Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, sitúa entre los escenarios positivos la posibilidad de que Europa avance en su recuperación y, entre los negativos, la victoria electoral de Marine Le Pen en Francia.
Faltan sólo tres días para que Donald Trump sea oficialmente el nuevo presidente de EE.UU. Y apenas quedan unos meses para que celebren elecciones generales en Holanda, Francia y Alemania. Teniendo en cuenta la creciente sensibilidad de los mercados hacia el riesgo político, desde Allianz Global Investors el estratega global Neil Dwane ha elaborado cinco escenarios políticos positivos y cinco negativos para los próximos meses.
Escenarios positivos
Dwane destaca en primer lugar un escenario positivo para el Viejo Continente: “Si las elecciones que afronta Europa en 2017 afirman la consecución de un programa constructivo de aquí en adelante, podrían reducirse las tensiones políticas, crecería la confianza en la posibilidad de “Brexit suave” y entonces podrían hacerse progresos”. De materializarse esta secuencia, “podría ayudar a la subida de la inversión y el empleo, lo que sería otro importante paso adelante en una Europa completamente unida”. El estratega cree que los inversores saldrían beneficiados por la combinación de bajas valoraciones en renta variable europea y riesgo político reducido “para generar retornos positivos en renta variable”.
Dwane vaticina en segundo lugar que despegue la financiación en proyectos de energía renovable. Concretamente, prevé que “los esfuerzos globales para mejorar la calidad del crecimiento económico futuro podrían acelerarse rápidamente gracias a la emisión de bonos verdes”, tanto de gobiernos como de empresas.
El estratega cree que empresas e inversores podrían hacer causa común frente al escepticismo estadounidense “para promover las inversiones en oportunidades con menor consumo de carbón o más alimentadas por hidrógeno, lo que podría minimizar el daño ecológico”. Dwane afirma que “China podría liderar el camino”.
El experto cita en tercer lugar la posibilidad de que se apliquen estímulos fiscales que contribuyan al crecimiento global: “Darse cuenta de que los tipos de interés negativos fueron un error de política monetaria ha llevado a la demanda global de aplicación de políticas económicas que estimulen el lado fiscal. Si se aprueban, podrían ayudar a relajar la tensión en la inversión creada por un entorno distorsionado de tipos de interés en torno al cero”. La presencia de políticos populistas tanto en Europa y EE.UU. podría ayudar a impulsar la actividad económica si se combina la relajación de políticas fiscales con mayor gasto público. “Si tienen éxito, podríamos ver más inversión y menor desempleo, a medida que aumente la confianza”, concluye.
El cuarto escenario se fija en la mejora del consumo en China, India y otros países de Asia emergente, como Indonesia. “El mundo está presenciando la creación de un nuevo mercado de consumo de 4.000 millones de personas”, afirma el estratega. Éste añade que se espera que la renta disponible crezca rápidamente en los próximos años, especialmente en el sudeste asiático. “Puede que las marcas globales pierdan terreno a favor de nombres asiáticos más locales y asequibles, pero la dirección del turismo parece establecido al alza, puesto que este mercado de altas miras sigue las huellas económicas de Japón y Corea del Sur”, resume Dwane.
El último escenario positivo contempla la posibilidad de que 2017 sea un año en el que “los gestores activos generen alfa”. El estratega cree que “los gestores activos podrían prestar un mejor servicio a sus clientes mediante la mejora de las comisiones y la transparencia sobre la rentabilidad, y al alinear los costes para conseguir los objetivos de los clientes”. Al mismo tiempo, cree que la gestión pasiva podría sufrir “al ampliar la volatilidad los diferenciales, elevar los costes derivados de los intereses y revelar una mayor iliquidez y concentración de posiciones. Todo ello junto podría restar más rentabilidad a los retornos indexados”, resume.
El experto cree que, más adelante, también podrían obrar a favor de los stock pickers el impacto sobre la gestión pasiva de “los esfuerzos adicionales para controlar el trading de alta frecuencia e implementar impuestos adicionales a las transacciones financieras, así como la implementación de los cambios regulatorios de MIFiD 2”.
Escenarios negativos
Dwane sitúa en primer lugar la aplicación de políticas proteccionistas por Donald Trump, especialmente la renegociación de NAFTA, “que podría dañar a México, causar consecuencias dramáticas sobre una Venezuela ya al borde del colapso y reverberar en Brasil, que ya está en su tercer año de recesión”.
La inestabilidad en Oriente Medio figura en segundo lugar. Según el experto, la situación podría empeorar, por factores como “el reciente intento de golpe de Estado en Turquía, la eficacia regional de los kurdos, el desorden en Egipto y Libia y el deterioro de la tregua entre EE.UU. e Irán”. En concreto, Dwane plantea la posibilidad de que surja “algún tipo de Guerra de los 30 años entre los suníes y los chiíes”. En este contexto, los inversores deberían esperar un repunte del precio del petróleo.
El tercer posible escenario podría desencadenarse por el empeoramiento del cambio climático, debido a la expectativa de que la radiación solar pueda caer a mínimos históricos este invierno, después del paso del Niño: “Pese a ocurrir durante un periodo de abundancia récord de las cosechas, el último Niño secó muchas regiones agrícolas globalmente, volviéndolas vulnerables a un verdadero invierno polar que podría reducir las próximas cosechas”. La Niña parece venir con retraso, “elevando el temor a la subida del precio de los alimentos y añadiendo otro elemento al ciclo de reflación”.
El estratega detalla en cuarto lugar las posibles consecuencias de una pérdida de credibilidad por parte de los bancos centrales. En el caso de Japón, al adoptar el BoJ una política de control de la curva, “los tipos de interés deberían seguir bajos, pero la política monetaria podría empezar a acomodarse a cualquiera de los deseos fiscales del gobierno”. En la eurozona, “con los bancos insolventes de la eurozona todavía en peligro, el BCE hará lo que sea necesario para mantener el crecimiento económico, esto es, hasta que sus esfuerzos dejen de funcionar”. Dwane concluye que “el yen y el euro deberían seguir siendo divisas débiles hasta que el dólar cambie de tendencia”.
El último peor escenario posible sería la victoria electoral de Marine Le Pen en Francia, porque “sus propuestas políticas serían hostiles a la UE”. De materializarse este escenario, “Europa seguiría sin rumbo e incapaz de seguir adelante, sitiada por los populismos en el continente, confundida por las complejidades del Brexit y desconcertada por la apática atención del presidente Trump. Todo esto podría minar a la OTAN”.