Renta fija europea: ¿es más inmune a la volatilidad la parte corta del mercado de alta calidad crediticia?

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Cylonfingers, Flickr, Creative Commons

El aumento de la volatilidad fue una de las grandes sorpresas de 2015 para muchos actores del mercado. Para ponerlo en perspectiva, basta con recordar que el índice agregado de renta fija corporativa europea con grado de inversión registró el año pasado una volatilidad anualizada del 3,5%, por encima del 2,5% del mercado de high yield europeo. Sin embargo, el extremo corto del mercado ha sido más inmune y ha registrado una volatilidad anualizada de tan solo el 0,4%. A primera vista, podría parecer que la mayor frecuencia de los movimientos en los precios es cíclica y está marcada por los acontecimientos. La desaceleración de los mercados emergentes y el crecimiento mundial, la caída de los precios de las materias primas, las divergencias en política monetaria y los problemas puntuales experimentados por algunas empresas muy conocidas han marcado el tono del mercado. Pese a todo, “los mercados secundarios son muy diferentes a cómo eran hace unos años”, asegura David Simner.

El gestor del FF Euro Short Term Bond recuerda que, en un esfuerzo por limitar los riesgos sistémicos, las nuevas normas sobre los dealers han hecho que para los bancos sea cada vez más caro desempeñar su función tradicional de intermediarios en los mercados de bonos. Además, la intervención de los bancos centrales a través de sus programas de relajación cuantitativa también está teniendo consecuencias indeseadas para los inversores, que intentan aumentar la duración o reducir la calidad en busca de rendimientos. “Dado que existen pocas alternativas, en estos momentos es más fácil que antes que las posiciones se masifiquen rápidamente, lo que provoca fuertes oscilaciones. Sin embargo, aunque los mercados han sido testigos de algunos ajustes a la baja espectaculares en los precios de los bonos, no han sido desplomes y en general se han recuperado con mucha rapidez”, explica el experto de Fidelity.

Simner se muestra convencido de que la volatilidad de los bonos ha llegado para quedarse. Como resultado de ello, el segmento de vencimientos cortos del mercado podría acrecentar su atractivo. “Las dudas en torno a la capacidad de las empresas para pagar sus deudas no son tan fuertes aquí. Así, la mayoría de las empresas de alta calidad crediticia tendrán escasos problemas de liquidez durante los próximos tres años, lo que reducirá los episodios de nerviosismo en los mercados. Además, no son tan sensibles a los movimientos de los tipos subyacentes. Esta parte del mercado también presenta un cuadro técnico favorable, ya que muchos inversores, especialmente institucionales, se centran en esta parte de la curva. La volatilidad total en duración será más baja en el segmento corto de la curva. La volatilidad continuará en los mercados de deuda, pero el extremo corto debería aguantar mejor”, indica.