En FundsPeople Learning analizamos qué son los llamados rising stars, la antítesis de los conocidos como fallen angels.
El comportamiento del mercado de renta fija lleva más de diez años ligado a las políticas de los bancos centrales, más concretamente a sus planes de estímulos extraordinarios en forma de compra de bonos, primero solo públicos, luego también corporativos pero de alta calidad y, tras la crisis del COVID-19, también de calidad inferior. De ahí que la renta fija tanto gubernamental como corporativa haya conseguido rentabilidades atractivas en estos últimos años a pesar de cotizar en un entorno de tipos al 0% que limita, y mucho, los cupones que ofrecen a sus inversores.
En estos últimos meses ha habido un tipo de activos que ha concentrado los comentarios de los profesionales de inversión. Se trata de los llamados fallen angels o, en español, ángeles caídos, bonos de empresas al que inicialmente se le dio una calificación de grado de inversión pero que debido a un deterioro de la situación financiera de emisor acaban viendo reducido su rating a bonos basura. En el universo de las agencias de calificación crediticia ese grupo de bonos suele contar con rating de BBB o equivalente, el último grado de inversión que existe. Y en este artículo explicábamos las razones que habían llevado a los bancos centrales a incluirlos en su lista de activos elegibles de sus programas de compra.
Al fin y al cabo la crisis del coronavirus y la paralización económica que ha supuesto ha incrementado de forma considerable el número de fallen angels, tanto en Europa como en EE.UU, como se aprecia en estos gráficos publicados por J.P.Morgan AM en su informe Markets Insights. De hecho, en EEUU, el porcentaje de fallen angels sobre el índice Bloomberg Barclays US Corporate Investment Grade es el más alto desde 2009 mientras que en el caso del índice Bloomberg Barclays Euro Agg. Corporates – Investment Grade es el más alto desde 2024.
Sin embargo, en ambos gráficos los fallen angels no son los únicos protagonistas. También se examina a los llamados rising stars, que son una especie de antítesis de los ángeles caídos. En concreto, esas “estrellas emergentes” son según explican desde el Instituto de Finanzas Corporativas (CFI) por sus siglas en inglés “empresas relativamente nueva en los mercados de capital de deuda, con poco o ningún historial de pago de deudas, lo que hace difícil evaluar su solvencia aunque presentan un rendimiento lo suficientemente fuerte como para atraer a un cierto grupo de inversores. Sin embargo, debido a su baja calificación crediticia, los bonos de la empresa suelen considerarse de alto riesgo y, por lo tanto, deben ofrecer un rendimiento superior”. Algo que puede despertar el interés de los inversores sobre todo si esas estrellas emergentes acaban englosando el universo de investment grade.
Sin embargo, la crisis del coronavirus ha truncado a muchas de estas estrellas emergentes ya que, como se aprecia en el gráfico anterior, en la actualidad el peso de estas rising stars en el mercado europeo es nulo y en el estadounidense es el más bajo desde al menos 1998.
La duda está en si estos bajos porcentajes irán en aumento a medida que se despejen ciertas incertidumbres económicas. La respuesta es igual de incierta aunque es de esperar que muchos de esos riesgos empresariales se mitiguen con la ayuda de los bancos centrales. “Con las ayudas aprobadas por los Bancos Centrales para combatir esta crisis se avala la solvencia de las empresas y se eliminan riesgos, ya que estas compras masivas actúan a modo de gran avalista para disipar dudas sobre los emisores y la economía, a la vez que estabilizan el mercado, lo proveen otra vez de liquidez y permiten a las empresas ganar el tiempo suficiente sin apuros financieros hasta que volvamos a la plena actividad económica pre Covid”, apuntan desde Degroof Petercam.