No hay marcha atrás. Ya es oficial. El Brexit echa a andar. Theresa May ha invocado el artículo 50 del Tratado de Lisboa y, a partir de ahora, Reino Unido y la UE tienen de plazo dos años para pactar los acuerdos de su divorcio. Ese es el tiempo que, como máximo, podrán durar las negociaciones. Y, como en todo acuerdo de separación, no será un camino de rosas. La premier británica es optimista e insiste en que Gran Bretaña está “comenzando un audaz nuevo capítulo como una nación próspera, abierta y global”, pero los que hasta ahora han sido sus socios comunitarios tratarán de recordarle que fuera del matrimonio le irá peor. “Hay una enorme suma de dinero en juego y mientras el Reino Unido exige la opción de una salida a la carta y elegir con lo que quedarse, la UE se aferra rígidamente a un menú cerrado, de opciones fijas”, afirma Howard Cunningham, gestor de renta fija de Newton, filial de BNY Mellon IM.
Reino Unido invoca el artículo 50: ¿y ahora, qué? Hablan las gestoras

The Prime Ministers Office, Flickr, Creative Commons
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