Radiografía de las inversiones de las bancas privadas españolas en activos ilíquidos

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Rilind Hoxha, Flickr, Creative Commons

Natixis Investment Managers ha llevado a cabo un estudio de inteligencia de mercado sobre las inversiones de las bancas privadas españolas en activos privados. El trabajo, al que ha tenido acceso FundsPeople, ha sido impulsado por la gestora francesa y realizado por Alternative Ratings, firma especializada en análisis y due diligence de fondos alternativos, y finReg 360, entidad especializada en el asesoramiento regulatorio financiero. Uno de los segmentos abarcados ha sido el segmento de wealth management. Los resultados más relevantes a los que han llegado permiten hacer una radiografía de las inversiones de las bancas privadas españolas en activos ilíquidos.

Resultados cuantitativos y cualitativos

Las cantidades levantadas (fundraising) en fondos privados (o ilíquidos) por las bancas privadas se sitúan alrededor del 2% del patrimonio total gestionado de clientes. Según las encuestas realizadas en este estudio, la expectativa sería que la asignación a ilíquidos se elevase al 4% durante los próximos 3-5 años. Es decir, que su peso se duplicase. Se observa una fragmentación entre entidades en aspectos como los siguientes:

1. No todas las bancas privadas ofrecen los mismos activos subyacentes a sus clientes: aunque el 100% de los players tiende a ofrecer fondos de capital privado (private equity), la asignación durante los últimos tres años viene creciendo también en otras clases de activos ilíquidos, como por ejemplo en inmuebles o infraestructuras de renovables.

2. Las entidades presentan una aproximación diferenciada en cuanto a la forma de distribuir este tipo de productos: algunas bancas privadas tienen un perfil más activo en la distribución de productos de terceros, mientras que otras facilitan la generación de producto alternativo, aunque los distribuyen de una forma más pasiva.

Factores específicos que se deben considerar para el segmento de banca privada

En primer lugar, los elementos regulatorio y fiscal son claves: hay aspectos que influyen claramente en la actuación de las bancas privadas, como son la idoneidad del inversor para acceder a este tipo de productos, el vehículo más adecuado para permitir su distribución o las propias políticas de inversión posibles en función del vehículo seleccionado (diversificación, activos aptos, etc.), entre otros.

En la práctica, de acuerdo con MIFID II, una gran mayoría de los clientes de este segmento son considerados minoristas, lo que determina una exigencia de especial protección. Por otra parte, se observa en los últimos años una clara tendencia a la reducción de los importes mínimos de entrada en los fondos (desde volúmenes superiores a 250.000 euros hasta 100.000) y la discusión candente sobre posibles vías para una potencial democratización del acceso a este tipo de inversiones alternativas ilíquidas, en vías de revisión por el regulador.

En general, se constata una preferencia histórica por los vehículos de jurisdicción española, especialmente ECR (entidades de capital riesgo), en detrimento de otros europeos. Sin embargo, el mercado tiene puestas grandes expectativas en relación con el vehículo europeo ELTIF (european long term investment fund), o FILPE, en español.

Existe una distinción clara de la clientela en cuanto a su capacidad de acceso o no a este tipo de inversiones. Las entidades hablan de una cifra reducida de clientes aptos, cuya cartera puede llegar a tener una exposición cercana al 10%. Esto se contrapone con una inmensa mayoría que tiene una presencia nula de estos activos en cartera.

En este sentido, muchas entidades estarían imponiendo restricciones de acceso a los clientes en función del volumen de patrimonio, edad… (por ejemplo, patrimonio líquido mínimo de un millón de euros y edad máxima de X años).

Presencia de los fondos de fondos

La presencia de los fondos de fondos continúa siendo relevante en este segmento. El estudio estima que el 85% de los que ofrecen alternativos ilíquidos tienen en su pipeline fondos de fondos y fondos directos.

El 60% de los inversores analizados mencionaron que los criterios

ESG no eran todavía determinantes para seleccionar un fondo alternativo, si bien esperaban que esta circunstancia cambiase en el futuro próximo.

Una mayoría de las entidades manifestaron hacer uso del servicio de asesoramiento como vía para recomendar estos vehículos a sus clientes. No obstante, en algunos casos, preferían no mezclar la asignación a activos financieros líquidos y subyacentes ilíquidos en una misma cartera.

Por otra parte, la presencia de estos activos en carteras discrecionales sería bastante residual (por ejemplo, en el 10% de libre disposición de las SICAV).

El 80 % de las entidades consultadas manifestaron sentirse satisfechas con sus capacidades de acceso y selección a los gestores alternativos. Si bien la mayoría actúa básicamente como distribuidores de producto, existen algunos casos en los que las entidades buscan alcanzar acuerdos de asesoramiento con equipos especializados. O incluso una potencial integración con sus propios equipos.

Razones para invertir

En cuanto a las razones principales para invertir en fondos de activos privados, mencionaron la diversificación (búsqueda de activos descorrelacionados), el aumento de la calidad del pipeline de productos (oferta más completa y diferenciada a los clientes), la mejora del servicio (las inversiones ilíquidas son planteadas también como una oportunidad de acceso y de mejor servicio al cliente (valor añadido) y la conexión con la economía real (los entrevistados encuentran a menudo una mayor facilidad para explicar estos subyacentes a sus clientes por su mayor ligazón con la economía real o por tratarse de fondos vinculados a proyectos empresariales, que pueden sonar más cercanos a la actividad propia de clientes empresarios y profesionales.

También está la rentabilidad extra: retorno superior sobre activos cotizados como consecuencia de la remuneración de la prima por iliquidez.

Motivos de preocupación

Entre los motivos de preocupación que fueron más citados destacan cuatro aspectos.

El alineamiento (entre gestor e inversor) y la involucración patrimonial del gestor en el propio fondo, su remuneración…

Citaron asimismo riesgos reputacionales (y en general operacionales): preocupación básica en una actividad cuyo fundamento está basado en la confianza.

Las limitaciones regulatorias (de cumplimiento normativo) y de carácter administrativo (ejecución, control operativo, medición, etc.).

La proximidad del equipo gestor: la cercanía de la entidad gestora del fondo es considerada una ventaja relevante.