Apuesta por sectores cíclicos como industriales y consumo discrecional
A pesar de la inestabilidad de los mercados y de las dudas generadas entre los inversores por la crisis de deuda soberana, Schroders es “cautelosamente optimista” para la renta variable europea de cara a 2012, en palabras de Rory Bateman, responsable del activo en la gestora británica. Y es que, según el experto, existen varios indicadores que empiezan a señalar un punto de inflexión desde los mínimos de septiembre. “Los mercados de valores han sido muy efectivos a la hora de anticipar los eventos negativos”, explica, si bien podrían empezar a reflejar un escenario de bajo crecimiento –o ligeramente negativo en los países periféricos- pero carente de una recesión masiva y también de una ruptura del euro. Eso sí, manteniendo la volatilidad.
“Todo el mundo necesita la supervivencia del euro, pues su fragmentación sería un desastre que llevaría la bancarrota también al sistema bancario alemán”, indica, comentando que Alemania sólo “apretará las tuercas” a los periféricos en la medida en que el negativo crecimiento del sur de Europa no dañe a su propia economía.
Entre esos indicadores que podrían estar apuntando a una próxima recuperación del mercado se encuentra la revisión de beneficios de las empresas, que anticipan un crecimiento de medio dígito. Las valoraciones también juegan a favor del rebote, pues “deberían anticipar unos retornos sustanciales en los próximos 12 meses”, dice Bateman, añadiendo que a estos niveles “Europa es un buen lugar para invertir”. De hecho, para el experto, “las empresas están en mejor forma que nunca”, gracias a una riqueza en liquidez que debería aportar confianza para la inversión futura, e incluso algunos fundamentales económicos europeos –incluida la deuda en términos agregados- están en mejor situación que los de otras regiones.
“Estamos ante una crisis política más que económica”, explica Bateman, apuntando la necesidad de tomar medidas de dicha índole que a largo plazo garanticen cambios estructurales para el cumplimiento de los criterios de Maastrich y a corto, una provisión suficiente de liquidez para lidiar con el problema de confianza de los bancos a la hora de realizar préstamos. “El riesgo de contrapartida es muy fuerte y ahí el BCE debe proporcionar liquidez”, asegura, indicando que la pasada relajación cuantitativa es un gran paso.
El fondo Schroders ISF European Large Cap pretende sacar partido a las oportunidades que ofrece este escenario posicionándose en compañías de alta capitalización que minimizan el riesgo de las small y mid caps y cuya selección deriva de un análisis fundamental destinado a identificar los catalizadores de un negocio (la rentabilidad se deriva en dos tercios del análisis bottom-up y en un tercio del macro). El equipo de gestión, compuesto por nueve analistas, trata de articular sus tesis de inversión diferenciándose del resto del mercado: por ejemplo, comprando acciones que consideran baratas y en cuyos precios no está reflejada su tesis de inversión. Esa diferencia se materializa por ejemplo en la posición sectorial del fondo, pues no está sobreponderado en los más defensivos, sino en industriales y consumo discrecional, que ofrecen grandes oportunidades - ya sea en el primer caso por la variedad de los negocios como en el segundo ante el atractivo de algunos medios de comunicación o empresas de bienes de lujo fuertemente sobrevendidas-. Al otro lado, infrapondera las financieras, aunque tiene algunas en cartera como Deutsche Bank o BNP Paribas con baja exposición a la deuda periférica.
El fondo pierde el 8,3% en lo que va de año, mejorando las cifras del benchmark, el MSCI Europe Net TR, y está sobreponderado por regiones en la Europa core (Alemania, Reino Unido y Escandinavia), e infraponderado en países como Italia, Grecia o España, aunque Schroders reconoce que habrá oportunidades en estas áreas.