Update del BL Global Flexible EUR: jugando la rotación value-calidad

Guy_Wagner
Foto cedida

Aunque el crecimiento económico se mantiene sostenido, los signos de desaceleración podrían materializarse a lo largo del año. Por eso, Guy Wagner, director de Inversiones de Banque de Luxembourg, cree que la inflación y la reacción de las autoridades monetarias ante esta última son el factor clave a seguir en los próximos meses. “El problema es que es simplemente imposible predecir en qué dirección va a evolucionar la situación”, reconoce el gestor del mixto flexible BL Global Flexible EUR.

No solo es complejo el entorno macro. La asignación de activos está complicado con los niveles de valoración actual tanto en renta fija como en renta variable. Teniendo en cuenta la estrecha relación entre el nivel absoluto de los múltiplos de valoración y los rendimientos a largo plazo, podemos concluir que, con unos múltiplos especialmente elevados, Wagner anticipa una revisión a la baja de los rendimientos futuros. “Esto es especialmente cierto para los inversores que compran pasivamente los grandes índices bursátiles”, añade.

Jugando la rotación value-calidad

Al gestor de este fondo con Rating FundsPeople le preocupa especialmente la prima a la que se negocian las acciones de calidad. “Podríamos concluir que sería oportuno dejar de lado estos valores de crecimiento de calidad en beneficio de los segmentos más cíclicos y value del mercado”, plantea Wagner. Especialmente, argumenta, en un contexto de subida de los tipos de interés y de gran optimismo en torno a la coyuntura mundial. “Es totalmente posible que esta rotación dure”, vaticina.

Pero esta apuesta también conlleva sus riesgos. “El problema con los valores de menor calidad es que, para hacer dinero gracias a ellos, suele ser necesario un muy buen timing: Comprar en el momento oportuno. Y vender en el momento oportuno”, recuerda el gestor. Pero este es un enfoque totalmente incompatible con su filosofía de inversión a largo plazo, que consiste en considerar la compra de una acción como una participación a largo plazo en una empresa. Por ello, el enfoque que favorecen es disminuir la ponderación de estos valores de fuerte crecimiento en la cartera (aunque sin salir completamente de ella) en beneficio de otros valores de calidad cuya cotización ha bajado o ya ha sufrido una corrección importante.

El fin de los bonos como fuente de rentabilidad

Esa visión la vemos reflejada en el reparto de la asignación de activos entre las cuatro clases que componen la cartera (Acciones/Bonos/Oro/Liquidez). Partiendo por la renta variable. Las acciones representaban a cierre de 2021 un 72,9% del fondo. Ese porcentaje está cerca del máximo del rango en el que puede moverse el gestor  (entre el 40 y el 90%). Y responde a una clara apuesta de Wagner por la renta variable.

La bolsa ha sido el principal contribuidor a la rentabilidad del fondo y la previsión del experto es que así se mantenga a largo plazo. Por ser más precisos, la posición está compuesta por títulos de calidad y perfiles complementarios combinados según el contexto de mercado (crecimiento secular, valoración atractiva, carácter defensivo). Esto se combinará con posiciones en efectivo, deuda pública a largo plazo y empresas auríferas para proteger la cartera durante los periodos más difíciles para la renta variable, explica Wagner.

En el espectro contrario tenemos la posición en renta fija. Como la asunción de riesgo se realiza a través de la cartera de renta variable, los bonos desempeñan un papel de diversificación y protección en la cartera, explica el gestor. Es decir, su exposición a la renta fija es defensiva (actualmente invertida en bonos del Tesoro estadounidenses a largo plazo) y no tiene como objetivo directo generar rentabilidad. De hecho, el peso de la renta fija ha ido cayendo en los últimos meses en previsión del contexto de subida progresiva de los tipos. Del 8,4% a finales de junio al 3,95% a finales de diciembre de 2021.

Estamos ante una nueva era para los bonos. “Las inversiones de renta fija se están volviendo cada vez menos interesantes y, por tanto, no se pueden percibir como vectores de rentabilidad”, sentencia Wagner. De hecho, el gestor reconoce se está planteando si podría ser oportuno considerar inversiones en renta variable en sectores defensivos que ofrecen dividendos atractivos (dividendos en crecimiento y sostenibles) como una alternativa a la deuda pública. Sin embargo, también es consciente de que esta estrategia implica un aumento de la volatilidad.

El papel del oro y la liquidez

Otra parte importante de la cartera se está jugando a través del oro y la liquidez. En cuanto al metal precioso, el oro continúa desempeñando un papel importante en la construcción de la cartera. De hecho, se ha actualizado la horquilla de lo que puede pesar a 10-15% debido a la posible nueva tendencia alcista del oro, en un contexto de tipos de interés reales bajos. Wagner ve el activo como inversión fiable en tiempos de inestabilidad monetaria y financiera y como protección contra el riesgo de inflación.

Y la exposición se juega a contracorriente, aumentando o disminuyendo el peso según descienda o suba el precio del oro. “Obtenemos un efecto palanca, respecto al precio del oro, invirtiendo en empresas auríferas y damos prioridad a las Royalty Companies, que se benefician de un modelo económico más sólido y de una mayor visibilidad de los flujos de caja”, detalla el gestor. 

La liquidez (efectivo y otros instrumentos monetarios) también está jugando un papel importante. A cierre del año pasado, Wagner mantenía un 10,72% en caja. Es un nivel elevado aún, pero hay que recordar que el récord histórico del fondo se tocó a finales de 2019, con un 32%. Desde entonces esa caja se ha usado para compras tácticas de renta variable.