El entorno por el que atraviesa el mercado de bonos no es el más idóneo, lo cual ha hecho que muchos inversores se pregunten sobre la conveniencia de deshacer posiciones en el mercado de renta fija.
¿Tiene sentido dedicar parte de la cartera a invertir en bonos dada su pobre rentabilidad esperada a medio-largo plazo? Es una de las grandes preguntas que se están haciendo actualmente los inversores. De hecho, son cada vez más los que han sustituido parte de sus posiciones en renta fija por otro tipo de estrategias, sobre todo de gestión alternativa. “Todos los analistas coinciden en afirmar que con los tipos de interés en niveles tan bajos (lo cual no significa que no puedan seguir bajando) lo más probable es que las rentabilidades que uno pueda obtener de los fondos de renta fija sean bastante reducidas y que lo más recomendable es invertir en renta variable. Lo más probable es que tengan razón”, afirma Fernando Luque, editor en Morningstar.
Además, existe el riesgo de que comiencen a subir los tipos de interés de largo plazo (de hecho ya han empezado a hacerlo) lo que generaría pérdidas para los fondos con mayor duración. No hace falta incluso que las autoridades monetarias incrementen el precio del dinero. Basta que las expectativas cambien para que se produzca el movimiento. En noviembre, el volumen de activos con tires negativas se ha reducido un 23% en el mes. Actualmente hay siete billones de dólares en bonos con tires negativas, frente a los 11 billones alcanzados en los meses del verano (ver gráfico 1: fuente Bloomberg).
Esta tendencia podría generar un importante daño en las carteras de los inversores, sobre todo en las de las más conservadoras, que por lo general tienen posiciones en este tipo de emisiones. La siguiente lo pone de manifiesto, al mostrar que en lo que llevamos de mes los fondos de las cuatro principales categorías de renta fija de la eurozona están experimentando caídas superiores al punto porcentual.
Ahora bien, la cuestión es: si la renta fija ofrece pobres perspectivas de rentabilidad futura, ¿qué hacemos?, ¿lo vendemos todo y nos pasamos a una cartera 100% renta variable? “Desde luego que no, sobre todo porque en caso de desplome de las cotizaciones (y les aseguro que las habrá en el futuro) los fondos de renta fija serán probablemente los que más podrán compensar estas caídas, como ocurrió en el 2008”, asegura Luque. El experto de Morningstar muestra la correlación a tres años de la categoría Morningstar Renta Fija Diversificada Euro con el Eurostoxx 50.
La clave está ahí: en la descorrelación que los bonos aportan en caso de caída de los mercados de renta variable. Esto ha sido muy claro en 2008. “Una de las soluciones por la que están optando los inversores es cubrir el riesgo de duración, para eliminar así el riesgo de tipos de interés. “La razón por la que invertir en una clase de acciones de un fondo con cobertura de duración es más convincente cuando los inversores creen que es probable que suban los tipos de interés. Las clases de acciones con cobertura de duración serán interesantes para los inversores que busquen mayor exposición al riesgo de crédito con menos exposición al riesgo de tipo de interés”, explican desde Goldman Sachs AM, entidad que afirma estar percibiendo un notable interés de sus clientes por esta solución.
Otra de las salidas por las que están optando los inversores es por reducir la duración en sus carteras, incorporando fondos de renta fija a corto plazo. Es lo que explica el fuerte crecimiento que han experimentado en España a lo largo de los últimos tiempos este tipo de estrategias. Es algo que también han hecho muchos gestores al frente de fondos multiactivo, que han reducido la duración de la pata de renta fija para verse afectados lo menos posible por la corrección en el mercado de bonos. Salir completamente del mercado de renta fija no es, para ellos, una solución válida, ya que laminaría completamente la esencia para la que se ha creado un fondo mixto: diversificar la inversión para no concentrar el riesgo en una única clase de activo.