El bajo coste ha hecho que incluso las grandes fortunas estén viendo a los productos de gestión pasiva como el vehículo más idóneo para canalizar sus inversiones.
Los fondos cotizados se abren paso en Europa. Las cifras así lo evidencian. Los ETF han atraído más activos en los primeros cuatro meses de 2014 que en todo el año pasado y han registrado unos flujos de inversión de 20.600 millones de dólares en lo que va de año (106% del total del año pasado). Esto significa que desde 2008 la industria de ETF en Europa ha multiplicado por tres su patrimonio en seis años, al pasar de 150.000 millones de dólares a los aproximadamente 450.000 millones de cierre de abril de 2014, lo que ha derivado no sólo en nuevos productos, sino también en nuevas maneras de implementar los ETF en las carteras.
Entre las principales razones del éxito de estos productos está su bajo coste. Esta es una tendencia global, que alcanza incluso a las grandes fortunas. El propio Warren Buffett aseguraba que, al cobrar unas comisiones más bajas, los fondos cotizados son más adecuados para los inversores no profesionales, ya que –según el gurú- estos inversores no deberían centrarse tanto en la selección de valores ganadores sino en invertir en una cesta de acciones que puedan funcionar bien de forma agregada. Esa mayor sensibilidad al coste del producto también la reconoce Stuart E. Lucas, considerado en la actualidad como uno de los principales gurús y máximos expertos mundiales en gestión estratégica de grandes patrimonios privados.
"En un escenario de bajas rentabilidades, los costes se vuelven más importantes", aseguraba en una reciente entrevista con Funds People. En este sentido, el experto apuesta por canalizar la inversión a través de productos baratos que ofrezcan, a su vez, una amplia diversificación. La tesis que defienden tanto Buffett como Lucas es que los ETF son los productos más adecuados para construir una cartera diversificada a largo plazo, ya que un inversor podría repartir su patrimonio entre ETF tanto de renta variable como de renta fija que repliquen los diferentes índices. Los productos más populares, por el momento, siguen siendo los que recogen la evolución de los principales índices bursátiles del mundo (S&P 500, EuroStoxx 50, Dax…), aunque el peso de los ETF de renta fija en las carteras sigue aumentando.
Según Rachel Lord, responsable de iShares para la región EMEA, “los fondos cotizados están adentrándose en una nueva fase en Europa. El sector se encuentra en un punto de inflexión hacia un uso de mercado masivo. Lo que comenzó como una herramienta pensada para instituciones ha terminado siendo adoptada por una amplia gama de inversores. Estamos asistiendo a un cambio en su uso, a medida que las inversiones pasivas se hacen un hueco en el núcleo de las carteras de los clientes. Los inversores y asesores recurren cada vez con más frecuencia a los ETF para estructurar carteras diversificadas y eficientes en el plano de costes con las miras puestas a largo plazo”, asegura.
En Estados Unidos la mitad del dinero en ETF proviene de particulares, en Europa es de alrededor el 30% y en España BlackRock calcula que es del 15% aproximadamente. Los inversores hacen un uso a más largo plazo de estos productos, por lo que la sensibilidad a la comisión es cada vez mayor. Esta es una tendencia que se viene detectando a ambos lados del Atlántico. “La manera de invertir de los clientes está evolucionando y empezamos a ver mucha más posición estratégica en ETF que táctica”, reconoce Iván Pascual, director de iShares para Iberia. Esa ha sido, precisamente, la razón por la que la plataforma de ETF de BlackRock acaba de lanzar en Europa la ‘Core Series’, una nueva oferta de producto con una estructura de costes más baja para inversores a largo plazo (leer más).