Saskia Kort-Chick (AllianceBernstein): “Los gestores de activos tienen un papel importante a la hora de luchar contra la esclavitud moderna”

Saskia_Kort-Chick. AllianceBernstein
Saskia_Kort-Chick. AllianceBernstein. Cedida

Puede estar en nuestras camisetas, en el pescado que hemos descongelado para la cena, en la onza de chocolate que nos mejora la tarde o en alguno de los componentes de nuestro teléfono móvil. El riesgo de la exposición a la esclavitud moderna, puede afectar a muchos sectores, actividades y productos. Así lo asegura Saskia Kort-Chick, directora de Investigación y Compromiso ASG-Inversión Responsable en AllianceBernstein.

¿Pero, qué es la esclavitud moderna y qué tiene que ver con los mercados? “Mucha gente piensa que la esclavitud ya no existe porque ha sido formalmente abolida, pero hablamos de prácticas criminales como el trabajo forzado, la servidumbre por deudas y la trata de seres humanos, que victimizan cada año a más de 50 millones de personas en todo el mundo”, explica Kort-Chick. “Probablemente esta sea una estimación baja porque es difícil que estas estadísticas reflejen todo el problema ya que estamos hablando de actividades criminales. Afectan sobre todo a mujeres y niños, muchos de ellos en mercados emergentes, aunque también en los mercados desarrollados”, añade.

Exposición a la esclavitud moderna

Kort-Chick destaca dos factores que están contribuyendo a dar relevancia a este problema. Por una parte, la regulación sobre derechos humanos y esclavitud moderna. La normativa podría clasificarse en tres categorías: la primera es la regulación de reportar, como la que existe en Australia o Reino Unido, que hace que las compañías tengan que dar a conocer sus políticas para identificar estos problemas. "Para nosotros, como inversores, es de gran ayuda ver lo que divulgan, pero también lo que no. El problema es que es obligatorio a partir de un determinado nivel de ingresos, pero no se hace mucho porque se cumpla”, apunta.

La segunda categoría es la regulación para pedir a las compañías que hagan due diligences en sus cadenas de suministro. La tercera sería la regulación que lleva a prohibir la venta de productos en los que haya intervenido mano de obra forzada o esclava. Como ejemplo, la especialista cita el caso de una gran partida de guantes de látex que no pudieron entrar en EE.UU. durante la pandemia, por tener un origen ligado a estas prácticas criminales.

Además, hay más atención a este problema gracias a los medios de comunicación, así como por el interés creciente por parte de los consumidores. "Muchas marcas se están esforzando por construir una imagen en torno a la legalidad se sus cadenas de suministro. Si combinamos todos estos elementos, creemos que una exposición a la esclavitud moderna puede suponer un riesgo regulatorio, pero también un problema con sus consumidores y sus clientes, de ahí su relevancia a la hora de analizar una inversión”, afirma.

Cómo enfocar la esclavitud moderna en las carteras

Identificado y definido el riesgo, hay que enfocar cómo puede mitigarse en el proceso de construcción de las carteras. “Nuestro enfoque sobre el problema de la esclavitud moderna en las carteras, se integra dentro de nuestra forma sistemática de analizar los riesgos de la S” señala. En el proceso, lo primero es asignar una exposición al riesgo para cada compañía. "Esa exposición se basa en el riesgo para la gente, más que en el riesgo reputacional", explica. El segundo paso se basa en comprender cómo las compañías gestionan ese riesgo. "Para entenderlo, hemos desarrollado un marco de referencia de mejores prácticas, para poder realizar un análisis sistemático. Por último, integramos toda esa información con los otros factores ASG”, detalla.

¿Qué sectores e industrias están más expuestos?

“Sobre todo, aquellos en que hay trabajos manuales. La industria textil, la tecnología, tanto por el lado de la fabricación como de la obtención de los componentes, la minería, la agricultura, la construcción y por supuesto en compañías que quizás no coticen, las labores de limpieza, el servicio doméstico…”, enumera la especialista.

“El problema es que es un negocio muy lucrativo. En nuestro marco de referencia lo que intentamos saber es cómo las compañías tratan de identificar este tipo de problemas”. En este sentido, la experta señala que las auditorías sociales pueden ser muy útiles, “aunque el problema es que los datos pueden no ser fiables". También se puede buscar el apoyo de organizaciones locales que conocen la situación en el terreno. "Es un gran desafío”, afirma.

Kort-Chick enfatiza la necesidad de ser conscientes de la existencia de estas prácticas. “La esclavitud moderna es un negocio lucrativo que no puede existir sin el sistema financiero. Sin embargo, el sector financiero ignora en gran medida el problema. Los gestores de activos tienen un importante papel que desempeñar en la lucha contra las malas prácticas que permiten la persistencia de este mal social”, considera.

“Con la formación adecuada, creemos que las instituciones financieras pueden adelantarse a las normativas para ayudar a interrumpir el suministro de dinero que enriquece a los traficantes de seres humanos. La industria financiera puede dar ejemplo a sus clientes de otros sectores de que tomarse en serio la esclavitud moderna es una buena práctica empresarial para contribuir a promover una sociedad más justa” subraya.