Según AXA IM, más de la mitad del incremento de tipos en EE.UU. y en Alemania se ha debido al cambio de las expectativas de inflación, lo que hace muy importante analizar cuál es la situación actual y las fuerzas que están influyendo sobre ella.
Laurence Boone no tiene ninguna duda de que 2017 será un año emocionante en los mercados de renta fija, no solo por la existencia de muchas incertidumbres (tales como las políticas que se irán aplicando en EE.UU. o la concatenación de elecciones en Europa), sino también por el nuevo entorno de tipos de interés al alza. A pesar del estado de ánimo más bien apagado de los analistas, e incluso también de los participantes de mercado, la directora de Análisis de AXA Investment Managers y economista jefe del Grupo AXA considera que los fundamentales cíclicos y permanentes serán más favorables para los inversores a largo plazo en 2017 a pesar de las dificultades a corto plazo. Así pues, la experta hace una clara distinción entre lo que es la radiografía a corto plazo y la tendencia a largo plazo.
En lo que respecta al ciclo a corto plazo, Boone se muestra convencida de que la recuperación cíclica va a continuar, impulsada por las políticas monetarias persistentemente acomodaticias, la ausencia de desequilibrios importantes y los menores riesgos políticos que, en su opinión, existen en comparación con 2016 (sin olvidar los riesgos de cola). Esa recuperación cíclica a la que la experta hace referencia se verá impulsada principalmente por dos temáticas: incrementos de las tasas de inflación y de los tipos de interés. “Esas serán las temáticas dominantes”, afirma. La primera podría marcar el ritmo de subida de la segunda. “Más de la mitad del incremento de tipos en EE.UU. y en Alemania se ha debido al cambio de las expectativas de inflación”, revela Boone.
A estas alturas, no hay duda de que la inflación está regresando al panorama actual, con unas expectativas que se han incrementado hasta el 2% en EE.UU., por encima del 1,3% y con mayor margen de subida en Alemania y por encima del 3% en Reino Unido. “En EE.UU. cualquier incremento adicional de la inflación debería verse limitado por la reciente apreciación del dólar, mientras que en Alemania podrían producirse ciertas presiones alcistas sobre los salarios, aunque en el resto de países la inflación se sitúa entre el 1 y el 2%. Mientras tanto, Japón sigue con su lucha, si bien la combinación de políticas tiene el objetivo firme de afrontar el problema de la inflación. En los mercados emergentes se registran en cierto modo mayores incrementos de precios, aunque modestos”. Esa es la radiografía actual. La cuestión es que las presiones inflacionistas están viniendo tanto por el lado de la demanda como de la oferta.
Empezando por la demanda, el incremento de utilización de la capacidad productiva presiona al alza precios y salarios. “La economía de EE.UU. ha estado creciendo durante más de siete años consecutivos y la utilización de la capacidad productiva se ha incrementado considerablemente. Además, la inflación ya casi ha vuelto a sus orígenes en el sector servicios, debido a su vez a los incrementos salariales, y la tasa de incrementos salariales se sitúa actualmente en un sólido 2,4% interanual en EE.UU. En la actualidad, aquellos trabajadores menos productivos que habían abandonado el mercado laboral han vuelto al mismo, lo cual supone una presión alcista sobre los salarios, y este incremento del poder adquisitivo permitirá también a ciertas compañías incrementar sus precios como consecuencia de una demanda creciente”. También están teniendo un claro efecto las propuestas en materia de recortes de impuestos y de desregulación financiera de Donald Trump. “Es probable que incrementen la demanda, lo cual supondría una presión alcista adicional sobre los precios”.
En lo que respecta a las presiones por el lado de la oferta, Boone asegura que, al margen del posible incremento de los aranceles sobre determinados bienes importados específicos anunciado por Trump, son menos significativas, aunque también existen. “Los precios de las materias primas parecen estabilizarse y prevemos un escaso efecto alcista sobre el crecimiento derivado de las mejoras de productividad. Además, la globalización, que tuvo un efecto deflacionista en vísperas de la crisis financiera, está contribuyendo en la actualidad a la consolidación de una tasa de inflación más estable. Los salarios pagados en los mercados emergentes se están incrementando, pero la inflación de los productos manufacturados se mantiene en niveles bastante contenidos”, concluye la experta.