Treasuries versus bunds: la brecha se amplía

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Procsilas Moscas, flickr, Creative Commons

Las rentabilidades de los bonos aumentaron a finales de abril y el mercado de bonos registró algunas marcas interesantes. Por un lado, los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años finalmente se negociaron por encima del 3%. Los expertos se apresuraron a señalar que, a excepción de un par de días de negociación en torno a la víspera de Año Nuevo de 2013, esta situación no se había dado desde julio de 2011. Otro indicador es la pendiente (o digamos horizontalidad) de la curva de rendimiento.

La diferencia entre los rendimientos del Tesoro a 2 años y 10 años se redujo a 43 puntos básicos, que es la lectura más plana desde septiembre de 2007. Una lectura aún más notable se puede observar en los diferenciales entre los rendimientos de los bonos soberanos estadounidenses y los alemanes: a un nivel de casi 2,4 puntos porcentuales. Hay que volver a 1989 para encontrar una diferencia de rendimiento similar, como refleja el gráfico de la semana de DWS. Según Torsten Strohrmann, responsable global de tipos de interés de la gestora para EMEA, esto refleja tres situaciones:

1. Una etapa diferente en el ciclo de política monetaria.

2. La política fiscal está en un camino divergente: si bien los gobiernos europeos, en parte debido a la mala experiencia durante la crisis del euro, han reducido sus déficits, éste sigue aumentando en el sector público de Estados Unidos. A medio plazo, es probable que una mayor financiación pública impulse al alza los rendimientos de los bonos del Tesoro.

3. Finalmente, los economistas ahora son más optimistas sobre las perspectivas de crecimiento económico en Estados Unidos y un poco más cautelosos en Europa.

En sí mismo, el diferencial de tipos transatlántico no es nada nuevo. La brecha entre los bonos del Tesoro de Estados Unidos y los bonos alemanes ha estado ampliándose durante casi 10 años. Durante el año pasado, esto hizo poco para impulsar el dólar en los mercados de divisas. Pero durante los últimos 10 días aproximadamente, el dólar ha estado recuperando el terreno perdido frente al euro. Ahora está negociándose al nivel más alto desde mediados de enero. “Creemos que el dólar ha superado su prolongada debilidad y no nos sorprendería si continúa fortaleciéndose. Estratégicamente, esperamos que el dólar se cambie a 1,15 euros en un horizonte temporal de 12 meses”, afirma Strohrmann.

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Para Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversión de Carmignac, el aumento de los rendimientos en Estados Unidos no responde directamente a un incremento de la inflación o a un sobrecalientamiento de la economía. "Se debe a una variación de gran calado en el equilibrio de la oferta y la demanda. El Tesoro estadounidense necesita refinanciar cantidades masivas de bonos a corto plazo, y el creciente déficit presupuestario impulsa las emisiones de bonos a largo plazo, y ya no se puede contar con un banco central dispuesto a comprar a cualquier precio. Los mercados están pasando de tener que lidiar con un problema de exceso de ahorro al de un exceso de emisiones", afirma.

Por tanto, en su opinión, los rendimientos del bono estadounidense podrían seguir subiendo, y afectar a los rendimientos a escala global, algo que no sería favorable para los mercados, dado que el ciclo económico está alcanzado su punto álgido. "Para los mercados, lo que está en juego es una reversión del reajuste de las carteras, que comenzó con la relajación cuantitativa hace 9 años, a favor de la renta variable y la deuda corporativa. Esta reversión debería limitar los efectos sobre los rendimientos de los bonos, pero a costa de un ajuste de las valoraciones en el resto de clases de activos", concluye.