Reacciones de las gestoras internacionales a la última reunión del banco central, en la que Draghi ha mostrado una postura muy prudente.
Acostumbrados a los fuegos artificiales que suele derrochar Mario Draghi cuando la situación requiera de medidas de emergencia, en cambio cuando en las reuniones del BCE no hay nada nuevo que contar estas pasan – lógicamente- sin pena ni gloria, con la única noticiabilidad de ser aburridas… aunque esto no tenga que ser negativo per se. La mayor y probablemente única novedad es que esta cita mensual del BCE ha sido la última de su actual vicepresidente, Vitor Constancio, que dará el relevo a Luis de Guindos.
Por lo demás, el comunicado fue escueto, porque reiteraba lo dicho en anteriores reuniones: la política monetaria se mantiene sin cambios tanto en lo que respecta a los tipos, como al programa de compras de activos (30.000 millones de euros mensuales hasta septiembre de 2018 o más allá, si fuera necesario).
Lo más destacable de la rueda de prensa posterior han sido los comentarios de Mario Draghi sobre el crecimiento de la eurozona. Aunque el presidente del BCE recalcó que la tasa actual sigue siendo la más elevada desde 2007, admitió que probablemente el crecimiento haya tocado techo durante el año pasado. También admitió que algunos indicadores macro apuntan hacia una moderación en el futuro, aunque ha indicado que podrían influir en ellos algunos factores estacionales, como las oleadas de frío que han sacudido Europa en el primer trimestre o las huelgas en algunos sectores clave para la actividad económica de la eurozona.
Adrian Hilton, Director de divisas de Columbia Threadneedle Investments, califica esta visión sobre el crecimiento “más como un traspié que como una reversión del momento de crecimiento de la eurozona”, aunque afirma que, dada la postura prudente de la autoridad monetaria, probablemente “pare las pistas en la política de comunicación del BCE hacia una dirección más ortodoxa”. En opinión del experto, “el mercado está subestimando la dirección de la política monetaria del BCE para 2019 y 2020”.
“Los indicadores económicos han retrocedido levemente desde los máximos del pasado año, en parte porque la solidez de aquellas cifras no podía ser eterna, así como por rémoras de corto plazo tales como el efecto retardado de la apreciación del euro en las exportaciones europeas, máxime ante la escalada de la tensión comercial mundial”, resume Adrien Pichoud, economista jefe de SYZ AM. Éste también recuerda que la política italiana vuelve a ser un foco de preocupación respecto al futuro del proyecto europeo, ante la ausencia de gobierno.
No obstante, el experto obtiene una lectura positiva, que este amasijo de datos “podría disipar toda tentación del BCE de apresurarse a normalizar su política monetaria, sobre todo cuando la inflación de la zona euro tiende a la baja, y que otros bancos centrales europeos tendrán que aguardar un poco más para retirar sus políticas ultra acomodaticias”.
La inflación, todavía débil
Durante la rueda de prensa, Draghi recordó que la previsión del banco central es que la inflación general se mantenga en torno al 1,5% para el resto del año. Aunque constató que la inflación subyacente sigue mostrando debilidad, el presidente del BCE expresó su confianza que en se recupere al alza en el medio plazo gracias a la tendencia de recuperación económica global y a nivel europeo, la aplicación de estímulos cuantitativos y a la previsión de que mejoren los sueldos en la zona euro, generando inflación salarial.
“Los distintos indicadores de inflación subyacente permanecen bajos, y no han conseguido mostrar signos de una tendencia alcista sostenida”, comenta al respecto Aneeka Gupta, analista de ETF Securities. Desde la firma esperan que la reunión de junio aporte una comunicación más clara por parte del BCE, y así lo espera también el consenso de mercado.
“A medida que se acerque la fecha límite del QE, los mercados escrutarán de cerca los datos que vayan llegando para predecir el timing de los próximos pasos por parte del BCE, particularmente para ver si las decepciones recientes son efectivamente temporales, como ha comentado Draghi”, corrobora Andrea Iannelli, director de inversiones en renta fija de Fidelity. Dicho esto, el experto opina sobre la inflación que “los salarios pueden estar subiendo en el corazón de Europa, pero aun así el BCE no alcanzará su objetivo”.
Iannelli anticipa que en los próximos meses el BCE “mantendrá su enfoque prudente en la comunicación, con el objetivo de ofrecer una orientación progresiva, independientemente de cuándo finalice su programa de QE”. Entre tanto, piensa que la reacción de los mercados europeos consistirá en operar “con un ojo puesto en el BCE y otro en el mercado de bonos del Tesoro de EE.UU.”.
Entre los otros comentarios efectuados por Draghi durante la rueda de prensa, Marilyn Watson destaca los referentes a la situación geopolítica mundial. La responsable de estrategia global de renta fija basada en fundamentales de BlackRock indica concretamente que “Draghi destacó las preocupaciones en torno a las relaciones internacionales y a las implicaciones negativas sobre la potencial aplicación de aranceles internacionales, incluyendo el impacto sobre la confianza”, aunque posteriormente Draghi indicó que “la fortaleza del euro no fue debatida por el Comité”.
A los inversores no les queda más que esperar hasta junio para que, presumiblemente, vuelva la acción.