Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, adelanta que, a pesar la reducción de los niveles inflacionarios desde 2023, la reactivación de las políticas económicas de Trump podría traducirse en un posible rebote de la inflación para 2025.
La economía global, liderada principalmente por EE.UU. y su sector servicios, muestra una resiliencia destacable y el año 2025 se perfila como un período de desafíos moderados pero significativos para la economía global en términos de inflación. A pesar de una notable reducción en los niveles inflacionarios desde los picos de 2023, la posible reactivación de las políticas económicas de Trump, conocidas coloquialmente como Trumponomics, introduce tanto oportunidades como riesgos inflacionarios, advierte Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM.
Mientras que la desregulación y los recortes fiscales podrían reforzar la confianza empresarial y el crecimiento, las políticas más disruptivas en comercio e inmigración podrían tener consecuencias en términos de inflación. En particular, un aumento en el déficit fiscal o una guerra comercial mundial podrían sobrecalentar la economía estadounidense, reduciendo su PIB al 1,9% en 2025 y elevando la inflación en un 1,4%, según los cálculos de Paolini.
No obstante, la Reserva Federal se mantiene alerta y prevé una flexibilización de su política monetaria. El estratega espera que los tipos de interés se sigan reduciendo gradualmente para finales de 2025, alcanzando el 4,25%, lo que podría ofrecer cierto alivio frente a presiones inflacionarias.
Riesgos clave y señales de optimismo
Aunque las perspectivas que lanzan desde Pictet AM son generalmente positivas, existen dos riesgos importantes que siguen siendo motivo de preocupación de cara a 2025.
Por un lado, Paolini adelanta la posibilidad de un rebote inflacionario, uno de los puntos más probables de cara al próximo año. Si bien la inflación ha disminuido considerablemente desde 2023, aún persiste el riesgo de un repunte, especialmente si las políticas expansivas o los choques externos afectan a las cadenas de suministro o los precios de las materias primas.
Por otro lado, el estratega jefe de la firma habla del impacto de las políticas expansivas en EE.UU. La combinación de recortes fiscales que promete Trump, el aumento del gasto público y un enfoque proteccionista en comercio internacional podría exacerbar los déficits fiscales y aumentar las presiones inflacionarias tanto a nivel nacional como global.
Sin embargo, a pesar de estos riesgos que pueden presentarse, las condiciones monetarias globales son más favorables para los activos de riesgo en comparación con años anteriores. Según explica Paolini, el crecimiento de la oferta monetaria real se ha vuelto positivo en las principales economías por primera vez desde 2022, y los estándares bancarios se están relajando, permitiendo una mayor demanda del crédito. Esto sugiere que los bancos centrales, aunque menos agresivos en su flexibilización, podrían ser apoyados por la expansión del crédito privado y la estabilización de la economía.
Europa: un estancamiento que frena la inflación
Mientras tanto, Europa permanece rezagada en su recuperación económica. La eurozona sigue estancada, aunque las elecciones en Alemania a principio de 2025 podrían flexibilizar las políticas fiscales estrictas de la región, abriendo paso a un mayor impulso económico en la segunda mitad de año. Aunque la inflación en Europa ha retrocedido más rápido de lo previsto, todavía enfrenta desafíos para alcanzar los objetivos del Banco Central Europeo (BCE). Por ello, el BCE podría adoptar una postura más agresiva en la reducción de tipos de interés, con estimaciones de recortes hasta niveles cercanos al 2%.
Paolini cree que esta combinación de estímulo monetario y un crecimiento global más equilibrado podrían contribuir a mantener la inflación bajo control, aunque las debilidades estructurales de la región sigan siendo un obstáculo.
Ante estas previsiones, los bancos centrales enfrentan un delicado equilibrio entre apoyar el crecimiento económico y controlar la inflación. Esto plantea un entorno complejo pero lleno de oportunidades para los inversores. Las lecciones de años anteriores son claras para Paolini: mantener una visión estratégica basada en fundamentales sólidos será crucial para afrontar con éxito este entorno incierto.