Invertir en renta variable tiene mayores riesgos implícitos que hacerlo en renta fija... pero también implica la posibilidad de ganar más. Los expertos de AXA IM dan pistas para calcular qué rentabilidad adicional debe ofrecer la bolsa para ser más atract
A pesar de las múltiples referencias en los últimos años al diferencial de rentabilidad del bono español a 10 años con respecto al bund, la prima de riesgo abarca en realidad a cualquier rentabilidad adicional exigida a un activo con respecto al activo libre de riesgo (habitualmente la rentabilidad del bono a 10 años del país de referencia). Ahora bien, ¿cómo calcular esa prima de riesgo? Losexpertos de AXA Investment Managers trazan tres caminos.
1. Quien no arriesga, no gana
La primera vía para calcular la prima de riesgo parte de la asunción de que, por definición, la renta variable tiene mayor riesgo implícito que la renta fija, a pesar de la evidencia de que las acciones –en términos globales- han sobreponderado a los bonos gubernamentales en la última década.
Esta teoría se apoya en la premisa de que la bolsa presenta riesgos que no son inherentes al mercado de deuda: el riesgo de quiebra (en caso de default, los bonistas cobrarán, los accionistas no) y una mayor volatilidad tanto de la parte de los precios como de los beneficios. De ahí se infiere que, al asumir mayores riesgos, los accionistas deberían conseguir mayores ganancias.
Desde AXA IM toman como referencia el modelo de valoración de activos financieros para establecer que “un valor que tenga un riesgo mayor al del mercado –medido por su beta- debería ofrecer retornos mayores a los del mercado”.
En este contexto, en el cálculo del diferencial de rentabilidad la duración de la inversión es clave: cuanto más amplio sea el horizonte de inversión, menos variará la prima; por ejemplo, si la prima a 10 años es del 4,8%, las proyecciones reflejan que a 15 años será del 4,7%, a 20 años del 4,5%...
2. Todo está en precio
La segunda forma de calcular qué rendimiento adicional se le debe exigir a un activo es calculando la prima de riesgo requerida, resultante de la diferencia entre el retorno que los inversores piden para mantener esa acción en la cartera y la tasa libre de riesgo. Con este método, desde AXA IM estiman – tomando como referencia el bono de Estados Unidos a 10 años- que la prima actual debería ser del 6%, lo que implicaría “que el mercado de valores está significativamente infravalorado en relación con los bonos gubernamentales”. No obstante, considerando el efecto sobre la curva que han tenido 30 años consecutivos de rebajas en los tipos de interés, estiman que la prima estaría en línea con su media histórica.
3. Expectativas realistas
El tercer camino para hallar la prima de riesgo se basa en el concepto de retorno de equilibrio acuñado por Black y Litterman: hasta cierto punto en que las capitalizaciones del mercado son positivas, el mercado espera ser premiado por haber tomado riesgos adicionales. Los cálculos de los expertos de la gestora reflejan que se debería pedir a las acciones estadounidenses (y del resto de parqués desarrollados) una prima del 3,5% y de un 4% a las de mercados emergentes.