Traspaso de las prestaciones de viudedad y orfandad a PGE, cuentas nocionales y un sistema de capitalización de adscripción por defecto son las tres vertientes.
Quizá el dicho popular de que “en España se vive como en ningún sitio” tenga una gran parte de verdad, pero no menos cierto es que esa calidad de vida, unida a los avances médicos generales, está fomentando que en las próximas décadas España experimente uno de los procesos de envejecimiento de la población más acusados del mundo. Esta realidad sociodemográfica tiene una implicación clara sobre el sistema de pensiones español, que cada vez se hace más insuficiente.
“La ratio cotizantes/pensionistas se va a reducir drásticamente, y aunque las reformas [del sistema de pensiones] de 2011 y 2013 van en la buena dirección, son insuficientes para compensar el efecto del envejecimiento de la población”, señala la Fundación Inverco, que hoy ha presentado un informe que incluye tres medidas para impulsar los planes de pensiones en España.
Según cálculos de la fundación, la ratio cotizantes/pensionistas evolucionaría negativamente, hasta el 0,7 en el largo plazo, cuando los estudios aseguran que debe ser superior a dos para asegurar la sostenibilidad financiera. Para realizar este cálculo, se supone una inflación del 2% y una tasa de crecimiento de la productividad total de un punto porcentual anual, escenario similar a las estimaciones de la Comisión Europea.
Los datos empujan a tomar medidas sin falta. En España, la población de más de 65 años superará los 16 millones en 2065. Además, la esperanza de vida aumenta cada día en cinco horas, es decir, en dos meses y medio por año. Mientras que en 2014 era de 80 años para los hombres y de 86 para las mujeres, en 2064 será de 91 y 95 años, respectivamente.
Lo cierto es que si en España los planes de pensiones han tenido un escaso desarrollo, se debe a varias razones. La primera de ellas, la elevada tasa de sustitución del sistema de reparto. Junto con Austria, la tasa de sustitución española es la más alta de la OCDE, del 82,1% frente a la media del 41,3%. Otros motivos son la reducida información sobre la cuantía de la pensión estimada -Italia fue hace año y medio el último país europeo en enviar la carta estimativa sobre la pensión-, la rígida regulación jurídica, especialmente para pymes, y la insuficiencia de incentivos y la excesiva concentración en el ahorro inmobiliario, según la Fundación Inverco.
Tres propuestas de choque
La fundación propone, en líneas generales, “complementar el sistema de reparto con un pilar fuerte de capitalización”, según Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco. Para lograrlo, entre abril y mayo hará tres propuestas a los diferentes representantes políticos.
Dentro del primer pilar, la primera de ellas pasa por traspasar progresivamente las prestaciones no laborales de viudedad, orfandad o incapacidad desde el sistema de la Seguridad Social a los presupuestos generales del Estado para nuevas altas. La segunda radica en la introducción de cuentas nocionales en un sistema que seguiría siendo de reparto.
Respecto a esta segunda medida, persigue un cálculo de la pensión pública sobre toda la vida laboral, el equilibrio actuarial de pensiones y que se informe al trabajador del derecho de pensión mediante una carta nominativa. La fundación cree conveniente un periodo transitorio como en Suecia para introducir estos desarrollos.
Ya en el segundo pilar, la tercera de las propuestas plantea instaurar un sistema de capitalización de adscripción por defecto, al estilo de Reino Unido, con aportaciones del 2% por parte de la empresa, deducidas de cotización, y otro 2% por parte del trabajador, hasta un total del 4%.
“En conjunto, el efecto de las tres propuestas permitiría alcanzar el equilibrio presupuestario, alternando periodos de ligeros déficits con ligeros superávits”, adelanta Martínez-Aldama. En 2075, el balance y la deuda del sistema sobre PIB serían positivos en ambos casos, en torno al 1,3% y al 11%, respectivamente. No obstante, puntualiza la fundación, pese a todas estas reformas, “el crecimiento de la productividad es clave para la sostenibilidad del sistema”.