El director de Inversiones Globales de UBS Wealth Management analiza las subidas de tipos, la tensión entre EE.UU. y Corea del Norte y una posible crisis de deuda en China.
“Los periodos de alto crecimiento económico suelen preparar el terreno para su propia desaparición, pero hoy en día hay poca evidencia de una recesión inminente”. Así de certero se muestra Mark Haefele, director de Inversiones Globales de UBS Wealth Management, en la publicación UBS House View Year Ahead de 2018.
Como explica, “históricamente, las recesiones han sido provocadas por uno o más de los siguientes factores: limitaciones de capacidad, shocks de precios del petróleo, una política de excesivo endurecimiento monetario, contracciones del gasto público o crisis financieras”. Sin embargo, “no parece que ninguno de estos factores vaya a materializarse en 2018”, prevé, en un contexto donde la firma de banca privada suiza mantiene una visión optimista sobre las acciones respecto a los bonos de alta calidad y de deuda pública.
No obstante, esta visión positiva tiene una contraparte. Hay tres riesgos principales a los que podría estar expuesto el mercado alcista: un aumento significativo de los tipos de interés, un conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte y una crisis de deuda en China.
Remedios para la subida de tipos
En medio de una coyuntura de tipos al alza, “los inversores también deben prepararse para un incremento de la volatilidad, una mayor dispersión de las rentabilidades de acciones individuales y, en algunos casos, correlaciones más altas entre acciones y bonos”. En cambio, señala Haefele, esto “podría beneficiar a los gestores de inversiones alternativas y a otros con estilos de gestión activa”.
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“Los escenarios políticos extremos, en especial un conflicto entre EE.UU. y Corea del Norte, siguen siendo un riesgo de baja probabilidad para los mercados”, pero es posible que la política tenga un “impacto local significativo”. Según el director de Inversiones Globales de UBS WM, los inversores pueden cubrirse frente a esta eventualidad mediante la diversificación mundial de sus carteras o tratándola como una oportunidad de inversión al uso, en especial en el caso de tendencias a largo plazo, como el desarrollo de infraestructuras en mercados emergentes.
Por qué no habrá una crisis de deuda en China
Si bien es cierto que los activos totales del sector bancario en China ascienden a un 310% de su PIB, casi tres veces la media de los mercados emergentes, también hay una realidad aplastante frente a esta cifra. “La alta tasa de crecimiento de China, su Estado poderoso y una cuenta de capital cerrada reducen su vulnerabilidad a crisis de deuda”, asegura Haefele. Su escenario base augura un crecimiento en 2018 del 6,4% para China, frente a un 6,8% en 2017.