En un artículo publicado en la primera edición de ‘5 Minutos con Aberdeen’, Brett Diment, director de deuda emergente y soberana de la entidad, desgrana los argumentos que le invitan a pensar que este mercado está alcanzando su madurez.
“Si nos paramos a pensar que este año se prevé que la oferta de deuda soberana emergente supere los 90.000 millones de dólares, sobrepasando así el récord de 82.000 millones registrado en el año 2012, lo más lógico es que entendamos que el mercado está alcanzando su madurez”. Así lo cree Brett Diment, director de deuda emergente y soberana de Aberdeen, quien considera que, aunque es posible que este punto de inflexión se produzca de una forma demasiado sutil y gradual como para que se ponga de manifiesto desde el principio, “cuando dentro de unos años volvamos la vista atrás, la fuerza y la independencia de la deuda emergente resultarán evidentes”. En un artículo publicado en la primera edición de ‘5 Minutos con Aberdeen’, el experto expone algunos de los factores que evidencian la madurez del mercado de deuda emergente:
1) En términos generales, hay pocos vendedores de activos de renta fija.
Según Diment, los patrones de inversión de los inversores occidentales han experimentado un cambio radical. “La nueva normativa de los mercados de pensiones y seguros ha modificado los patrones de asignación de activos. Así, en la actualidad, la mayor parte de los activos de las aseguradoras (aproximadamente un 60%) consiste en renta fija, y no en renta variable. En la evolución experimentada por el mercado de deuda emergente en los últimos diez años ha influido enormemente el aumento estructural de la asignación de activos de renta fija por parte de múltiples organizaciones de inversión”.
Por otro lado, el brusco aumento experimentado por las valoraciones de la renta variable ha favorecido a las posiciones de financiación de numerosos planes de pensiones estadounidenses, lo que puede provocar una nueva oleada de estrategias de reducción de riesgos. “Hay pocos vendedores de activos de renta fija, y los que hay son casi todos inversores particulares. Todo parece indicar que la salida de capital de los mercados emergentes (tanto en renta fija como en renta variable) que se produjo en mayo de 2013 procedía sobre todo de minoristas. La deuda emergente se verá respaldada por entradas de flujos estructurales”.
2) Los inversores buscan obtener rentabilidad de una gama más amplia de instrumentos.
Diment señala que la diversidad de la deuda emergente también ha aumentado. “Ya no se trata sobre todo de bonos denominados en dólares; los inversores nacionales, que suelen preferir activos más cercanos geográficamente, han aumentado en volumen e importancia y la emisión de bonos en divisa local supera con creces a la emisión en dólares”. A su juicio, este aumento de la diversidad también favorece a la emisión de deuda corporativa. “El resultado final es que el mercado empieza a depender menos del inversor extranjero, más inconstante, y a orientarse más hacia los inversores nacionales, con horizontes temporales más amplios y mayor tolerancia hacia la volatilidad”, afirma.
3) Las economías en vías de desarrollo presentan dinámicas de deuda más favorables.
El experto explica que muchos países emergentes han aplicado programas coherentes y sensatos de reducción y moderación fiscal, lo que ha provocado que tanto el saldo de la deuda (deuda/PIB) como el flujo de aumento de la deuda (déficits fiscales anuales) sean considerablemente inferiores en estos países que en muchos mercados desarrollados, como Reino Unido y resto de Europa. “Este es un factor muy positivo”. Según Diment, todos estos factores y cambios pueden explicar el punto de inflexión ante el cual nos encontramos. “En realidad, la explicación está en una combinación de factores”.