La rentabilidad del fondo en lo que va de año es casi plana en un escenario en el que el complejo mercado de bonos emergentes se vio fuertemente golpeado, especialmente durante el primer trimestre.
La rentabilidad en lo que va de año del Epsilon Fund Emerging Bond Total Return, fondo de Eurizon con Sello FundsPeople en 2020, es casi plana en un escenario en el que el complejo mercado de bonos emergentes se vio fuertemente golpeado, especialmente durante el primer trimestre. El producto, tras una fuerte tendencia bajista en marzo, se ha recuperado prácticamente en casi su totalidad. “La naturaleza instrumental a corto plazo de la estrategia del fondo ha acelerado la recuperación. De hecho, los bonos que vencen en los siguientes 12 meses son los de mejor se han comportado en lo que va de año”, explica a FundsPeople Luca Sibani, gestor de la estrategia.
Se trata de un fondo de retorno total que centra su universo de inversión en el mercado de renta fija emergente de corta duración, principalmente de bonos con vencimientos a los 36 meses emitidos por gobiernos y empresas. El 80% es la cartera carry estratégica. El gestor compra y mantiene los activos en cartera de emisiones con grado de inversión en divisa extranjera (dólares o euros), siempre cubriéndolas a euros. El 20% restante es lo que denominan la cartera táctica oportunista, integrada por bonos en divisas locales con vencimientos que pueden ser superiores a los 36 meses, en la que juegan con posiciones largas o cortas en divisas y también en estrategias de valor relativo.
La cartera está muy diversificada. Solo invierte en instrumentos listados. A uno, tres y cinco años su volatilidad ha sido de menos del 2%. Aunque la exposición máxima por emisor podría alcanzar el 10%, ninguna emisión ha estado históricamente por encima del 5%. Desde su lanzamiento en 2008, el fondo no ha caído en ningún default. Su duración histórica media es de máxima un año y la TIR cubierta a euros se sitúa en el 3%. El fondo cuenta con un volumen de activos bajo gestión que ronda los 3.500 millones, de los que algo más de 100 millones son de inversores españoles. De ahí que la calificación de la que presuma sea la de Blockbuster.
En primer lugar, el gestor se enfrentó a la pandemia de la COVID-19 con un nivel de efectivo inusualmente elevado, de más del 12%. “La liquidez excepcional puso al fondo en una buena posición para hacer frente a las incesantes salidas de flujos durante la fase más crítica de la crisis. Posteriormente, en la segunda mitad de marzo, cuando la volatilidad y las presiones del mercado se calmaron, el fondo comenzó a perseguir activos o créditos "en dificultades" como los de Ucrania, Costa de Marfil y Nigeria, y a reconstruir la cesta de divisas emergentes fuertemente golpeada durante el mes de marzo”, revela.
A partir de ahora, Sibani considera que las oportunidades serán menos visibles que a principios del segundo trimestre. “En términos generales, la deuda emergente debería seguir alcanzando a otras clases de activos a medida que la emergencia sanitaria se normalice. Además, una recuperación económica cíclica es negativa para el dólar y por lo tanto positiva para las divisas emergentes".
“Hemos sufrido una crisis sin precedentes que se extiende por todo el mundo con consecuencias desconocidas para la salud pública y, sobre todo, para la economía. La respuesta de los legisladores fue excepcional, con medidas fiscales expansivas financiadas con inyecciones extraordinarias de dinero y liquidez. En este entorno, las economías emergentes son el punto más débil de la actividad mundial, teniendo que hacer frente en la mayoría de los casos a un sistema sanitario deficiente, a una red de seguridad social débil y a medidas de confinamiento ineficaces”, subraya.
En su opinión, el colapso de la economía y el aumento de los déficits fiscales es un contexto desagradable al que hay que hacer frente. “El deterioro de la métrica crediticia ha sido comunicado por las agencias de calificación que llevaron a cabo varios descensos para reflejar el cambio de las condiciones. Sin embargo, las inyecciones de liquidez sin precedentes impulsadas por los principales bancos centrales han revitalizado la búsqueda de rentabilidad de los participantes del mercado, impidiendo que los activos de los mercados emergentes se hundan aún más. Esto crea las premisas para que se produzca un extraordinario rebote hacia valores que pueden considerarse razonables”.
En esta situación, la futura apreciación de capital de los bonos emergentes debería producirse con mejores datos económicos o con una solución a la emergencia sanitaria, así como con más inyecciones de liquidez. A su entender, los riesgos están vinculados a la incertidumbre sobre la duración del período de infección. “Un segundo rebrote del virus conllevaría más incertidumbre, más volatilidad y mayores primas de riesgo. En este desafortunado caso, las economías emergentes, especialmente las más frágiles y endeudadas, podrían caer en un grave escenario de riesgo de impago”, concluye.