Tres gráficos que muestran por qué el crash de las bolsas preocupa más hoy al inversor que la quiebra de Lehman

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Investmentzen, Flickr, Creative Commons

Los mercados de valores dejaron la semana pasada obsoletos los récord de caídas que protagonizaron en los tres grandes crash que se recuerdan en el siglo XXI: el 11-S, la quiebra de Lehman Brothers y el Brexit. Solo el Ibex 35 cerraba el jueves 12 de marzo con una caída del 14% convirtiéndose oficialmente en el peor día de la historia del índice español. Retrocesos de dos dígitos que también se vieron en otros muchos índices europeos, e incluso norteamericanos, ya que las caídas cercanas al 10% vistas en el Dow Jones ese mismo día no se habían visto desde 1987.

Como cada vez que el mercado se enfrenta a caídas de esta magnitud, empiezan a llegar comentarios de las gestoras y firmas de inversión analizando en qué se parece y en qué se diferencia esta crisis de la vista tras la caída de Lehman Brothers. Fijándonos solo en la industria española de gestión de activos se puede decir que no, que la situación actual no tiene nada que ver con la que de 2008. En este periodo, las políticas acomodaticias que han llevado a cabo los bancos centrales consiguieron su objetivo de generar inflación, al menos en los activos financieros, lo que ha permitido que muchos inversores hayan cambiado progresivamente su ahorro en depósitos hacia productos más asociados al riesgo como los fondos de inversión.

Se ve en este gráfico sobre el Ahorro Financiero de las Familias, ya que el porcentaje en depósitos ha pasado del 40% al 36%, pese a que la cantidad de dinero en depósitos, y sobre todo cuentas corrientes, ha seguido creciendo y marcando máximos históricos. Por el contrario, el porcentaje en fondos de inversión sobre el ahorro financiero ha pasado del 8 al 14%, convirtiéndose en el producto con una mayor tasa de crecimiento en la última década.

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Además, el impulso que se ha dado en estos años a fomentar la educación financiera unido al auge que al calor de MiFID II se ha dado al asesoramiento, sobre todo a través del servicio de gestión discrecional de carteras, ha llevado a muchos inversores a dejar de considerar la renta variable como una opción solo para los más arriesgados y a pensar en ella como un vehículo, casi el único en tiempos de tipo cero, con el que conseguir una rentabilidad que superar la inflación.  Y eso se ve en la evolución que han tenido las carteras de fondos de inversión y de pensiones desde 2008 hasta ahora. En el caso de las IIC el porcentaje de renta variable ha pasado del 5,3% al 14,7% del total, casi el triple, mientras que en los fondos de pensiones ese porcentaje ha aumentado del 17% al 36,3%.

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El reto ahora está en que esos inversores que compraron la idea de que la bolsa siempre es la mejor opción a largo plazo sigan confiando en ello viendo las fuertes caídas de los últimos días. “En el complicado contexto actual de incertidumbre en el que nos encontramos, por la crisis del coronavirus, el papel que juega el asesoramiento de calidad es fundamental para proteger los ahorros de los clientes y calmar a los inversores particulares”, afirman desde EFPA. Y son muchos los gráficos que esos asesores pueden enseñarles a sus clientes para explicarles por qué el actual es precisamente el peor momento para vender en caso de que el horizonte de inversión sea a corto plazo.

Al fin y al cabo, según explica Gadea de la Viuda, directora general de Abante Asesores, si para algo va a servir este nuevo crash del mercado es para ver si los expertos han perfilado bien o no a sus clientes ya que “cualquier inversor que haya hecho bien su estrategia con respecto al plazo y perfil de riesgo debería estar tranquilo aunque haya mucha volatilidad e incertidumbre”.