Update del Eurizon Fund Absolute Prudent: posicionamiento actual y un cambio de opinión sobre los tipos de interés

Luca Sibani
Foto: cedida por Eurizon Capital.

Si analizamos los últimos tres años, de 2019 a 2021, el Eurizon Fund Absolute Prudent ha conseguido una rentabilidad neta anualizada del 0,8% que está en línea con su objetivo de rentabilidad, el Barclays Euro T Bills Index en 1,20 puntos porcentuales. La volatilidad anual ex post ha sido del 1,5% y la ratio de Sharpe cercano al 0,8. “Lo más interesante es que, dada la dramática volatilidad durante la pandemia, la caída máxima observada en estos tres años ha sido del 1,96%, lo que confirma el enfoque conservador de la estrategia del fondo”, subraya a FundsPeople Luca Sibani, gestor del fondo.

El Eurizon Fund Absolute Prudent invierte fundamentalmente en bonos y en instrumentos del mercado monetario. “La estrategia se diferencia de la de otros productos de rentabilidad absoluta porque tiene una baja correlación con los mercados financieros. En particular, con los activos de riesgo”, explica. Actualmente, están posicionados para un escenario de riesgo de cola con posiciones cortas en los principales índices de renta variable europea y estadounidense. Al mismo tiempo, están largos en activos seguros a través de opciones de compra sobre bonos.

Recientemente, en el equipo han cambiado su opinión sobre los tipos de interés después de la gran retirada provocada por los temores a la inflación y la retórica agresiva de los bancos centrales. “A pesar de las elevadas tasas de inflación, las numerosas subidas que actualmente esperan los participantes en el mercado parecen excesivas, especialmente en la eurozona. El fondo ha adoptado ahora una exposición táctica del 10% al bund a 10 años, lo que eleva la duración total a 3,5 años”, revela.

Visión macro

Para Sibani, la economía mundial se enfrenta a los efectos inevitables de una larga y persistente expansión monetaria y fiscal que estalló tras la pandemia de 2020. “La elevada cifra de inflación que están experimentando las economías desarrolladas, tras décadas de tenues presiones sobre los precios al consumo, es también el resultado de los elevados precios de las materias primas y de los cuellos de botella en el proceso de fabricación que surgieron durante la pandemia, pero se espera que estas perturbaciones de la oferta reviertan a finales de año”.

Mientras tanto, los bancos centrales presionarán a los mercados acelerando el proceso de normalización. “Es decir, drenando la liquidez y subiendo los tipos de interés, con la intención de enfriar la economía y la inflación”, señala.

Hasta ahora, los mercados mundiales de bonos han sufrido el desplazamiento al alza de las curvas de tipos de interés. Lo han hecho para incorporar un ciclo de subidas rápidas. Y los valores growth han invertido algunas de las espectaculares subidas de los últimos años en favor de los value. Pero, a su juicio, el proceso de normalización de los bancos centrales es un experimento que se encuentra en sus primeras etapas y lleva implícito un alto riesgo de ejecución. “¿Qué pasaría si la economía mundial terminara en un escenario de aterrizaje forzoso, en lugar del aterrizaje suave que los inversores valoran actualmente?”, se pregunta.