30 años, creemos que la curva de tipos estadounidense seguirá aplanándose, sentencia.

Estos puntos de vista no implican necesariamente que Bezalel esté esperando una recesión en EE.UU. Más bien que es escéptico con el rumbo de la economía estadounidense, ya que afirma que el requisito imprescindible para que repunte el crecimiento y despegue la inflación es que repunte la productividad, “pero todos los signos muestran que la productividad todavía está muy baja”.

También es escéptico en cuanto al impacto de la recién aprobada reforma fiscal: opina que las rebajas fiscales supondrán un único, pero gran impulso para los beneficios corporativos, pero duda que se gaste ese dinero: “El acceso a la liquidez no ha sido el problema para las empresas estadounidenses. El problema es que, cuando la demanda está bastante apagada en la economía en general, no hay un incentivo real para que las empresas pongan su dinero a trabajar”.

En cuanto a la hoja de ruta de la Reserva Federal para los próximos doce meses, el experto se fija en que el mercado sólo ha puesto en precio dos subidas, pese a que el banco central claramente ha señalizado tres. La conclusión que saca Bezalel de estos hechos es esencialmente macroeconómica: “Bajo mi punto de vista, el consumidor estadounidense cada vez está bajo más presión, y se está viendo obligado a emplear sus ahorros para hacer adquisiciones”.

Es necesario recordar que el consumo supone entre el 65% y el 70% del PIB estadounidense, de ahí que el gestor exprese su preocupación en particular por "el colapso de la tasa de ahorro personal, que se encuentra en mínimos de varios años”, al tiempo que está aumentando otra vez la financiación de tarjetas de crédito y compras de automóviles. Si a esto se suma que la deuda corporativa está en máximos de récord, Bezalel llega a una conclusión que los inversores deberán tener muy presente en los próximos meses: “Es evidente que el sector privado estadounidense está altamente apalancado y es algo vulnerable a una pequeña subida en los tipos de interés”.